"En medio de una bulliciosa ciudad, donde el susurro de personas apresuradas y luces parpadeantes, el tiempo parecía desvanecerse para dos almas destinadas a encontrarse sin saberlo. Ella, una joven hermosa de mirada perdida, llevaba sobre sus hombros el peso de un pasado difícil. Él, un hombre inteligente, magnate de los negocios, caminaba por las calles escondiendo un dolor profundo teniendo la certeza de que su vida cambiaría de manera inesperada".
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Capitulo VIII Ella te necesita
Claro, aquí tienes la corrección del texto:
"La actitud de Aurora había llamado la atención de Sebastián, así que decidió llamar a su amigo Ismael, ella necesitaba ayuda urgente.
"Aquí me tienes, ¿para qué soy bueno?", preguntó Ismael mirando fijamente a Sebastián.
"Necesito tu ayuda, Aurora está muy extraña. Desde que despertó está como ida y solo reacciona cuando cree que estoy dando una orden", explicó Sebastián.
"Eso está muy raro. Me gustaría hablar con ella", pidió Ismael.
"Ya le pido que venga", Sebastián se levantó y fue en busca de Aurora, quien se encontraba en su habitación. Ella solo salía cuando era la hora de la comida o cuando Sebastián se lo pedía.
"Aurora, ven, tenemos visita", pidió Sebastián amablemente.
"Sí, señor, ¿necesita que me porte como su esposa?", Aurora parecía un robot programado para complacer a los demás. Sus gestos, su actitud, hasta su forma de hablar se asemejaban a los de una máquina.
"Solo necesito que seas tú misma. Deja de portarte así", pidió Sebastián con desesperación.
"Lo siento, señor. ¿Cuál será mi castigo por desobedecer?", preguntó Aurora tranquila y sin expresión.
"¿De qué hablas? Yo no te voy a castigar", respondió Sebastián confundido.
Sin perder más tiempo, llevó a Aurora con Ismael. La conversación de hace unos minutos se tornó muy extraña.
"Hola Aurora, ¿cómo te has sentido?", saludó Ismael amablemente.
Aurora no contestó nada; ella simplemente se quedó mirando el piso.
"Aurora, te están saludando. Responde por favor", pidió Sebastián.
"Buenos días, señor. He estado bien, gracias por preguntar", respondió Aurora.
Después de una breve conversación entre Aurora e Ismael, Sebastián le pidió a su esposa que fuera a su habitación. Él no quería que ella escuchara lo que ellos tenían que hablar.
"¿Te das cuenta? A ella le pasa algo. Es como si estuviera desconectada de la realidad", comentó Sebastián preocupado.
"La voy a remitir con un psicólogo amigo mío. Desde mi punto de vista, ella solo se está defendiendo del entorno", explicó Ismael intrigado por la condición de Aurora.
"Gracias, amigo. Sé que puedo confiar en ti y esta situación no saldrá a la luz", dijo Sebastián.
"Así es. Igual la persona a la que te voy a recomendar es de mi confianza. Solo espero que pueda ayudar a Aurora; ella es una buena chica", manifestó Ismael pensativo.
"Apenas la conoces, ¿cómo sabes que es buena?", preguntó Sebastián confundido.
"Las buenas personas se reconocen a simple vista; esa niña ha sufrido demasiado en la vida, pero su aura sigue siendo pura", Ismael tenía un sexto sentido para las personas buenas y estaba seguro de que Aurora era una de ellas.
Al día siguiente, Sebastián llevó a su esposa al doctor que le había recomendado Ismael. Este era un hombre mayor, muy amable y de buen porte.
"Buenos días. Soy el doctor Luciano Beltrán, psicólogo especialista en trastornos postraumático", el doctor se presentó formalmente.
"Buenos días, doctor. Soy Sebastián Santos, amigo del Dr. Ismael; y ella es mi esposa Aurora de Santos", Luciano se quedó mirando a Aurora quien tenía la mirada perdida y fija en un punto."
"Hola, Aurora", saludo el doctor.
Aurora permaneció en silencio mirando fijamente.
"Aurora el doctor te está saludando, responde por favor", dijo Sebastián, él quería que el doctor viera la manera de actuar de su esposa.
"Hola, doctor, un placer conocerlo", respondió Aurora en automático y con una sonrisa fingida.
Luciano miró a Aurora con curiosidad, era obvio que la joven había sido programada para responder amablemente y solo si se le daba la instrucción, solo un par de veces en la vida el doctor había visto un caso así.
"Aurora, necesito hablar a solas con el doctor, puedes por favor esperarme sentada afuera", indico Sebastián amablemente.
"Sí, señor", respondió la joven levantándose y saliendo del consultorio.
Una vez quedaron solos, Sebastián y el doctor empezaron a hablar sobre el caso de Aurora.
"¿Qué piensa, doctor?", pregunto Sebastián preocupado.
Sebastian se quedó en silencio por unos segundos, el estaba apenado por lo ocurrido el día de su boda, pero no le quedó de otra que contar todo lo ocurrido ese día, el doctor estaba sorprendido ante la revelación de aquel hombre, era algo insólito que en este siglo todavía existan familias que obliguen a sus hijos a casarse.
"Es muy triste su historia, pero ahora necesitamos ayudar a la joven, te pregunto, ¿estás de acuerdo en ayudar a Aurora a recuperarse?", el doctor era muy directo, él no necesitaba piedras en el camino, si Sebastián se iba a quedar era para ayudar a su esposa.
Sebastian se quedó pensando, era una decisión muy díficil, el no sentía nada por su esposa, él ni la conocía, pero de cierta forma tenía algo de culpa de que su condición empeorará, así que por culpa acepto ayudar a Aurora.
El doctor llamó a Aurora para empezar a trabajar con ella, mientras más rápido empezará más rápido podría sacarla de ese estado en el que se encontraba sumergida. Sebastián esperaría fuera del consultorio, por ahora lo mejor era trabajarla con ella a solas.
Una hora después el doctor pidió a Sebastián entrar al consultorio, ya había hablado con Aurora, en el rostro de Luciano se reflejaba una gran pena por todo lo que la joven había pasado, sacarla de ese estado no sería nada fácil.
"Tal como lo imaginé, Aurora ha pasado por un gran trauma, aún no ha dicho lo que le hicieron, pero estoy seguro de que sufrió torturas", explico el doctor.
"He visto marcas de quemaduras y latigazos en su espalda, mxxxxxxxxx quién pudo ser tan cruel", Sebastián se levantó de su silla molesto.
"No es hora de perder la compostura, ahora debemos ayudar a tu esposa, ella te necesita", indico el doctor.
"¿Qué tengo que hacer para ayudarla?", pregunto Sebastián preocupado.
"Empecemos por no hacerla sentir una máquina, tratarla con amor y sobre todo hacerla ver que ella es amada", sugirió el doctor.
"Haré todo lo posible por cuidar de Aurora, gracias doctor", Sebastián agradeció al doctor con un apretón de manos y salió en busca de su esposa.
Sebastián estaba abatido por lo que el doctor le acababa de decir, quien en su sano juicio podía lastimar de esa manera a una persona, los sentimientos de Sebastián eran un lío total, el dolor, la tristeza, la angustia por no saber que había pasado realmente con Aurora lo estaba consumiendo.