Zaira es una joven que creció alejada de todo y todos, únicamente con la compañía de la mujer a la que considera su madre, pero a pesar de su aislamiento, Zaira siempre supo quién era y cuál era su propósito en la vida, y la joven está más que dispuesta a llevarlo a cabo.
Uniendo así su destino con los otros tres elegidos, Zaira deberá de derrotar al malvado dios Daotan, quién solo busca la destrucción del mundo, esta misión la llevara por un camino desconocido y lleno de peligros, un camino que no recorrerá sola, puesto que a su lado, lo quiera o no, estará un hombre que desde su nacimiento siempre supo que Zaira era su destino, y la ayudara aunque ella no lo desee.
Esta es la tercera historia de la tetralogía “Los 4 Guerreros de los Elementos”.
La primera historia es “El Guerrero de la Tierra”
Y la segunda historia es “La Guerrera del Aire”
NovelToon tiene autorización de Maria Guadalupe Vazquez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 8
ZAIRA
Me siento libre, aquí debajo del agua me siento libre, y lo mejor, es que puedo pasar el tiempo que quiera aquí, en mi lugar favorito, puesto que gracias a mis aletas, puedo respirar bajo el agua sin necesidad de hacer ningún hechizo, lo que significa que no gasto ni un poco de mi energía mágica, es magnífico.
- Zaira, la comida ya está lista, así que sal del agua – oigo que me grita mi madre, y yo, aunque con pesar, le hago caso y salgo del lago para encontrarme con mi madre.
Bueno ella en realidad no es mi madre, sino que es quien me rescato cuando tenía solo un año, la verdad no sé qué les paso a mis padres, puesto que yo era una bebe cuando me separe de ellos, y fue Jenna, quien me encontró, sola en la orilla de este mismo lago, y desde entonces cuido de mí, es por eso que para mí Jenna es y siempre será mi madre.
- Ya voy – le grito y corro hacia la cabaña donde vivimos.
Mi madre es en realidad la primera princesa del reino del agua, pero por culpa de su madre, y su padre, ella fue exiliada a este lugar, al cual, por azares del destino, llegue yo.
La verdad es que odio a los monarcas del agua, por haberle hecho esto a mi madre, es más odio a la familia real en general, todos son unas escorias, seres sin corazón, egoístas que solo piensan en sí mismos, bueno casi todos son así, el único que se salva es mi tío, quien hasta el final apoyo a mi madre, y con el que perdió contacto el día que aparecí yo.
Ninguna de las dos entiende por qué la botella encantada nunca regreso, mi madre le mando un mensaje a mi tío sobre mi llegada a este lugar, y nunca recibió una respuesta, yo una vez le insinué que tal vez mi tío la había traicionado, y bueno ese día me fui a mi cuarto sin cenar, mi madre le tiene una fe absoluta a mi tío, ella cofia en él más que en ninguna otra persona y si ella confía en él yo también.
Mi madre llegó a la conclusión de que si aún no ha venido por nosotras, es porque el desgraciado del rey Beck aún no le ha cedido la corona a mi tío, cosa que no suena tan loca, si ese hombre sigue siendo, siquiera la mitad de egocéntrico de lo que era cuando mi madre aún viva en el palacio, estoy seguro de que solo cederá la corona cuando esté muerto, lo que le complica mucho a mi tío venir por nosotras, sobre todo si tomamos en cuanta el odio irracional que parece tenerle a mi madre, por lo que por ahora lo único que nos queda es esperar.
La verdad es que no tengo mucha prisa por ir al reino del agua, puesto que aquí soy muy feliz, además de que mi madre es una verdadera, genio, por lo que no necesitó de nadie más que a ella, ella me ha enseñado todo lo que necesito para el futuro, desde política, modales, economía, …, bueno en resumen todo lo que necesito para ser reina, porque sí, mi madre nunca me oculto quien soy, soy Zaira Itsi, única hija de los duques Itsi, la gran pez Koi, y por ende la prometida del príncipe heredero, ósea, el sobrino de mi madre, de igual manera mi madre, me ha preparado en el arte de la guerra y la magia, y no es por resumir, pero soy muy buena, en conclusión, mi madre me ha preparado minuciosamente para llevar a cabo la misión que se me ha encomendado desde mucho antes de nacer.
- Estuvo delicioso – le digo a mi madre, mientras comienzo levantar los paltos de la mesa, como ella cocinó, a mí me toca lavar los platos.
- Zaira, deja eso, tenemos que hablar – me dice mi madre, a lo que yo dejo todo, no de muy buena gana, y la sigo hasta nuestra pequeña sala de estar, donde ambos tomamos asiento, una frente a la otra
Soy muy consciente de lo que mi madre quiere hablar, y no es un tema que sea mucho de mi agrado.
- Zaira, ya tienes 17 años, te he enseñado todo lo que sé, es momento de que te vayas, ya te he dado un mapa que te llevara a la capital del reino, seguramente, aún hoy, te siguen buscando, debes de regresar y tomar el lugar que te corresponde – me die mi madre, por milésima vez en los últimos dos años,
Desde que cumplí 15 años mi madre ha insistido que es el momento de irme, pero yo no quiero hacerlo, bueno, corrección, no puedo hacerlo, algo dentro de mí me dice que aún no es el momento, que debo esperar.
- Ma, te lo he dicho una y otra vez, aún no es el momento – le digo a mi madre
- Y ¿Cuándo será el momento?, llevas diciéndome lo mismo, dos años, Zaira, dos, y tu dichoso momento aún no ha llegado – me dice mi madre, un poco molesta.
- Ma, debes de creer en mí, y en mis instintos, no sé cuando llegara el momento, pero sé que lo hará, solo hay que ser pacientes – le digo, mientras me acerco a ella, y me siento a su lado.
- Confió en ti, mi pececita, pero… - comienza a hablar mi madre, pero la interrumpo.
- Entonces ya no hay más de que hablar, voy a terminar con los platos, después saldré a practicar un poco – le digo a mi madre, mientras me levanto, le doy un beso en la mejilla y me dirijo a nuestra pequeña cocina para terminar de limpiar.
Una vez termino, tal y como le dije a mi madre, salgo hacia el bosque para entrenar mi magia y mis habilidades de batalla, práctico durante un par de horas, antes de volver al lago para asearme, y una vez estoy lista, me dirigió a mi habitación y me recuesto en mi cama, pero la verdad no tengo nada de sueño, la conversación con mi madre vuelve a mí, y no puedo evitar sentir que el momento de irme se acerca, y la verdad no quiero irme, y no porque le huya a mis responsabilidades ni nada por el estilo, la verdad estoy honrada por la confianza que ha puesto el dios Kaayo en mí, sino porque no quiero dejar a mi madre sola, por lo que deseo con todo mi corazón que el momento llegue el día que mi madre pueda ir conmigo.