León es un reconocido diseñador de modas, famoso por su elegancia y su estilo impecable, un hombre dandi que vive rodeado de lujo y sofisticación. Su reputación como un hombre delicado y perfeccionista lo ha llevado a ser considerado gay .
Todo cambia cuando Sophia, una joven asistente recién llegada, entra en su vida , que cautiva a León de una manera que jamás había experimentado. Aunque ella parece un "bombón " su encanto va más allá de lo físico, y su aura de frescura e ingenuidad pone a León al borde de la desesperación.
A medida que trabajan juntos, la tensión entre ambos crece, una mezcla de deseo reprimido y una conexión que desafía las expectativas de ambos.
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Capítulo 14 : La Visita de Mamá
Sophia estaba organizando unos documentos en el salón cuando el timbre sonó. Emperatriz, como siempre, fue la primera en reaccionar, maullando con autoridad desde su lugar favorito en el sofá.
—Ya voy, ya voy —dijo Sophia, mientras se dirigía a la puerta.
Al abrir, se encontró con una mujer de cabello perfectamente peinado, vestida con un elegante conjunto y cargando un bolso que probablemente costaba más que todo su guardarropa. Antes de que Sophia pudiera decir algo, la mujer la miró de arriba abajo, sus ojos se iluminaron y lanzó un grito que hizo que Emperatriz saltara del sofá.
—¡Por fin! ¡Mi hijo vive con una mujer! —exclamó la mujer, llevándose las manos al pecho como si acabara de presenciar un milagro.
—¿Disculpe? —preguntó Sophia, confundida.
Sin esperar una invitación, la mujer entró, agarrando a Sophia por los hombros y llevándola hacia el sofá.
—¡Tantos años de sufrimiento! Pensé que León jamás me daría nietos. ¡Ya había aceptado la idea de que mi hijo era gay! —dijo, sentándose y tirando su bolso a un lado con dramatismo.
Sophia intentó hablar, pero la mujer seguía con su discurso.
—¿Sabes cuánto he tenido que soportar? Todas mis amigas presumiendo de sus nietos mientras yo tenía que escuchar a León decir que no tenía tiempo para esas cosas porque estaba ocupado diseñando. ¡Se cree el último Versace en este mundo!
—Señora, creo que hay un malentendido... —intentó decir Sophia, pero la mujer no le prestó atención.
—¡No importa! Ahora estás aquí, viviendo con él. Eso significa que lo has soportado, y créeme, querida, eso ya es un logro.
En ese momento, León bajó las escaleras, impecable como siempre, con una camisa blanca perfectamente planchada y un chaleco gris. Al ver a su madre, se detuvo en seco.
—Madre, ¿qué haces aquí?
—¡Estoy celebrando, León! Por fin me vas a dar nietos —dijo, señalando a Sophia con entusiasmo.
León frunció el ceño y cruzó los brazos.
—Madre, Sophia es mi asistente.
—¡Claro que sí, asistente! Eres tan inteligente. En lugar de tener encuentros en la oficina, te la llevaste a vivir contigo para estar con ella en una cama y no en una mesa.
Sophia sintió que su cara se encendía como un semáforo.
—¡No, no es así! —exclamó, nerviosa, mientras agitaba las manos.
León suspiró, pasándose una mano por el cabello.
—Madre, por favor, no digas esas cosas. Sophia es mi asistente, nada más.
La mujer lo miró con escepticismo, como si no creyera una sola palabra.
—León, querido, no tienes que mentirme. Si estás enamorado, simplemente dilo. Además, ¿quién podría culparte? Sophia es un encanto.
Sophia, aún sonrojada, miró a León en busca de ayuda.
—Madre, te lo repito: Sophia es mi asistente. Y, si me disculpas, creo que estás avergonzándola.
La madre de León suspiró dramáticamente, levantándose del sofá.
—Está bien, está bien. Pero te lo advierto, León. Si no me das nietos pronto, empezaré a buscarte una novia yo misma.
León rodó los ojos mientras su madre lo abrazaba y luego se dirigía a la puerta. Antes de salir, se volvió hacia Sophia y le guiñó un ojo.
—Querida, no te preocupes. Si logras aguantar a León, te consideraré oficialmente parte de la familia.
Cuando la puerta finalmente se cerró, Sophia dejó escapar un suspiro de alivio y se dejó caer en el sofá.
—Tu madre es... intensa.
León se sentó junto a ella, acariciando a Emperatriz, que había vuelto a su lugar.
—No tienes idea.