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El Horizonte De Nosotros

El Horizonte De Nosotros

Status: En proceso
Genre:Amor prohibido / Padre soltero / Maestro-estudiante / Amor eterno
Popularitas:2.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Joél Caceres

El Horizonte de Nosotros es una cautivadora historia que explora las complejidades del amor y la identidad. Chris, un joven profesor de cosmología, vive atrapado en un conflicto interno: su homosexualidad reprimida choca con los rígidos prejuicios impuestos por sus creencias religiosas. Su vida dará un giro inesperado cuando conozca a Adrián, un hombre carismático y extrovertido que, a pesar de ser padre de un niño pequeño, descubre en Chris algo que lo atrae profundamente.

En este encuentro de mundos opuestos, ambos se verán enfrentados a sus propios miedos y deseos. ¿Podrá Chris superar sus barreras internas y abrirse al amor que le ofrece Adrián, o será consumido por la culpa y la autonegación, conduciendo a su autodestrucción?

NovelToon tiene autorización de Joél Caceres para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Misericordia quiero y no sacrifcios

Los meses pasaron, y la casa de la abuela se convirtió en un verdadero hogar para Chris. Las mañanas comenzaban con el aroma del café recién hecho y las conversaciones tranquilas en la cocina. Su abuela tenía una forma especial de escuchar, de aconsejar sin juzgar, de amar sin condiciones. Poco a poco, las heridas fueron cicatrizando.

Sus éxitos en la facultad le daban un nuevo sentido de propósito. Cada logro académico era celebrado con galletas caseras y palabras de orgullo de su abuela.

Un día, mientras miraba los mensajes en su celular, Chris encontró el mensaje del pastor que había estado evitando durante semanas. Con manos temblorosas, finalmente se atevió a abrirla, preparándose para lo peor. Sus ojos recorrieron las líneas una y otra vez, casi sin poder creer lo que leía. No había condenación, no había juicios. Solo una simple invitación a volver a la iglesia cuando se sintiera listo. "Las puertas están abiertas", decía la carta, "y siempre serás bienvenido en la casa de Dios."

Mientras tanto, en la iglesia, su madre mantenía su rutina dominical impecable. Ese domingo en particular, se sentó en su lugar habitual, la Biblia firmemente sostenida en sus manos. El pastor comenzó su sermón sobre el buen samaritano, pero algo era diferente.

"Imaginemos esta historia en nuestro tiempo," comenzó el pastor. "Un hombre herido en la calle. Pasa un respetado líder religioso, muy ocupado con sus deberes en el templo. Pasa otro, preocupado por mantener su imagen de piedad. Pero quien se detiene es alguien que la sociedad desprecia, alguien que muchos considerarían indigno."

La madre de Chris se removió incómoda en su asiento. Cada palabra parecía dirigida directamente a ella.

"¿Quién demostró verdadero amor?" continuó el pastor. "No fueron los que se consideraban demasiado santos para ensuciarse las manos. Fue quien vio más allá de los prejuicios, quien mostró misericordia. La verdadera religión no está en juzgar si alguien es un borracho, una prostituta, o un drogadicto. Está en ver en cada persona a un hijo, un hermano, un ser amado por Dios."

Las palabras golpearon profundo en el corazón de la madre de Chris. Se vio a sí misma en aquellos que pasaron de largo, demasiado preocupados por su propia rectitud para mostrar compasión. Y vio a la abuela de Chris, a quien había criticado por "apoyar el pecado", en el papel del samaritano, extendiendo amor y refugio cuando ella misma había cerrado la puerta.

Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas mientras la verdad la golpeaba: había fallado no en mantener las reglas, sino en mostrar el amor que esas reglas debían inspirar. Su hijo herido había encontrado refugio no en sus oraciones rigurosas o su estricta moral, sino en los brazos amorosos de su abuela, quien como el samaritano, había elegido amar sin condiciones.

Después de que la congregación se retiró, la madre de Chris permaneció sentada, esperando que el pastor terminara de despedir a los últimos feligreses. Con pasos titubeantes se acercó a él, sus manos aferrando nerviosamente su bolso.

"Pastor, ¿podemos hablar?"

En la oficina del pastor, las palabras salieron como un torrente contenido por demasiado tiempo. "Eché a mi hijo de casa," confesó, su voz quebrándose. "Creí que estaba haciendo lo correcto, que era lo que Dios quería..."

El pastor la observó en silencio mientras extraía una Biblia de su escritorio y la abría en una página específica. Con suavidad, señaló un versículo subrayado: "Misericordia quiero y no holocaustos."

"Léelo y reflexiona," dijo suavemente. Luego, su voz se tornó más seria. "¿Has pensado qué hubiera pasado si Chris no tuviera a su abuela?"

La madre de Chris levantó la mirada, confundida.

"Tu hijo, un joven atractivo, vulnerable, rechazado por su familia... ¿sabes cuántos terminan en las drogas buscando escape? ¿Cuántos caen en la prostitución por desesperación? Hay redes de trata de personas que buscan específicamente jóvenes en situación de calle, rechazados por sus familias. ¿Entiendes la magnitud de lo que pudo haber pasado?"

El color abandonó el rostro de la madre de Chris. Las imágenes que las palabras del pastor evocaban la golpearon como bofetadas. Su hijo, su Chris, su niño que había criado con tanto cuidado...

"Gracias a Dios, tu hijo tenía a su abuela," continuó el pastor. "Pero muchos otros no tienen esa bendición. La misericordia que Dios nos pide no es opcional. No es un adorno de nuestra fe. Es la esencia misma del evangelio."

Las lágrimas corrían libremente por el rostro de la madre de Chris mientras sostenía la Biblia entre sus manos temblorosas. "Misericordia quiero y no holocaustos." Las palabras parecían brillar en la página, como si las viera por primera vez.

"Dios no quiere tus sacrificios perfectos si no hay amor en tu corazón," concluyó el pastor suavemente. "No quiere tu asistencia perfecta a la iglesia si niegas la misericordia a tu propio hijo. La verdadera adoración comienza con el amor."

El peso de la realización la doblegó. No solo había fallado como madre; había malinterpretado completamente el corazón de Dios. Sus "sacrificios" de piedad habían sido como los holocaustos que Dios rechazaba, mientras que su suegra había mostrado la misericordia que Él realmente deseaba.

Salió de la oficina del pastor con pasos pesados pero con una nueva claridad. El mensaje que había enviado a Chris ahora tenía un peso diferente. No solo necesitaba hablar con él; necesitaba aprender de nuevo a ser madre, esta vez con misericordia.

La pantalla del teléfono brillaba con el mensaje de su madre:

"Hijo, ¿podemos hablar?"

Chris miró fijamente las palabras, sintiendo cómo su corazón se aceleraba y sus manos comenzaban a temblar. Una avalancha de recuerdos lo golpeó: la mirada de desprecio en el rostro de su madre aquella noche, sus palabras hirientes, el frío de la calle, el sonido de la puerta cerrándose tras él.

Su dedo se movió sobre la pantalla, las opciones de "Responder" y "Bloquear" parecían palpitar frente a sus ojos. Su abuela, que estaba tejiendo en su sillón favorito, notó su inquietud.

"¿Todo bien, mi niño?"

Chris no respondió inmediatamente. Las lágrimas comenzaban a nublar su visión. Después de todo este tiempo, después de todas las noches de llanto, de los mensajes sin respuesta ... ¿ahora quería hablar?

"Es mamá," susurró finalmente. "Quiere que hablemos."

Su abuela dejó su tejido y lo miró con esos ojos sabios que tanto consuelo le habían dado estos meses. Pero antes de que pudiera decir algo, Chris presionó "Bloquear".

"No estoy listo," dijo, su voz quebrándose. "No puedo. Las heridas... son demasiado profundas."

Su abuela se levantó y lo abrazó en silencio. No había juicios en ese abrazo, no había presión para perdonar, solo comprensión y amor incondicional.

"El perdón tiene su propio tiempo, mi amor," susurró ella. "Y está bien si ese tiempo no es ahora."

Chris asintió, las lágrimas mojando el hombro de su abuela.

1
Juan Silvestre Fernando Ramirez
El personaje Chris me inspiré en un chico que vi en un Bus, estaba tan absorto en sus propios pensamientos que me pareció interesante.
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎
Ay chiquito.
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎: Bueno, si. Pero pobrecito. 😔
Juan Silvestre Fernando Ramirez: jaja, tiene la culpa de hacerlo esperar tanto
total 3 replies
•CESSALIE•
Bueno
Flor Romero
Chris se un poco más fuerte por favor, la gente abusa de los débiles, deja esos miedosporfavor
Juan Silvestre Fernando Ramirez: Siii, tienes razón
total 1 replies
Juan Silvestre Fernando Ramirez
este capítulo muestra la importancia de la abuela en la vida de Chris, él en esta etapa de la historia es muy temeroso, si te fijas no hay mejores amigos, así que si no interactúan tanto es la culpa de él.
Flor Romero
no interactúan casi los prota, por que?
Juan Silvestre Fernando Ramirez
jaja, porque es temporal ese trabajo,, es joven, en el capítulo la segunda ley de la termodinámica,, ahí se mete al concurso para ser titular.
Flor Romero
por que si es profesor de universidad vive tan pobremente, coordino.
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎
Más real imposible.
Ame.
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎: Wow, fascinante. Me encanta, los incorporas muy bien en la novela.
Juan Silvestre Fernando Ramirez: jaja, me inspiro en hechos reales.
total 2 replies
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎
Tú novela es muy atrapante.
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎: Realmente no es nada, muchas gracias a tí por escribir una hermosa obra de arte.
Juan Silvestre Fernando Ramirez: ,Gracias por tu apoyo, me motiva a seguir escribiendo.
total 2 replies
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎
Wow, muy buen capítulo. ✨
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