Cuatro Estaciones Para Nuestro Amor

Después de unos minutos Carlos rompió aquel silencio.

_ Que bonita te ves, no me digas que te arreglaste así solo para una entrevista?

_ Quise dar la mejor impresión, cree usted que exageré?

_ Creo que eres hermosa e inteligente, no se puede pedir más... Aprovechemos el esmero en tu arreglo, me aceptas una invitación a cenar?

_ Invitación a cenar? Bueno es que yo solo venía a la entrevista, no sé si sea correcto salir a cenar con alguien que ya trabaja aquí.

_ Te aseguro que no es nada incorrecto, dijo el con una sonrisa, de hecho si no hubieses venido tú, yo habría vuelto a tu casa para hacerte la invitación, por favor no me digas que no.

Carlos tomó con delicadeza la mano de Sara, tratando de convencerla y cuidando su reacción, el mismo sabía que su petición era muy rápida, pero no podía evitar el deseo de estar cerca de ella para que ella lo empezará a conocer.

_ Ella miró la mano de Carlos envolviendo la suya y sintió como la adrenalina corrió por sus venas, no era miedo, el sentimiento que experimento fue de gozo, una sensación de amor que nunca antes había sentido, esto la hizo sonreír para él, y con esa sonrisa Carlos quedó todavía más prendido a esa chica, para él también la sensación de cercanía a ella fue placentera, ni el mismo entendía por qué deseaba tanto protegerla y cuidarla.

_ Está bien señor Douglas, acepto salir a cenar con usted, dijo de manera tímida y mirando hacia abajo.

Con sus dedos, Carlos le levanto la cara, esto la hizo sentir un nuevo choque eléctrico, ni ella misma sabía por qué le gustaba tanto a su cuerpo el contacto con Carlos, él por su parte buscaba tocarla sin hacerla sentir incómoda, buscaba que ella también lo disfrutará y trasmitirle confianza.

_ No deberías bajar tu rostro, no debes avergonzarte ante nadie. Después de decirle esto, se levantó de la mesa y ofreció su brazo para que ella también lo hiciera, _ Te voy a llevar a un lugar muy bonito que está cerca de aquí, estoy seguro que te va a gustar.

_ Está bien, solo que no puedo llegar muy tarde a mi casa, mañana tengo que entregar una tarea importante que aún no he terminado, así que solo estaremos un momento.

_ Cuando tú digas te devuelvo a tu casa, en ese momento saco una de las flores del arreglo de la mesa y se la entrego dulcemente, Sara no podía dejar de sentirse atraída y fascinada con cada detalle que tenía con ella.

Y es que en el mundo de Sara, todos los hombres son groseros, agresivos, vulgares y patanes, para ella, conocer a alguien como Carlos, fue conocer al único hombre capaz de ser amable con ella, de él no salía ninguna ofensa ni mucho menos alguna grosería, quizá por eso sentía gusto por compartir con el algunas palabras, también pensó que por eso sus manos no le daban miedo, pensó que sus manos no sabían agredir, solo demostrar ternura y eso la cautivo.