Jazmín La Amante Del CEO

Creí que mi día sería maravilloso, pero que lejos estoy de la realidad, este tipo me ha caído como indigestión, no lo soporto, quisiera arrancarle su estúpida cara, y la mujer no se queda atrás, son tal para cual, no parece hijo de los señores Bernard, se nota que ellos son diferentes a ese idiota con cara de imbécil.

Si no fuera porque necesito este trabajo, ya le hubiera enseñado a ese, a qué conmigo no se mete nadie.

Antes de irme al campo a cosechar, me toca servir el almuerzo, así que para desquitarme un poco lo mal que me cae ese hombre, verá lo que le hago, solo un poco.

Dejo caer, accidentalmente, ajá, si, como no, nada de accidental, es por puro gusto de verlo enojado, pero el muy estúpido, es inmune, no sé, pero su cara me dice que sabe que lo hice a propósito, y no me importa.

 Sebastián quiere hablar conmigo cuando salga, así que debe estar afuera esperando por mí.

_ Señor Wilfred, ya me retiro

_ está bien, pero recuerda llegar temprano mañana. Asiento y me voy a seguir trabajando, Sebastián está esperando y al verme sonríe.

_ cómo te fue?

_ bien, solo que ese tipo me cae mal.

_Quién, el señor Marcus?

_ no, el tal René, no lo soporto.

_ ya somos dos, me cayó mal

_ si es como una patada de burro en el estómago. No me simpatiza, y la esposa menos.

_ supe que se va a quedar un par de días más.

_ hay que ver qué uno si tiene que aguantar a cada bicho. Ambos reímos y una voz que me alborota las bilis, hace que detengamos los pasos.

_ Sebastián.

_ si, señor dígame,

_ supe que estás a cargo de la contabilidad de la hacienda, me quedaré unos días más porque quiero revisarlos, así que necesito que me hagas llegar esos libros. Noto un poco nervioso a Sebastián, quién solo puede responder un sí apenas audible. Algo anda mal, mi sexto sentido no me falla, y creo que Sebastián, está en algo, ese nerviosismo así de la nada no es normal.

_ si señor, mañana se los hago llegar.

_ no, los quiero para ayer, así que puedes ir por ellos, ya. Sebastián sale como bala, y yo trato de irme.

_ permiso, digo y el don fastidio me lo impide.

_ tú, niña, cómo es que te llamas. Claro que sabe mi nombre, pero que me hace pensar que este hombre sufre de amnesia progresiva, o está loco, o está practicando.

_ Jazmín, me llamo, Jazmín, dígame.

_ lo hiciste a propósito. Y ahora soy yo la que me hago la loca.

_ de que me habla, señor

_ mmmm, supongamos que no sabes

_ así como supongamos que no recuerda mi nombre. Me mira de cierta manera que me incomoda y lo veo sonreír de manera sarcástica

_ el vaso de agua encima de mi

_ señor, disculpe, fue sin querer.

_ si, y yo nací ayer, pero mírame bien, ese vaso de agua, te va a salir muy caro.

_ mire don creído, abuelo desmemoriado, no me amenace, no sabe quién soy.

_ niñita, con carita de ángel y alma de demonio, la que no sabe quién soy yo eres tú. Así que cuidado y quedas sin trabajo. Y es allí, dónde supo callarme la boca, pero no bajo mi mirada, no le voy a mostrar a este creído que sin trabajo, él puede conmigo.

_Qué quiere? Que le pida, perdón?

_ si y de rodillas, pero no lo entenderías. Eso sí sonó extraño, no sé que quiso decir.

_ me puede explicar.

_ todo a su tiempo, pero te haré una pequeña advertencia, te voy a tener a mis pies, eso como que me llamo René Bernard, y esa boca va a pedir no solo perdón. Veo que se acerca a mí y sí que me pongo nerviosa, pero no sé lo doy a demostrar aquí vamos a ver quién es quién, pero no me dejaré de este tipo.

_ será que me puedo ir, yo si trabajo.

_ que has tratado de insinuar?

 Veo enojo en su mirada.

_ lo que escucha.

_ niña, el que se enoja pierde, que tal si hoy te dejo sin trabajo y verás como consigues para los medicamentos de tu querido padre. Le doy una bofetada.

_ no le permito que juegue con eso. Él me agarra fuerte de mi brazo y me mira con furia y me besa, trato de evitar tal cosa, pero él es más fuerte que yo, y en ese beso muerde fuerte mis labios, y siento el sabor metálico, el muy infeliz me hizo sangrar.

_ te dije no sabes quién soy, está cachetada te va a salir muy cara, no creas que esa mordida es todo, vas a suplicar por piedad.

_ el que se enoja, pierde.

_ si, niña eso recuérdalo siempre, porque tienes todas las de perder. Veo como da su sonrisa triunfal y se va a la hacienda, me toco mis labios, me duele esa mordida, no entiendo lo que me está queriendo decir, pero ja, ni se crea que haré lo que él quiere.

Me voy al campo, trabajo más de lo debido, no me di cuenta de la hora, así que miro el reloj y veo que están saliendo, recojo y también me marcho a casa, a lo lejos veo cómo aquel ser viviente, está hablando con Sebastián y su padre. Yo sigo mi camino a casa, hoy me duele el cuerpo más de lo acostumbrado.

 Después de cenar, mis padres se van a su habitación, mi hermana Azucena y yo nos sentamos en el portal de la casa, cuando vemos a Sebastián venir, no se le ve nada bien

_ me voy, que yo ni violín sé tocar. Yo sonrío por sus ocurrencias.

_ hasta mañana. Le digo, Sebastián se nota algo tomado.

_ Vamos a caminar un poco,

_Qué pasa? Le pregunto, al ver qué tiene cara de frustración.

_ ese infeliz, vino a hacerme la vida imposible. Yo me levanto a caminar con él, sé de quién está hablando y quiero saber que es lo que está pasando, porque ese hombre es tan mala persona.