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¡El Lío De Carlos!

¡El Lío De Carlos!

Status: En proceso
Genre:Matrimonio contratado / Amor tras matrimonio / Amor a primera vista / Malentendidos / Triángulo amoroso
Popularitas:3.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Gaby Barrios

"El lío de Carlos" es una novela inspirada en una historieta escolar que narra las aventuras de Carlos, un joven carismático, despreocupado y amante de la diversión. Con su espíritu libre, disfruta explorando sus relaciones, coqueteando sin límites tanto con las chicas, pero tal parece que el destino cambiara el rumbo de su vida.

Por otro lado, se encuentra Janeth una joven trabajadora y determinada que enfrenta una lucha personal por encontrar una cura para su abuelo. En medio de los enredos y dramas que rodean la vida de Carlos y Janeth, sus caminos se cruzarán de formas inesperadas. ¿Logrará el amor triunfar entre tantas dificultades? Acompaña a estos personajes en una historia llena de emociones, retos y descubrimientos.

NovelToon tiene autorización de Gaby Barrios para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 9: Entre sombras y mentiras

Janeth levantó la vista y vio al chico frente a ella, algo desconcertada, pero rápidamente sonrió, tratando de ocultar su incomodidad.

– No, no, fue mi culpa. – Dijo ella, mientras se agachaba para recoger el último papel que quedaba en el suelo. – Lo siento mucho, me distraje.

El chico se levantó rápidamente, también pidiendo disculpas mientras recogía su teléfono. Ambos cruzaron una mirada, y por un momento, Janeth sintió una chispa de extraña familiaridad, aunque no pudiera identificar de inmediato por qué.

– No te preocupes, es solo que… estaba mirando mi celular y no vi por dónde iba. – Él rió nervioso. – ¿Estás bien?

– Sí, gracias. – Respondió Janeth, aún algo distraída, mientras terminaba de juntar los papeles.

El chico le sonrió, y luego, con un gesto amable, le entregó los papeles que había recogido.

– Aquí tienes. – Dijo, extendiéndoselos.

– Gracias. – Janeth asintió, sonriendo de vuelta. – Te debo una.

– No es nada. – El chico hizo un gesto con la mano. – Solo ten más cuidado la próxima vez.

– Lo haré. – Contestó ella, antes de que ambos se separaran, continuando su camino.

Janeth no podía evitar pensar en el encuentro. Había algo en la actitud del chico que la había dejado pensativa, pero rápidamente apartó esos pensamientos, sabiendo que había cosas más importantes en su mente. Sin embargo, no pudo evitar preguntarse si ese breve encuentro con alguien tan desconocido terminaría siendo más relevante de lo que pensaba.

Janeth llegó a su escritorio, el sonido del teléfono de oficina cortó el silencio de la mañana. Lo tomó, y la voz de Sebastián, firme y directa, le pidió que le llevará dos cafés a su oficina.

– Claro, enseguida – respondió Janeth, colgando rápidamente.

Con el corazón aún acelerado por la sorpresa de la llamada, se dirigió a la pequeña cafetería del piso, donde preparó las dos tazas con un poco más de atención de la habitual. No sabía por qué, pero sentía que algo en el aire estaba diferente.

Al llegar a la puerta de la oficina de Sebastián, tocó y escuchó su voz al otro lado, pidiéndole que pasara. Janeth entró sin dudar, pero algo hizo que su mirada se detuviera un segundo más de lo normal. No estaba solo en la oficina.

Dejó las tazas en la mesa, sin fijarse bien en la figura que se encontraba junto a ella.

– Aquí están los documentos que me pidió – dijo con su voz habitual, pero algo en su interior se sentía incómodo, como si las piezas de un rompecabezas estuvieran comenzando a encajar, pero no entendiera el cuadro completo.

– Gracias, Janeth – respondió Sebastián, sin notar el sutil cambio en su expresión.

Ella se preparaba para retirarse, pero justo cuando daba un paso hacia la puerta, la voz de la otra persona la detuvo. Un "Tú", tan directo, tan cargado de algo que ni ella misma sabía identificar, hizo que su corazón diera un vuelco.

Janeth levantó la vista, sorprendida, y vio los ojos del chico fijos en ella. Sin pensarlo mucho, repitió la misma palabra:

– ¿Tú?

Un escalofrío recorrió su espalda, como si todo se hubiera detenido por un segundo. Sebastián, viéndolos, frunció el ceño, y con una leve risa nerviosa preguntó:

– ¿Se conocen?

El chico sonrió con cierta calma, sin apartar la vista de Janeth, y respondió con un tono tranquilo:

– Sí, nos encontramos hace un momento en el pasillo.

Sebastián, ya relajado, les hizo las presentaciones con una sonrisa.

– Janeth, él es mi mejor amigo, Carlos. Carlos, ella es Janeth, mi secretaria.

Las palabras parecieron vibrar en el aire por un momento. Janeth extendió la mano hacia Carlos, algo en su interior le decía que había más en él de lo que aparentaba. En el instante en que sus manos se tocaron, una chispa recorrió su cuerpo, una sensación que no podía ignorar. Era como si todo a su alrededor se desvaneciera por un segundo, dejando solo el contacto eléctrico entre ellos.

El silencio entre los tres se hizo palpable. Las miradas se entrelazaron, y aunque el tiempo parecía haberse detenido, Sebastián continuaba observando la escena con una incomodidad que no podía ocultar.

Finalmente, fue Janeth quien rompió el silencio, su voz sonó algo tensa, pero aún con su habitual cortesía:

– Mucho gusto – dijo, dejando que Carlos soltara su mano.

Carlos, con una leve sonrisa, también dijo:

– Un placer.

Janeth no dijo nada más, sólo se apartó rápidamente y se dirigió hacia la puerta. No miró atrás.

Pero al cerrarse la puerta detrás de ella, Carlos y Sebastián se quedaron un momento más, observando en silencio cómo Janeth se alejaba. El aire entre ellos estaba cargado de algo que ninguno de los dos parecía comprender del todo, pero que los había marcado de alguna manera.

Los dos amigos se quedaron en silencio por un largo momento, intercambiando miradas sin decir una palabra. Sebastián, notando la tensión en el aire, se sentó frente a Carlos, el ambiente entre ellos era tan pesado como un presagio.

Finalmente, fue Carlos quien rompió el silencio, su voz grave y decidida:

– Como te decía, amigo, mi viejo se trae algo entre manos… y yo voy a descubrir qué es.

Sebastián lo miró con atención, pero no dejó escapar su escepticismo. No estaba seguro de cómo interpretar la situación.

– ¿Y cómo vas a darte cuenta de lo que está tramando? – le preguntó, con un toque de burla pero también de curiosidad.

Carlos dejó escapar un suspiro y se inclinó hacia adelante, su mirada fija en Sebastián.

– No lo sé… – dijo, sus palabras pensando en el aire. – Pero lo que sí puedo asegurar es que tiene que ver conmigo.

Sebastián frunció el ceño, desconcertado.

– Sabes, amigo, no eres el centro de atención de todos, ¿verdad? – dijo, tratando de restarle importancia a lo que Carlos había dicho.

Carlos se quedó quieto, mirándolo con seriedad.

– Estoy seguro de que es sobre mí. En los últimos tres años, he escuchado lo mismo una y otra vez... mi casamiento. Y ahora que lo pienso, todo lo que ha hecho, todas sus acciones, me hacen pensar que lo que está tramando tiene que ver con eso. – Su voz se tornó aún más grave, como si estuviera empezando a comprender algo que no había considerado antes.

Sebastián se quedó en silencio, mirando a Carlos con una mezcla de sorpresa y desconfianza. Las palabras de su amigo rondaban en su mente, pero había algo más que lo inquietaba. No era solo el tema del casamiento, sino el hecho de que algo mucho más grande parecía estar en juego.

El silencio entre ellos se volvió denso, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a dar el siguiente paso en la conversación. Después de un rato, Carlos se levantó de la silla, dándole un breve apretón de manos a Sebastián antes de dirigirse hacia la puerta.

– Ya me voy, pero esto no se ha acabado. – dijo Carlos, con un dejo de determinación en su tono. – Nos vemos pronto.

Sebastián lo observó irse, pero algo lo hacía sentirse extraño. Antes de que Carlos pudiera salir por completo, cruzó una última mirada con Janeth, por un segundo.

Carlos salió, y después de unos momentos, la puerta se cerró tras él. Sebastián se quedó allí, solo en la oficina, con la sensación de que todo lo que había ocurrido estaba mucho más conectado de lo que parecía.

Mientras tanto, Janeth, inconsciente de los hilos que se tejían a su alrededor, continuaba con su día, ajena al misterio que Carlos y Sebastián habían comenzado a desenmarañar.

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Aurelia Defilippi
me gusta la trama, es muy interesante
Cinthia Parada Saavedra
por qué están dejando todas las nobles a medias
Esmeralda Gonzalez
Por favor, ¡necesito saber que sigue!
Yuri Lowell
Me encanta la forma en que escribes, sigue adelante con tu historia. ❤️
Fenny
No puedo dejar de pensar en tus personajes, ¡son tan reales! Espero saber más de ellos pronto.
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