En los barrios tranquilos y misteriosos de Seúl, una chica llamada Jiwoo ha pasado su vida observando desde las sombras. Jiwoo siempre ha sido reservada, pero esconde algo más que timidez. Un incidente oscuro y olvidado en su adolescencia que moldeó su obsesión por los secretos de los demás.
El regreso de Hyunwoo, su vecino de la infancia, despierta en ella una curiosidad peligrosa. Años atrás, Hyunwoo desapareció abruptamente tras un escándalo que sacudió al vecindario, y su reaparición está rodeada de rumores y silencio. Algo en su mirada parece llevar el peso de un pasado más oscuro del que Jiwoo imaginaba.
Guiada por su instinto obsesivo y un deseo inexplicable, Jiwoo comienza a seguirlo, adentrándose en un mundo de crimen, mentiras y un trastorno psicológico que ha permanecido latente en ambos. Mientras Jiwoo se acerca a la verdad, también empieza a descubrir más sobre sí misma, desenterrando recuerdos reprimidos y enfrentando su propia sombra.
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La sombra tras la cámara
Jiwoo no podía dejar de mirar la foto. La imagen no tenía sentido. Era solo un destello borroso, pero la figura detrás de Hyunwoo era demasiado real para ser una ilusión. Parecía un hombre, alto y delgado, envuelto en una especie de abrigo oscuro. Su rostro estaba parcialmente cubierto por la sombra de los árboles, pero sus ojos... sus ojos brillaban como si estuvieran iluminados desde dentro.
Intentó tranquilizarse, convencerse de que era un efecto de la cámara, un reflejo accidental. Pero una parte de ella sabía que no era así. Esa figura no estaba allí cuando ella miró directamente. Y, sin embargo, la cámara la había captado.
La ansiedad crecía en su pecho mientras revisaba la imagen una y otra vez, buscando una explicación. Al final, decidió hacer lo único que podía: enfrentarse a Hyunwoo.
Al día siguiente, Jiwoo esperó fuera de la casa de los Hyun. Sabía que era un riesgo, pero no podía quedarse con las preguntas atormentándola. Cerca del mediodía, Hyunwoo salió, vestido con ropa sencilla y un gorro que cubría parcialmente su rostro.
—Hyunwoo —dijo Jiwoo, su voz temblorosa pero firme.
Él se detuvo, sorprendido al verla allí. Luego, su expresión se endureció.
—¿Qué quieres?
Jiwoo sostuvo la cámara, como si fuera un escudo.
—Quiero saber qué estaba pasando anoche. En el bosque.
Hyunwoo la miró fijamente, como si estuviera evaluando si podía confiar en ella. Finalmente, suspiró y se acercó un paso.
—No tienes idea de lo que estás haciendo, Jiwoo. Lo que viste... no es asunto tuyo.
—Lo era cuando me encontré con esto. —Jiwoo encendió la cámara y le mostró la foto de la figura detrás de él.
Hyunwoo se quedó inmóvil, sus ojos clavados en la pantalla. Por un momento, Jiwoo pensó que estaba tan sorprendido como ella. Pero luego, su expresión cambió. Ya no había sorpresa en su rostro, solo una especie de resignación.
—Escucha, lo que crees que sabes... olvídalo. Por tu propio bien.
—¿Quién era? —insistió Jiwoo.
Hyunwoo negó con la cabeza.
—No importa. Solo aléjate de esto.
Antes de que Jiwoo pudiera responder, él se dio la vuelta y se alejó, dejándola allí con más preguntas que respuestas.
Esa noche, Jiwoo no pudo dormir. Las imágenes del bosque, la figura en la foto, las palabras de Hyunwoo, todo se mezclaba en su mente, formando un torbellino que no podía controlar.
Decidió buscar en su caja de recuerdos, una colección de objetos y notas que había guardado desde niña. En el fondo, encontró algo que no había visto en años: un dibujo.
Era un boceto hecho por ella misma cuando tenía doce años, después de la noche en el bosque. Mostraba una figura similar a la de la foto, con los mismos ojos brillantes y el mismo abrigo oscuro. Pero lo más inquietante era que había algo más en el dibujo: un segundo rostro, apenas visible entre las sombras.
Jiwoo sintió un nudo en el estómago. ¿Por qué había dibujado eso? ¿Qué estaba recordando?
Mientras intentaba procesar todo, su teléfono sonó. Miró la pantalla; era un número desconocido. Dudó antes de contestar.
—¿Jiwoo? —La voz era baja y apenas audible.
—¿Quién habla?
—Escucha con atención. No confíes en él.
—¿De qué estás hablando? ¿Quién eres?
La línea se cortó antes de que pudiera obtener una respuesta. Jiwoo miró el teléfono, su mente dando vueltas. ¿A quién se refería? ¿Hyunwoo? ¿O a alguien más?
El bosque llama de nuevo
Esa misma noche, Jiwoo se encontró caminando hacia el bosque sin saber exactamente por qué. Era como si algo la estuviera empujando, una fuerza que no podía resistir. Llevaba su cámara consigo, aunque no estaba segura de qué esperaba encontrar.
El aire era frío y pesado, el silencio absoluto. Pero mientras avanzaba, comenzó a escuchar algo: un susurro, suave y persistente.
Se detuvo, apuntando con la cámara hacia la dirección del sonido. A través del lente, pudo ver una figura en la distancia. Era Hyunwoo, de pie junto a un árbol, mirando algo en el suelo.
Jiwoo no pudo evitar levantar la cámara y tomar una foto. El clic del obturador pareció romper el hechizo del momento, porque Hyunwoo levantó la cabeza y la vio.
—Jiwoo —dijo, su voz apenas un susurro.
Antes de que pudiera decir algo más, una sombra se movió detrás de él.