soy un hombre del siglo XVII que oculta el hecho de que somos sexual para no ser encarcelado o asesinado, sin embargo, mientras voy por la calle veo una hermosa librería a la cual entro para buscar un libro, pero mientras estoy en mi búsqueda veo algo extraño en los estantes, meto mi mano y de la nada soy jalado a un mundo extraño el cual se parece mucho a lo que había leído sobre la china antigua, luego de levantarme y sacudirme un poco el polvo, un hombre llega en su caballo y de la nada pone su espada en mi cuello.
¿ Quién es este hombre?
¿ porque me apunta?
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Nueva ciudad
Después de vender todo me alcanzaba para al menos cinco meses, pero ya que yo quería ser un poco más independiente compré un carruaje que encontré barato y gasté un cuarto del dinero, cuando ya tenía el carruaje puse a mi bebé en mi pecho y late con un trozo de tela a mí luego me dispuse a conducir el carruaje yo mismo hasta la siguiente ciudad, mientras iba camino a la ciudad, a eso de las 3 de la tarde me encontré con un niño que estaba a punto de morir así que paré el carruaje porque me conmovió y le di algo de comida y un poco de agua, después cuando él recobró el sentido le pregunté:
- pequeño donde están tus padres?
Él con una mirada triste me respondió:
- no tengo padres, ellos fueron asesinados hace ya mucho tiempo y yo he estado vagando por las calles desde entonces.
yo sabía que iba a ser un poco difícil criar a otro niño y más aún sabiendo que no tenía mucho dinero sin embargo aquel pequeño también podía hacerme de utilidad así que con una voz amable le dije:
- te parece si hacemos un trato?
- Qué clase de trato?
- en este momento estoy yendo hacia la ciudad y me encuentro solo con mi hija por lo que me es difícil cuidarla si con guio el carruaje, por tanto, me gustaría ofrecerte el siguiente trato, tú conduces el carruaje y a cambio yo te doy un techo donde te puedes cubrir de la lluvia y del sol, además de eso también te daré comida.
Él sonrió y de inmediato me respondió:
- si, si acepto.
Luego de que nos pusimos de acuerdo ayudé a levantar aquel niño luego me subí al carruaje, él subió después de mí y tomó las riendas de los caballos, yo le expliqué lo que debía hacer y estuve acompañándolo en todo momento, sin embargo, cuando mi hija se despertó tuve que adentrarme en el carruaje para alimentarla y cambiarla, por lo tanto, dejé solo al niño para que dirigiera el carruaje, cuando terminé con mi labor salí nuevamente para ver si había podido guiar a los caballos él solo, al ver dónde íbamos me asombré, ya que no había pasado más de 30 minutos y habíamos avanzado mucho lo cual me alegro y le di las gracias a que al niño quién me respondió
- no tiene nada que agradecerme señor esta es mi labor a cambio de todo lo que usted me brindará, así que puede estar tranquilo y relajado que yo guiaré a los caballos bien y evitaré los lugares donde hay ladrones, ya que yo conozco todo este lugar como la palma de mi mano.
Al escuchar a un niño tan pequeño alardear de su conocimiento sobre todas esas una boscosa me sentí triste, pero a la vez un poco orgulloso de él, ya que a su corta edad había sido capaz de sobrevivir, así que por un impulso lo abracé de manera maternal y le dije:
- ha sufrido mucho pequeño, pero te aseguro que ahora todo cambiará y Haré todo lo posible para que puedas ser feliz y crecer como un hombre de bien.
Él sonrió y siguió conduciendo el carruaje mientras que yo cuidaba de mi bebé, el llegar a la siguiente ciudad nos tomó cuatro días enteros en los cuales en las noches parábamos el carruaje a una orilla del camino y los tres dormíamos al interior, en la mañana yo enviaba al pequeño a que trajera agua para el camino y pescara, él obedientemente iba todas las mañanas y siempre traía al menos dos pescados y el recipiente que había comprado antes lleno de agua, mientras él iba a pescar yo encendía el fuego y preparaba todo para asar los pescados, cuando él regresaba yo lo limpiaba y arreglaba para luego ponerlos en un trozo de palo a forma de pincho y los asaba lentamente en el fuego después los dos comíamos y cuando estábamos saciados emprendíamos nuevamente el viaje.
Cuando llegamos a la siguiente ciudad lo primero que hice fue comprar algunos materiales para hacer jabones, ya que cuando vivía en Inglaterra esa era mi pasión además de ser abogado, luego de tener todo lo necesario nos fuimos a comprar una casa muy humilde y ya después de eso me quedé con apenas unos taels de plata.