Leonardo Mendoza se reencuentra después de muchos años bajo circustancias adversas, con la mujer que siempre deseo para él desde el momento que sus miradas se cruzaron, y que por situaciones que él aún desconoce ella lo rechazó...
Más ahora aprovechará tenerla nuevamente cerca para conquistarla, porque para él es evidente que ella aún se siente atraída por su presencia...
. - ¡Esta vez si serás para mí, mi negra hermosa...!
ESPERO DISFRUTEN DE ESTA NUEVA HISTORIA DE AMOR... SALUDOS Y BENDICIONES 😉 🙏 😘
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CAPÍTULO VIII OMISIÓN
Ver a Leonardo me provocó una súbita subida de azúcar que casi me induce un coma diabético aquí mismo, sé que exagero, pero por Dios que así me sentí. Si no me hubiese agarrado fuerte de los barrotes me caigo del malestar y de la pura impresión. Respiré profundo para tratar de calmar sobre todo la angustia que me embarcó al saberlo allí, especialmente pensar que pudo haber escuchado lo que le reclamaba a Gabriel, que sinceramente, ruego a Dios no lo haya hecho.
Escuchar a mi hermano y notar la angustia en su voz hizo que me papara más firme y tratara de superar la crisis lo más rápido posible, no quiero que ahora también se angustie por mi salud, pues ya bastante tiene con el peso que carga en sus hombros.
Le hice saber que estaba bien al igual que a Leonardo, de quien escuché el tono de autoridad con la que le habló a Gabriel para que se calmara y actuara con madurez a la situación que yo estaba presentando, y así mi Gabo lo hizo, casi me exigió irme.
Yo sé que ya está mejor en cuanto a trato y comodidad gracias a Leonardo, y eso me causa un cargo de conciencia horrible, porque mientras él nos está apoyando aun siendo la víctima de todo esto, nosotros no estamos siendo verdaderamente sinceros con él.
No quiero justificarme, menos ser cómplice de mi hermano, pero es que me aterra que al él saber que parte de lo hurtado está en casa, pueda cambiar de opinión y esta vez haga caer sobre Gabriel todo el peso de la ley, porque estoy cien por cierto segura que eso no le causará ninguna gracia.
Mi terror aumentó cuando Leonardo literalmente me obligó a despedirme, pero lo peor fue que se empeñó en llevarme el mismo a casa y, sé que claramente es porque hay una conversación pendiente, lo que me hace contemplar, que tal vez sí me escuchó.
Subí obligada a mi propio auto con un duro nudo en la garganta, y ya un fuerte dolor de cabeza. Suspiré, y del mismo modo recé.
. - ¿Dónde vives? - Preguntó en tono bastante seco, estiré mi mano y active el GPS para que lo guiara, no puedo ni hablar...
El silencio en el auto se siente súper pesado e insoportable, yo no lo quiero ni mirar, tampoco tengo moral para hacerlo, pero sentía su mirada de vez en cuando sobre mí. Hasta que su pregunta, me confirmó la duda anterior...
. - ¿Tienes algo que decirme Natalia?
La firmeza en su voz me hizo temblar por dentro, y cerrar los ojos, ¿Qué debía hacer? Y quiero ser sincera, lo juro, pero ¿Es prudente que lo sea? él es la víctima de todo este embrollo y yo dudo que vaya a ser nuevamente condescendiente con nosotros, especialmente por Gabriel al saber lo que ocultó...
. - Gracias por interceder por mi hermano... - Observé la manera sospechosa en que me miró, no fue nada amigable, por eso me intranquilicé, y retiré la mirada...
. - No te preocupes, te dije que no iba a cambiar de opinión hasta tanto no haya culminado la investigación… - Su tono de voz era firme - Todos merecemos una segunda oportunidad... ¿No?
Su respuesta me hizo dudar nuevamente, y tragué seco, preguntándome si en realidad no me escuchó, ¿O era posible que me estuviera probando? Carraspeé antes de volver a hablar.
. - Sí, por supuesto, gracias nuevamente - No supe que más decir, tampoco lo miré...
. - ¿Cómo te sientes? - Preguntó de pronto cambiando el tema, cosa que me alivió y también le agradecí mentalmente...
. - Mejor... - Sequé mis manos en el pantalón, porque me sudaban en exceso y él me miró - El estrés es mi peor enemigo... - Continúe ante su insistencia de mirarme cada tanto...
. - Supongo que sí, ¿Te has puesto en control? - Pude notar el tono de preocupación en su voz, y lo miré...
. - Sí, tomo medicamento, debo cuidar mis comidas, y evitar el sedentarismo...
. - ¿Desde cuándo? – Entendí su pregunta, él no tenía como saberlo porque nunca fuimos tan cercanos como para saber algo tan privado, pero estando en la universidad ya tenía este problema de salud conmigo…
. - Ummh, esto me acompaña hace algunos años...
Asintió y me miró cómo queriendo preguntarme algo más, pero desistió, volviendo su atención al camino…
. - Debes cuidarte, corres el riesgo de llegar a ser insulinodependiente...
. - Lo sé, como te digo, me cuido muy bien...
Volvió a mirarme y asintió... Retornamos al silencio nuevamente, y yo seguía rezando por llegar a casa y despedirme de él...
. - ¿Tuviste acceso a la declaración de tu hermano?
Preguntó de pronto y me quedé en blanco, Gabriel no me dijo nada… Bueno que me iba a decir si no le di chance de hablar...
. - ¿Cómo…?
. - Hoy lo iban a interrogar otra vez... ¿No sabias?
. - No, pero, ¿Pueden hacer eso sin un abogado presente o por lo menos yo? Él aun es menor y no tiene defensa asignada...
. - Bueno, eso lo harán cada tanto para cotejar su primera versión, y si él decide si hacelo sin representación, supongo que está dispuesto a sostener su inocencia... Además siempre hay un representante de la fiscalía, ¿Por qué aún no tiene defensor?
. - En una horas me reuniré con el que me recomendaron...
Carly me envió el número de una firma de abogados que cuentan con una extensa experiencia en el ejercicio profesional, y con el que hable, me dio mejores referencias, alegando que sobre todo, se asegurarán de implementar una defensa adecuada para que no tengamos que preocuparnos por las consecuencias negativas que puedan derivarse de los hechos, para que así el menor en este caso, resulte lo menos perjudicado posible al culminar el juicio. ¡Y eso me gustó mucho! Yo ya me siento traumada, imagina ahora a Gabriel que es solo un niño en el cuerpo de un hombre...
. - No alcancé a saber si Gabriel fue interrogado... - El temor volvió a mi voz, especialmente porque Mendoza mencionó la asistencia de un fiscal…
. - Tranquila...
. - Tengo miedo de que lo trasladen a la correccional de menores, ha sido una negligencia de mi parte que él ahora esté involucrado en conductas delictivas, yo... - La voz se me quebró...
. - Natalia, no te hagas esto, no es tu culpa - Leonardo tomó mi mano y la presionó - Cierto que existe una causa probable, es decir, un motivo razonable para su arresto, pero por ahora, él permanecerá allí, debes calmarte y dejar de culparte...
. - Él es mi responsabilidad, me siento culpable...
. - Lo sé, pero sus acciones no la son, Gabriel es consciente de sus actos y debe asumirlos, fue su decisión, por favor, cálmate... - Volvió a presionar mi mano.
La miré porque sentí una calidez
maravillosa con su contacto, y luego levanté mi cara para mirarlo a él, justo en el momento que hizo lo mismo...
Entonces el anuncio de la llegada a destino, nos hizo romper el fugaz contacto, tanto de nuestras miradas como de las manos...
. - Gracias por traerme... - Le dije bajando del auto, mientras él hacía lo mismo...
. - Te acompaño hasta tu apartamento - No fue una petición ni mucho menos, sino otra imposición de su parte...
. - No es necesario, estoy bien... - Necesito que se vaya, no quiero siquiera que este cerca de este lugar que esconde algo de él...
. - Vamos... - Continuo señalándome seguir como si no le hubiese hablado... ¡Así que suspiré y avancé!
. - Es aquí... - Dije frente a la puerta de mi apartamento, pero Leonardo no hizo ni aspaviento de irse ¿Qué es lo que espera? Por supuesto si no quería que llegara hasta aquí, menos quiero que entre a mi casa, allí tengo algo suyo, y aunque está escondido, presiento que lo puede ver... Me siento como si tuviera un letrero en la frente anunciando lo que hay en casa... - ¿Quieres un café?
No era lo que tenía en mente, pero él tampoco tiene en mente irse…