– ¡ESE NO ES MI HIJO!.
Eso fue lo último que Jake le dijo a Natasha, su esposa. Así la hecho de la mansión y de su vida, estando embarazada de su bebé, haciéndole caso a las malas lenguas que decían que lo había engañado.
Pero la vida le jugaría una doble jugada y literalmente doble.
Natasha decidió irse al campo a iniciar una vida nueva, criando sola a sus dos hijos Adler y Nicole, mellizos. Muchos años más tarde, a la mansión vecina a su granja se muda Jake con su nueva mujer e hijo de la misma edad que los suyos.
Intentará luchar por su perdón pero... ¿Que pasará cuando el corazón de Natasha se vea invadido por otro hombre?.
Oliver, un hijo ilegítimo del padre de Jake, un guapo hombre que creo su propio y exitoso negocio con el cual se hizo conocido además de ser llamado "El Vassil ilegítimo".
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Capítulo 6: *Perdón*
JAKE
Vuelvo a la mansión, con el corazón latiendo pesadamente. Una vez que entro me encierro en mí oficina, tiró las cosas del escritorio, los libros del estante siguen el mismo camino.
– Eres un idiota, Jake –me digo a mí mismo–. ¡ERES UN MALDITO IDIOTA!
– ¿Papá? –Erick golpea la puerta–. Papá... ¿Que está pasando? ¿Estás bien?
– ¡VE A TU CUARTO, ERICK! –le gritó–. ¡No quiero ver a nadie!.
– Está bien, papá... –me dice–. Estoy arriba por si quieres hablar.
Me siento en mí sillón y empiezo a beber. Ya no servirá ahogar mis penas.
Recuerdo cuando me case con Alina, pensé que jamás vería a Natasha pero la noche después de mí ceremonia la vi, afuera de la mansión, yo estaba ebrio.
• DIECISÉIS AÑOS ATRÁS •
La vi, con su vientre. Hace cinco meses que no la veía, estaba ahí mirándome bajar con Alina, quería que sufriera. Me acerque a ella sin importarme que estuviera embarazada, la tomé del brazo y la empuje contra la columna de la reja.
– ¿¡QUE MIERDA HACES AQUI!? –le grite con furia.
Sus lágrimas fluían y fluían sin parar. Miraba a Alina y luego a mí.
– ¿Que has hecho? –me pregunto llorando–. ¿Por qué...?
– ¿De verdad estás preguntado por qué? –la mire–. Me engañaste... –miro su vientre–. Y veo que dio su resultado. El bastardo que llevas ahí dentro.
– No digas eso –me dijo–. Estos bebés son tus hijos.
– Ohh... que alegría –dije con sarcasmo–. Bastardos dobles. No vengas a querer engañarme, que su padre se haga cargo.
– Jake... Por favor –me súplica.
Tomo mí mano y la llevo hacia su vientre, sentí como se movió bajo mí contacto. Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para contener una sonrisa, pero lo hice, no demostré sentimiento alguno.
– ¿Crees que creeré en tus mentiras? –quite mí mano con rabia–. Vete de aquí, me acabo de casar y soy feliz.
– Jake... –me dice llorando.
– ¡VETE! –le grite.
La empuje al lado opuesto de la mansión, me gire hacia Alina, la tomé de la cintura y la bese con pasión. Tomé su mano y entramos a la mansión, antes de cerrar las puertas mire a Natasha. Seguía parada ahí, llorando.
• ACTUALIDAD •
Algo en mí interior decía "Te vas a arrepentir", pero no le hice caso y ahora estoy pagando por ello.
Tomo mí cabeza entre mis manos, llorando como ella lloro esa noche. Deseando regresar el tiempo y hacer las cosas bien, pero no sé puede... Ya no, se me acabó el tiempo.
– ¿Cómo fui tan estúpido? –me pregunté–. ¿Por qué no la escuché?
Tengo dos hijos, dos hijos hermosos, con mis mismos ojos. Él es tan guapo, alto y parecido a mí, mientras que ella es dulce, amable y hermosa igual que su madre. Una madre la cual ahora me odia más que a cualquier otra persona y no puedo hacer nada para cambiar eso.
Esa noche duermo en el sofa, de nuevo ebrio. Abro los ojos con pesadez, tengo que levantarme y me duele la cabeza.
– ¿Papá? –toca la puerta–. ¿Estás bien, papá?
– Estoy bien, hijo –le digo–. No te preocupes. Enseguida salgo.
– De acuerdo, pa –me dice.
Lo único bueno de este matrimonio fue mí hijo, es un chico increíble. Salgo de la oficina y voy al comedor. Todos están en silencio.
Tengo que hablar con ella. Tengo que pedirle perdón.
...****************...
• ESA MISMA NOCHE •
JAKE
Salí de la mansión en secreto para que nadie me descubriera. Conduzco hasta el café donde trabaja Natasha, la veo salir de ahí y camina hasta el estacionamiento.
Bajo de mi auto y camino hacia ella. Cuando estoy detrás de ella, se detiene y se gira hacia mí.
– ¿Que haces aquí? –me pregunta–. Creí que ya había...
– Por favor, quiero hablar –le digo–. Es todo, por favor.
Echa una carcajada que, apesar de ser falsa, hace que mí corazón lata con fuerza.
– Estás loco si crees que voy a escucharte –abre la puerta de su auto–. No vuelvas a aparecer.
– ¡Me equivoque! –exclamo–. ¿Okey?. Me equivoque y estoy pagando por eso.
– No te veo pagando nada –me dice–. No quiero verte ni escuchaste.
– Te amo. ¿Entiendes eso? –le confieso quebrado–. Te amo a ti y a nuestros...
– ¡NO! –me grita con fuerza.
Se gira hacia mí y me dice fríamente.
– No te atrevas a hablar de mis hijos –me dice.
– Quiero hacer las cosas bien –le digo–. Por favor, dame esa oportunidad.
– Tuviste más de una –me dice–. Cuando te busque, cuando luche hasta el cansancio por ti... ¡Tuviste todas esas oportunidades y jamás las aprovechaste! ¡YA PERDISTE! ¡TIENES UNA FAMILIA CONFORMATE CON ELLOS!
– No me hagas esto, por favor –le suplico–. No tienes idea de lo que pase estos años.
– ¿Y tu tienes idea de lo que YO Y MIS HIJOS PASAMOS? –me grita–. No tenía a nadie más que tu, Jake...
Sus ojos se humedecen intento acercarme a ella pero se aleja. Me detengo y me acerco.
– Nadie quería darme un lugar porque tu familia y tu hicieron que la prensa publicara que te engañe y que me embarace –me dice llorando–. Dormí en una banca en una plaza, sola, con miedo y frío.
– Lo siento –digo largandome a llorar–. Perdoname.
– Me mudé aquí sola... Arregle una casa abandonada ¡SOLA! –me grita–. Trabaje embarazada y tuve a mis hijos sola, los cuide cuando enfermaron sola, los lleve a la escuela sola, los crié sola, ¡LOS DEFENDÍ CON UÑAS Y DIENTES SOLA DE IGUAL MANERA! ¡Y SEGUIRÉ HACIÉNDOLO SOLA PORQUE NO TE QUIERO CERCA DE ELLOS NI CERCA DE MI! –me grita.
– No se que hacer para que me perdones –lloro.
– No voy a perdonarte jamas –me dice–. Ya no queda nada de lo que alguna vez sentí por ti. Te lo diré una sola vez... Aléjate de nosotros.
Sube a su auto y se va. Me tiró al suelo y lloro desconsolado, así se debió sentir ella cuando la rechacé una y otra vez rompiendo aún más su corazón