SE MI ESPOSO, POR FAVOR.

Perla manda investigar a cada uno de sus enemigos, ella los hará caer, uno por uno, aunque todavía no decide con quién empezar. Quizás se divierta un poco hoy, ella se prepara para visitar la boutique de Selina. Está vez, sale de casa muy bien arreglada. Sonríe mientras camina por la calle y los hombres no dejan de verla. ¿Por qué nunca se dió cuenta de lo hermosa que es? No sabe, pero ahora aprovechará esa belleza de la manera correcta. Entra a la boutique y le parece poca cosa. Aunque su actitud es la misma que en la primera ocasión. Amable e ingenua.

— Buenos días. Soy Perla...

— Si la conozco. Ayer estuve en su fiesta de compromiso.

— Qué raro. No la vi ahí, tampoco recuerdo haberla invitado.

— Me invitó su prometido. Sabe. Yo salía con el. — Perla no cambia su expresión de no importarle. — No se preocupe, lo nuestro terminó hace mucho, aunque todavía somos amigos.

— Me da mucho gusto, así deberían terminar las relaciones, con amistad. Hay muchas zorras ardidas en el mundo, algunas tratan de hacer quedar mal a la novia actual, o peor aún, robar al novio. Me alegra que usted no sea de esas, cada uno debe conocer su lugar. Ser la amante es abominable. — Hace una cara de asco. — ¿No creé?

— Si. Supongo. — Selina aprieta los puños. Las palabras de Perla la hicieron enojar mucho.¿Le sabrá algo o en verdad es ingenua? Lo va a averiguar. — ¿No te molesta que me haya invitado a la boda verdad?

— No. En lo absoluto. Eres bienvenida.

— Qué amable. — Perla le pide ayuda con su vestido, de nuevo recibe la misma recomendación, pero ella no está dispuesta a usar algo sencillo. Ella hará que su futuro esposo se arrepienta de haberle dado su tarjeta. Elije el vestido más caro.

— Siento que le hacen falta algunas joyas. ¿No crees?

— No. Esté vestido ya es perfecto. No necesita adornos. — Selina no va a permitir que ella mal gaste el dinero de su prometido, pues sabe bien que el le dió su tarjeta de crédito.

— Cómo se nota que eres de la clase trabajadora. — Le dice con burla pero sonando amable. — Nací en una familia multimillonaria, tengo que estar a la altura. No me voy a casar dos veces. Esté vestido es tan sencillo, creó que tendré que ponerle un brazalete de diamantes, un collar, aretes, en fin, mil cosas. — Habla con fastidio. — ¿Por qué no me acompañas? Así no me estreso eligiendo.

— Sería un placer. — Así podrá vigilar que no gaste mucho. Piensa Selina. Sin embargo, termina reventado del coraje. Perla despilfarra el dinero a manos llenas, se compra muchos vestidos, zapatos, joyas, bolsos, abrigos, incluso un BMW. Selina está por enloquece. Se imagina estrangulando a la mujer frente a ella.

— Cómo eres amiga de mi prometido, deberías ser mi amiga también. ¿Qué opinas?

— Estaría encantada.

— Te compraré un auto para celebrar. ¿Cuál te gusta?

— Eres muy amable, pero me temo que no podría aceptarlo. — Finge nobleza.

— Es una lastima. Yo lo hacía con buena intención. — Perla sonríe inocente y continúa comprando, Selina se pone roja del coraje, ella dijo eso para que Perla le rogara, pero ella se resigno muy fácil, ahora no puede decirle que si quiere. Quedaría muy mal. — ¿Sabes? Me encantaría hacer un vídeo de mi infancia y la de Damián. Para ponerlo el día de la boda. ¿Me ayudarías con eso?

— Por supuesto. — Perla sonríe triunfante, la segunda parte de su plan está lista. No quiere perder el tiempo haciendo videos ridículos. Pero tendrá que hacerlo para que nadie sospeche de ella.

En sus tiempos libres, se pone a practicar defensa personal, y hace ejercicio para tener una mejor condición. También compra cosas para su protección.

... El día de la boda llega pronto. Perla está ansiosa por completar la tercera parte. Ya tiene todo planeado, un amigo de su padre será su cómplice.

En la ceremonia, no hace falta un sólo invitado, ella está tan alegre que podría bailar.

— Si hay alguien, que se opone a esta unión, que hable ahora, o callé para siempre. — Perla levanta la mano. — ¿Si hija? Dime.

— Discúlpeme padre. Lo que sucede es que mi amiga me ayudó a preparar un vídeo, de mi futuro esposo y mío, me gustaría que todos mis invitados lo vieran antes de la boda. Es mi regalo para el. Amor, espero que te guste. — Damián observa a Selina, ella asiente y el se siente tranquilo. — Por favor que lo pongan ahora. — En la pantalla de una televisión aparece el vídeo de Damián teniendo sexo con Selina. Perla finge sorpresa. — Hay por Dios. ¿Qué es eso? — Ella tira el ramo, observa a Selina. Está tiene una cara de que quiere que la tierra se abra y se la trague.

— Quiten eso. — Habla Damián, pero nadie le hace caso. Se escucha perfectamente lo que ellos se dicen. Perla recuerda la perdida de sus bebés y siente mucha rabia. En lugar de mostrar su enojo, llora para que todos sientan lastima de la novia engañada. — Eso es falso. Perla te juro que... — Ella le da la bofetada que tanto ansiaba, ahora puede golpearlo sin miedo, el no se atrevería a responder si hay gente.

— ¿Cómo puedes ser tan miserable? Yo que me esforcé en hacer un bonito video de nosotros. — Ella baja un par de escaleras. — ¿Y tú? — Observa a Selina. — Pensé que éramos amigas ¿Cómo te atreviste a poner eso el día de mi boda? — Su mano golpea fuerte esa mejilla, tanto que la tira al piso. — Eres una mujerzuela, te fingiste mi amiga y a mis espaldas te acostabas con mi prometido. — Perla finge su indignación muy bien. Ella va con su padre y lo abraza. — Padre perdóname. Yo no quería decepcionarte. Yo estaba dispuesta a ser la esposa perfecta para mí marido. Pero el me traicionó. Te pido que me permitas cancelar está boda. — Súplica ella enfrente de todos. Quienes se compadecen y critican al los amantes.

— Eso no tienes porque pedirlo. Jamás dejaría que mi única hija se case con un hombre tan despreciable. — Su padre muestra apoyo. El se levanta y camina hacia su consuegro. — Está boda se cancela. Y exijo que tú hijo le pida una disculpa a mi hija.

— Padre eso no es necesario. — Ella internamente sonríe. Lo que más desea es verlo humillado.

— Una disculpa no será suficiente para curar al amargo dolor de mi hija. Exijo que se ponga de rodillas ante ella. — Esa idea la hace sonreír alegremente. Aunque disimula.

— Hijo. Pídele perdón a Perla.

— No hice nada malo. ¿Por qué debería? — Perla no puede creer la desfachatez de ese hombre.

— Haz lo que te estoy ordenando, de lo contrario no esperes que tú nombre aparezca en mi testamento. — Damián, el poderoso y orgulloso Damián, se arrodilla frente Perla.

— Perdóname. — Ella desde la altura le sonríe maliciosa. Algo que el nota y se molesta. Parece que su prometida tiene dos caras.

— Nunca te perdonaré. A partir de hoy vive lejos de mi, te quiero a muchos kilómetros de distancia. — Le da una última bofetada y sale del brazo de su padre, con la frente muy en alto.

"Ésto es apenas el inicio." Piensa mirando hacia atrás. La humillación no la dejo satisfecha, ella va dejar a toda esa familia sin nada. Tal cómo la dejaron a ella. Los padres nunca le hicieron daño, es verdad, pero ellos no supieron educar a sus hijos, los dos la usaron cómo a un juguete, y ella los hará pagar, no descansará hasta verlos perder todo, status, dinero, amistades, mujeres, y porque no, a su propia familia también.