Ella solo quiere terminar sus estudios y cubrir todas las deudas de su padre.
Él la desea y hará hasta lo imposible por tenerla.
Un contrato, una historia y rosas amarillas que marcaran el principio de un nuevo capitulo para ambos.
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Poema
-Lo lamento- la voz temblorosa de Alma resonó en el estudio, el rostro sin expresión, observándola desde el marco de la puerta, deslizo un frío desde su cabeza hasta sus pies.
-Solo buscaba un libro y cayó al suelo- levanto el cuaderno en sus manos, y su mirada se mostró tan inocente. El corazón de Lion no pudo tolerarlo, dio largos pasos y sostuvo junto a las manos suaves de su esposa el pequeño cuaderno.
- Tranquila no me molesta\, solo me\, asuste al no encontrarte en el cuarto.
Lion sonrió con tristeza tomando el cuaderno en sus manos.
-Mi hermana me lo obsequio, amaba la poesía, siempre escribía aquí aquellas que la conmovían.
-No imagine tan romántica a Lulú. Alma sonrió al pensar en esa inquieta jovencita que siempre era como un cascabel.
-No, no es de Lizet, fue Lía ella era feliz leyendo poemas, amaba las historias de amor trágicas con final feliz- Su sonrisa se dibujó en aquellos labios seductores, llenos de añoranza.
- ¿La extrañas? Alma aún tenía en su mano la rosa con un toque ligeramente amarronado\, pero en perfectas condiciones. Era la primera vez que escuchaba a Lion hablar de su melliza y no dejaba de admirar sus ojos verdes que se comenzaban a cristalizar.
-Mucho, esto fue lo último que me dejo, insistía que debía tener mi historia de amor, me hizo prometer que este cuaderno sería mi guía.
-Wow, habrá sido alguien muy especial- Alma no soporto el rostro triste de Lion y lo acaricio, lejos de alejarse él apoyó su mejilla en aquella mano que le brindo calor y cerró los ojos, como si ese gesto calmara todo el dolor en su corazón.
-Lion- después de unos minutos, Alma rompió el silencio-
-Este cayó del libro- los ojos de Lion se fijaron en aquella rosa y sin pensar demasiado la arrebato de Alma.
-Es, es… las palabras se atoraban es su garganta y comenzaba a sudar frío.
Alma arqueo sus cejas e involuntariamente una risa abandono su garganta, la imagen de Lion era un poema aquel hombre frío, rígido e inquebrantable parecía un niño que había sido descubierto en una fechoría.
- Tu primer amor- Alma acomodo su cabello a un costado.
- ¿Qué? Lion no entendía la referencia.
-Esto- señalo la flor que descansaba en las perfectas y masculinas manos de su esposo- es de algún amor no correspondido señor Colins, no lo hacía tan romántico. Su tono era casi burlón.
-Lion volvió a respirar y contemplo ese hermoso rostro que por fin se iluminaba con una gran sonrisa. Dejo a un costado el cuaderno de poemas y rodeo la pequeña cintura de su mujer haciendo que sus cuerpos se encuentren,
Alma dejo de reír, mordió sus labios inferiores cuando el rostro de Lion se acercó y noto aquellas pupilas dilatándose, eso no era ira, eso era lujuria
Lion- soltó como si un gemido abandonara sus labios. Provocando que al aquel hombre la tomara con más fuerza, Lion poco podía contenerse, llevaba años amando a esa mujer, meses teniéndola tan cerca sin poder tocarla.
-Sabes hay un poema de Bécquer que cada mañana me recuerda a ti susurro, muy cerca del lóbulo de oreja de Alma que sintió todo su cuerpo estremecer. Este hombre la llevaba del infierno al cielo en segundos.
- Trago saliva - ¿Cuál? Hablo valiente.
Lion apoyo su frente en la de ella, su aliento mentolado golpeo cálidamente su piel, no pudo soportarlo y cerro sus ojos esperando aquel beso que destrozara todas sus barreras.
“Hoy la tierra y los cielos me sonríen;
Hoy llega al fondo de mi alma el sol;
Hoy la he visto…, la he visto y me ha mirado…
¡Hoy creo en Dios!”
La voz se volvió aún más profunda, más sensual, más embriagadora y cuando pronuncio la última estrofa, sus brazos sorprendieron a Alma que se encontraba perdida en aquellos labios que rozaban los suyos.
Aaaah- Alma abrió los ojos, Lion la tomo en brazos como una princesa y camino rumbo a la habitación.
-No vuelvas a caminar descalza, podrías enfermar, preciosa- susurro y luego beso la pequeña nariz.
-Lion bájame- sus labios expresaban lo opuesto a su cuerpo, que se aferró aún más al cuello de aquel hombre que poco a poco calo hondo en su corazón.
-Tómalo como una práctica- sonrió arrogante. - La celebración de la boda está cerca y pretendo cargar a mi esposa la noche de bodas.
Ella sonrió, sus ojos no dejaron de hablarse, ni un segundo desviaron la mirada, como si estuvieran desafiando a un oponente que podía desarmarlos en el primer intento-
-Lion empujo la puerta del cuarto y una vez dentro, la cerro con fuerza, camino con Alma hasta la cama y mientras la acomodaba llevo su cuerpo sobre ella, susurro en el cuello tentador de su mujer mientras dejo pequeños besos.
“Por una mirada, un mundo
Por una sonrisa, un cielo
Por un beso … Yo no sé
Que te diera por un beso”
Los labios de Lion quedaron pocos centímetros de los de Alma, ansiosos por aquel permiso que tanto anhelaba.
-Alma recorrió con su dedo índice el rostro de Lion, comenzó por la frente, paseo por las cejas renegridas, descendió por la perfecta nariz y se detuvo en los labios- Ambos estaban agitados, sus cuerpos comenzaron a sentir el calor del deseo-
Lion cerro los ojos para controlarse, pero la dulce voz de Alma encendió todos sus sentidos-
-Deberías agradecer a Gustavo Adolfo Bécquer, - Sin más jalo del cuello Lion, para besarlo como si fuera la última gota de agua en el desierto, perdiéndose en la oscuridad de aquel cuarto testigo del deseo inmensurable.
Muchas felicidades autora.