Última parte de la saga Casualidad o Destino, continuando y culminando con la historia de Carlos y Lizbeth, así como de su descendencia, mostrando las experiencias, que puede vivir una persona sin importar, la edad que se tenga o la época en la que se encuentre.
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CAMBIO DE OBJETIVOS
El año acaba con una reunión, entre los empleados y las 3 cabezas principales.
Carlos II:
Buenas tardes a todos, los hemos reunido porque tenemos noticias que darles, terminamos el año con buenos números, todos tendrán un buen bono, además, que hemos notado, que una persona en especial ha hecho un gran trabajo.
Aldebaran:
No es un misterio para nadie, quién es esta persona, y por méritos propios se ha ganado el puesto de gerente de sucursal que ocupara a partir de mañana.
Carolina:
Sin más preámbulo, la nueve gerentes de sucursal es Natalia.
Ante los aplausos de sus compañeros, Natalia, recibe el puesto de gerente con una sonrisa que parecía sincera, pero muy decepcionada por dentro, ya que ninguno de los dueños principales, sucumbió ante sus insinuaciones, e incluso, uno de ellos le había llamado la atención, por vestir de forma provocativa.
Al ver que sus esfuerzos para seducir a alguna de las cabezas, nunca prosperara, cuando estaba a punto de darse por vencida, y solamente llegar al puesto de gerente, en ese momento, observa que un hombre, más joven, entra a la oficina de los dueños, inmediatamente investiga, quien es.
Natalia:
Disculpen, un joven acaba de ingresar a su oficina.
Carlos II:
No te preocupes, es mi sobrino, también son dueños, mi papá les dejo un porcentaje a sus nietos, casi no vienen porque les recuerda a sus abuelos, así que trabajan más en nuestros locales principales.
Natalia:
Muy bien su papá, sí que fue muy bondadoso, con su familia.
Carolina:
Mucho, pero preferíamos tenerlos a ellos.
Aldebaran:
Te lo presentaré, ya que estará aquí un buen tiempo, es hora de que sepan, como funciona su fuente de ingresos, Carlos ven aquí por favor.
Carlos III, responde inmediato a la voz de su tío y va a su encuentro.
Carlos III:
Hola tío; para que soy bueno.
Carolina:
Carlos, ella es Natalia, es la nueva gerente de la sucursal, aprende de ella, la forma correcta de manejar el negocio; Natalia es mi hijo Carlos III, por favor trabajen como equipo apóyense mutuamente.
Natalia:
Mucho gusto joven.
Carlos III:
El gusto es mío, señorita Natalia.
Natalia:
Solo llámeme Natalia, y hábleme de tú, por favor no soy tan mayor.
Carlos III:
Lo mismo de mi parte llámame Carlos y hazlo de tú.
Aldebaran:
Bueno Ahora que ya se conocen trabajen duro, esperamos granes cosas de ambos.
Carlos III:
Puedes confiar en mi tío.
Natalia:
En mí también señor Aldebaran.
Carolina:
Bien muchachos, es hora de irnos.
Los tres mayores se van, confiando en que el restaurante está en buenas manos, sin saber lo que la retorcida mente de Natalia tramaba, ya que al irse los tres hermanos, inmediatamente aborda a Carlos III.
Natalia:
Te llamas Carlos, igual que tu tío verdad.
Carlos III:
Si Carlos Aldebaran, igual que mi abuelo y mis tíos.
Natalia:
Muy bien, les rindes honor a tus antepasados y dime ¿Qué edad tienes?
Carlos III:
17, este año cumplo los 18 y ¿tú?
Natalia:
21 este año cumplo los 22, ves no soy tan grande.
Carlos III:
Te ves más joven.
Natalia:
Favor que me haces.
Carlos III:
Es la verdad.
Los días pasan rápidamente, el restaurante es manejado bien por Carlos III y Natalia, que hacen un buen equipo, cada día el acercamiento y coqueteos de Natalia, continua, rosando sus pechos cuando se saludan, llegando un poco escotada, lo cual no pasa desapercibido por Carlos III.
Al notar, que sus acercamientos dan resultado, Natalia indaga más, sobre la vida de Carlos III, obteniendo toda la información que necesitaba, preparando su culminación para el día del cumpleaños de este.
Natalia:
Carlitos, se acerca tu cumpleaños verdad.
Carlos
III: A si es Nati, ¿por qué?
Natalia:
Porque ese día te tengo una sorpresa.
Carlos III:
Pero ese día no vendré, celebraré con mi novia y mi familia.
Natalia:
No te preocupes, te lo doy al día siguiente.
Carlos III:
De acuerdo, pero ven a mi fiesta, ya no eres solamente una empleada, te has convertido en mi amiga, mi consejera, mi confidente.
Natalia:
Pero va a estar tu novia y se puede poner celosa, mejor al día siguiente te espero con regalo, prometo que será muy especial y lo disfrutarás.
Carlos III:
¿Qué me darás?
Natalia:
A, a, a, a un caballero no pregunta y una dama no responde.
Carlos III:
Está bien, confió en ti.
Natalia:
Verás que te encantara, pero hoy si te daré tu abrazo de cumpleaños
Carlos:
Estoy seguro de que sí.
Al decir esto, ambos se levantan para irse y Natalia, aprovecha una vez más, para insinuarse, mostrando su escote, el cual es visto por Carlos III, aumentando más su confusión, que ha sentido durante los últimos meses, la cual vuelve a aumentar al recibir un fuerte abrazo sintiendo el busto de Natalia, pegarse a su pecho, por lo cual camino a su casa empieza a pensar todo lo que ha pasado.
Carlos III:
No creo que se me esté insinuando, ella es mayor que yo, que me podría ver, es solo mi imaginación, y pues viste algo escotada, es imposible que no se vea algo, pero y si lo está haciendo, me pregunto si le gustare, pero ella sabe que tengo novia y más aún mañana se cumplirá nuestra promesa.
Mientras Carlos III, se sumergía en sus pensamientos, Natalia, sabía que, su plan estaba funcionando y pasado mañana, pondría en marcha el último paso de este, justo ese día, ya que sería el más conveniente para ella.
Natalia:
Todo está saliendo como lo planee, ese tonto caerá en mis redes y de una simple empleada, pasaré a ser una de las dueñas y no tendré que trabajar nunca más, solo estiraré mi mano, y me daré la vida de princesa que me merezco, al fin el estarle hablando bonito, a ese me funcionará, sus tíos no cayeron con mi
belleza, pero ese niñito bobo, jamás ha tenido cerca a una mujer como yo, su noviecita no me llega ni a los talones.