La historia de Brandon Nixon y de Rita Valdéz es un relato conmovedor de resiliencia y redención. Después de que un evento traicionero lo dejara en silla de ruedas, Brandon se encuentra en una encrucijada, no solo enfrentando las limitaciones físicas, sino también el dolor emocional de una traición. Rita por su parte busca desesperadamente un respiro del ambiente tóxico creado por su esposo agresivo. al aceptar el trabajo, como cuidadora de Brandon, Rita no solo encuentra un escape temporal, sino también una oportunidad de sanar y de reconstruir su vida. A través de su mutua dependencia, Brandon y Rita desarrollan una amistad inusual, pero fortalecedora, demostrando que incluso en medio de la adversidad, la esperanza y la compasión pueden florecer, ofreciendo nuevas perspectivas de vida y de amor.
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Capitulo 3 UNA MALA NOTICIA
*BRANDON
Me alejé de todo, amistades, conocidos, mi empresa la manejaba mi vicepresidente que era un amigo, Héctor Milton, con quién trabajamos juntos para hacerla crecer.
Cada amanecer era revivir la cruel realidad, odiaba abrir los ojos y saber que no me podía levantar por mi cuenta, que dependía de alguien más para hacerlo.
Muy en el fondo anhelaba volver a caminar, porque no me importaba cuánto gastaba para que eso fuera una realidad.
Sobre todo me convencía a mi mismo de ello, más que nada cuando me enteré que Clara fue considerada inocente y solo una víctima de las circunstancias.
Después de solo seis meses, no podía creerlo, que tan rápido hicieron todo, no cabe duda que su padre tenía influencia para conseguirlo, o pago al juez para que su caso sea visto antes que cualquiera.
-BUENOS DIAS SEÑOR. Aparece Noel que abre las cortinas para que ingrese la luz del día.
-LE PREPARE EL BAÑO... YA ESTA SU DESAYUNO. Habla animado, es el único que me trata de ese modo, sin un tono de pena en su voz.
-No tengo ganas... No quiero nada. Le expreso cubriendo mi rostro con las mantas.
Sentía bronca por lo que me enteré, deseaba que una bomba caiga sobre Clara.
-POR LO QUE VEO YA VIO LAS NOTICIAS. Dice al ver mi celular a mi costado.
-LEVANTESE, QUE ESO NO LE AFECTE... A LA LARGA TODOS PAGAN POR SUS PECADOS. Reflexiona.
-¡YA TE DIJE QUE NO!... ¡¿QUE DEBO HACER PARA QUE ENTIENDAN?!... ¡DEJAME SOLO!. Eufórico le digo.
Él me mira frunciendo el ceño, aprieta sus labios.
-Debe alistarse señor... Ya será hora en que venga la enfermera. Me avisa suavizando su tono.
-NO TE MUESTRES CONDESCENDIENTE CONMIGO... SABES QUE LO ODIO ... YA NO QUIERO QUE VENGA MAS... LA ODIO... ES IRRITANTE. Le respondo.
-Lo dice porque es la única que le hace hacer lo que solo a usted le beneficia... Por mi pierda cuidado mientras siga llegando el fondo a mi cuenta. Me responde de manera sarcástica.
Molesto le lanzo un almohadón.
-Le fallo el tiro señor. Me dice cuando cayó al suelo sin tocarlo.
-Tan temprano hace mañas. Escuche la voz de la enfermera Rita.
Desde que ella viene su manera de ser me irrita, no se cómo lo hace pero al final siempre logra que haga lo que ella quiere.
Logro que coma, por más que mi intensión era hacer una huelga de hambre y dejarme secar para no tener que afrontar está cruel realidad.
No quiero tomar esas pastillas, que son de todas clases y diferentes colores, no se hace problema, me inyecta, y lo peor de todo que lo hace tan bien que no siento ningún dolor cuando lo hace, hasta para extraerme sangre tiene esa facilidad que no me duela.
- En ese caso traeré la esponja. Escuche que dijo, me destape molesto mirándola fijo.
-NOEL... LLEVAME AL CUARTO DE BAÑO. Le dije, no iba a dejar que me ponga una mano encima.
-SI SEÑOR. Me respondió él, y en un movimiento rápido me llevo al baño.
Mientras estaba en la tina escuché la conversación de ellos, desde que viene Rita, los dos se han vuelto muy íntimos y por alguna extraña razón eso me molesta.
"Noel, me contaste que haz estado en las fuerzas y sabes todo sobre equipo tecnológico de espías y esas cosas", le comento Rita.
"Si, necesitas para algo", le respondió Noel.
"Quisiera instalar en mi casa, ya te comenté la razón, y me dejó pensando lo que me dijiste el otro día, no recuerdo lo que pasa en la noche, pero amanecí con estas marcas, tómale una foto, porque se borran en el día", Le dijo Rita.
"Si, ya veo, parece que unas sogas te sujetaron, lo tienes por toda esta parte", Le dijo Noel y se escucha el sonido de una cámara.
"Quisiera saber dónde lo puso, se que esconde muy bien todo", le susurro ella.
"Si me lo permites, tengo un conocido que puede averiguar al respeto", le dijo Noel.
Me cansé de oírlos hablando tan cómodamente por lo que llamo a Noel.
-¡NOEL!. Grite.
-SI SEÑOR. Respondió ingresando a ayudarme a salir de la tina.
Una vez que me vistió, la rutina de siempre, pelear con Rita por el tema que no quiero desayunar, ella que se muestra comprensiva o que no le interesa, y al final consigue que desayune.
Al parecer tener esos enfrentamientos con ella me distraen de algún modo, la observo usando ese uniforme de enfermera que consiste en un pantalón blanco, una blusa manga larga blanca con una chaquetilla, su cabello alzado con el gorrito blanco que le cubre, no usa maquillaje, tiene los labios rosados de manera natural, sus pestañas largas oscuras que apantallan sus ojos verdes, sus zapatillas bajas blancas y sus manos cubiertas por ese guante de látex para hacerme las curaciones.
-Hoy traje una amiga... Es una doctora japonesa... Ella tiene un tratamiento especial que lo dejará como nuevo. Me anunció.
-YA TENGO UN KINESIOLOGO. Le respondo serio.
-La señora Yamahachi. Anuncio mi mayordomo Alfred.
Veo ingresar a una señora de rasgos asiáticos, es pequeña, usa un vestido negro de cuello alto y largo, su cabello canosos en un rodete atajado con unos palitos largos o no se que sean.
Ella se aproxima, me mira y hace un gesto con las manos, como insinuando que la sigamos.
-No habla o qué. Le pregunté a Noel.
Me desplace a la planta baja, una vez abajo, me acomode en mi silla de ruedas que era automática, no debía hacer rodar las ruedas con las manos, ni que alguien me empuje, solo apretaba un botón.
Al menos en eso no quería depender de alguien.
Nos dirigimos al gimnasio donde suelo atender al kinesiólogo que me hace hacer los ejercicios para fortalecer mis piernas y demás músculos del cuerpo.
La doctora japonesa indico que me acuesten en la camilla.
-¿Qué me va hacer?. Le pregunto a Noel.
-Hace un tratamiento para que sus músculos, sistema nervioso, se activen y pueda mejorar más pronto. Me anuncia.
Ya había probado de todo, tenía clavos en mi pierna derecha y un implante en la columna, anhelaba volver a caminar.
Me acomodan en la camilla boca abajo, por indicación de la doctora me quitan la ropa quedando en boxer.
Después de su tratamiento me sentí más relajado, no sentía tanto dolor.
Para la hora de hacer los ejercicios de la marcha con el kinesiologo, que me sostenían con unas sogas y un arnes en una máquina, que no pestañee en comprar al asegurarme que con esa iba a volver a caminar, pude hacer los movimientos sin sentir ese estiron en la zona baja de mi columna que me hacia gritar.
Toda esta situación me frustra, hay momentos que doy lo mejor de mi para que lo imposible se haga posible y hay momentos en que quiero tirar la toalla, por lo que mi humor cambia.
Noel ha sido un apoyo importante en este tiempo, me ha brindado todo y no ha dejado que baje los brazos.
-Señor usted puede... No sé deje estar... Vuelva a estar sobre sus dos piernas... Así le podrá patear en su enorme retaguardia a la que lo puso en esta situación. Me anima al referirse a Clara, la evita nombrar, le había pedido que no se vuelva a decir su nombre.
-Me rompería el pie. Le respondo y por un momento reímos juntos.
Al terminar con el tratamiento, me alistó, vistiendo mi traje y me encierro en mi despacho a ver cómo marcha la empresa, porque por más que Héctor esté en el lugar físico, no la descuido y hago conferencias por videos llamadas.
-HOLA AMIGO. Me saluda ingresando al despacho, su presencia me sorprende, por lo general está en la oficina, era señal que traía malas noticias.
-Héctor... ¿Qué te trae por aquí?. Le pregunté.
-Si que tienes olfato cuando pasa algo-. Exhala sentándose delante mío y apoya sus palmas en su rodilla.
- Tengo una mala noticia y una buena. Me dice mirándome directo.
-Empieza por la mala. Le digo al querer acortar la charla.
-Clara te demanda por el cincuenta porciento de la empresa. Me dice y lo miro fijo.
Golpeó con mi puño el escritorio.
-ES UN CLAVO EN EL C*LO. Grito furioso.
- Alega que todo lo que sufrió, solo fue un acto para sacártela de encima y quedarte con todo. Me sigue contando los detalles.
-QUE SE OCUPEN NUESTRO GRUPO DE ABOGADOS... ELLOS SABEN QUE NO PUEDE HACERLO... NOSOTROS CREAMOS ESTA EMPRESA... ANTES DE QUE ME CASE CON ELLA...
-Su padre le había cedido el porcentaje de acciones que tenía en la empresa de la ciudad vecina. Me comunica mirando su celular.
— REUNE A LOS ABOGADOS... ¿CÓMO SE LE ESCAPO ESO?. Le pregunto furioso.
Al rato veo que ingresa una empleada dejando la bandeja con un te, no me mira directamente, solo la deja y se retira sin decir ni una palabra.
Ni bien sale, ingresa Rita y suspiro frustrado.
-Debe tomar algo... Le corresponde su remedio. Me dice marcando su reloj.
Héctor lanza un silbido mirándola de arriba abajo, Rita lo ignoró por completo, solo se fija en mí.
-Si tomo la pastilla... ¿Te irás?. Le pregunto.
-Cuanto más rápido lo haga... Más pronto me iré. Me respondió.
Tome de un solo jalón todo y bebi ese te, que siempre me prepara, de hiervas medicinales.
-Te pareces a la niña traviesa en leotardo de la página roja. Le dijo Héctor al pararse y mirarla más de cerca.
Él no tiene decencia a la hora de expresarse hacia las mujeres. Aunque si yo pudiera me estaría recorriendo todos los clubes para sacarme todo lo que me recuerde a Clara, explorando otras mujeres.
Ella se giro mirándolo fijo.
-Me confunde... Solo soy enfermera. Le dijo retirándose.
-NO PUEDES HABLAR ASI. Le reproche a Héctor.
-Hermano... Se lo que digo... Debido a que estoy a cargo de la empresa... Casi no tengo tiempo de distraerme... Por lo que acudo a las páginas a media noche y me doy amor propio... Mira... Es esta. Me dice enseñándome en su celular y activa un vídeo.
-Podria ser cualquiera... No muestra la cara... Tiene un antifaz. Le digo.
-Debe ser... La sequía me tiene mal... Me retiro... Visitaré el club. Dice golpeando el escritorio.
-No expongas tus cosas aquí. Le digo molesto.
-Ya podrás seguirme... Se te ve mejor que la última vez... Hasta tus mejillas están más rojas... O es por lo que te mostré. Se me burla y se va.
Me dirijo hacia la cocina para buscar un poco de agua. Cómo tomo medicamentos ando cero de alcohol.
Al llegar a la puerta de la cocina, escucho que Rita habla con Noel, en un tono agudo, como llorando.
"No lo puedo creer"
"Creerlo, ya te lo mostré", le dijo Noel.
Me aproxime a mirar más de cerca y la veo a ella sentada en la isla y a él ante ella con sus manos en cada lado de sus caderas. Rita con la cabeza gacha hacia el hombro de Noel.
"Debe ser que hace mucho es todo eso", solloza Rita.
"Son varios, no uno, está facturando", le comenta con un tono compasivo Noel.
-¿QUÉ PASA AQUI?. Grito molesto, la escena me molestaba en gran medida.
"Vamos a contarle, él puede ayudar", le susurra Noel y ella asiente.
-VAN A RESPONDER. Les ordenó.
-Rita está casada...
-Y quiere estar contigo.
-No señor... Su esposo filma cuando están en pleno acto... Y la amenazaba que los publicaría si ella quería divorciarse... Pero resulta que lo hizo de todos modos y gana dinero por ello. Me cuenta Noel.
-Entonces... Eras tú la del vídeo que me mostró Héctor. Le digo, ella me mira sorprendida.
-Pero tienes un antifaz. Le digo como consuelo.
-Ya no soporto estar con él... Pero no puedo enfrentarlo... No sé porque... Tiene poder sobre mi... Soy patética. Dice Rita suspirando pesado.
-Si quieres puedes quedarte... Hay habitaciones extras... Ordenaré que te preparen una... Y consultaremos tu caso con uno de mis abogados. Le sugiero.