Las gorditas no tenemos derecho a enamorarse.
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Capítulo 13
Después de haber vuelto a tener relaciones, él se pone la pantaloneta y luego sale de la habitación, yo aprovecho para entrar al baño y ducharme.
Mientras me baño, empiezo a llorar, me siento tan mal conmigo, no puedo creer que haya caído rendida en sus brazos, después de cómo me ha tratado, mi cuerpo es un traicionero; me resfriego con fuerza tratando de borrar sus caricias, no quiero sentir esto por él no quiero, es un demonio y yo amo a Fernando.
Después de ducharme y encontrar una pijama de hombre en el armario me la pongo; me asomo por la ventana y lo veo nadando, no puedo dejar de ver esa araña en su costado, se ve tan sexy; mi voz interna me saca de eso pensamientos, basta “Mariana deja de pensar así, él es un demonio, solo te está utilizando”.
Pienso que todo esto lo hizo por la conversación que escuché sobre el hijo que debía tener; y esta claro que no voy a tener un hijo suyo; por eso apenas lleguemos a la ciudad me tomo la pastilla del día después y empiezo a planificar, no quiero estar atada a él toda la vida, además sería un infierno completo, porque estoy segura que jamás existirá amor entre los dos.
Después de estar sumida en mis pensamientos, decido salir a conocer el lugar, debo admitir que es hermoso, la casa es perfecta, acogedora y tiene un ambiente de hogar, me encantaría algún día tener una casita así, con huerta y animales, llena de tranquilidad y paz.
Mientras camino por los pasillos de aquella hermosa casa, escucho a Miguel acercarse y decir — aquí fue donde nací, mis padres la construyeron desde cero, fue la mejor etapa de mi vida… volteo hacia donde está y mis ojos se van directamente hacia su abdomen, donde le caen gotas de agua y ese tatuaje que me encanta; me reprendo rápidamente y digo — es realmente hermosa, me gustaría algún día tener una así, donde pueda pasar mi vejez tranquila… él se acerca y dice — no deberías ser tan soñadora, porque cuando te das cuenta de la realidad el dolor puede ser mortal… miro con nostalgia y digo — mi realidad puede ser diferente si usted quisiera, si tan solo me dejara ir… se acerca me acaricia la mejilla y luego pasa su mano por detrás de mi cabeza, apretándome fuerte, haciendo que lo mire a los ojos y dice — jamás podrás irte, siempre serás mía Mariana… ante su arrogancia digo — yo y cuantas más?, porque se que entre usted y su asistente pasa algo, ella podría darle el hijo que tanto necesita… su mirada se vuelve hielo, me pega contra la pared, dejándome completamente inmóvil, luego acerca su rostro al mío y dice — ella es si es una verdadera mujer, guapa, inteligente y muy complaciente, claro que la amo y desearía estar con ella, pero adivina que, apareciste tú dándome una oportunidad de negocio sustancioso y pues ni modo me conformaré contigo; y en cuanto a lo del hijo, tú eres mi esposa, tú eres la llamada a dármelo, así que ahora mismo lo haremos… me suelta y me besa con intensidad, trato de zafarme pero el me tiene mucha fuerza, luego lleva una de mis manos a su entrepierna, hace que sienta su miembro erecto, luego dice — ya ves cómo me pones Mariana, con tus necedades… sigo forcejeando, hasta que encuentro la oportunidad de correr y sin dudarlo lo hago, corro con todas mis fuerzas, hasta encontrar una puerta por la cocina, salgo de ahí y me encuentro con un jardín hermoso, en ese momento empieza a llover fuerte, pero yo solo pienso en huir de él, así que sigo corriendo, pero no me imaginaba que mi esfuerzo sería en vano, el me alcanza, me toma de nuevo en su garras, mientras luchamos caemos al pasto, me toma de las manos y dice — por qué tiene que ser todo tan difícil contigo, agradece que tengo sexo contigo, nadie en su sano juicio quisiera estar con una deforme y gorda como tú… ya no quiero mas esta humillación, empiezo a llorar y le digo — si tanta repulsión le doy déjeme ir, no se sacrifique, no quiero su lastima y menos que me haga un favor que no he pedido… pone mis manos encima de mi cabeza y empieza a quitarme la ropa, luego libera su miembro y empieza a penetrarme con fuerza y sin compasión, quisiera decirles que no lo estoy disfrutando, que lo odio, pero no es así, cada embestida es un incendio de placer que recorre todo mi cuerpo, este hombre sabe donde tocar para dejarme a su merced.