En un tranquilo pueblo rodeado de montañas, Martín, un chico alto y reservado, siempre ha creído que su altura lo separa del mundo que lo rodea. Sofía, en cambio, pequeña pero llena de energía, ve el mundo desde una perspectiva completamente diferente. Un inesperado encuentro entre ellos hará que dos mundos opuestos se entrelacen de formas que ninguno imagina. Lo que comienza como un simple gesto de ayuda, pronto desatará emociones que pondrán a prueba sus propios límites. ¿Hasta dónde pueden llegar dos personas que ven la vida desde alturas tan distintas?
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Capítulo Extra 4: "El Secreto de la Biblioteca"
En una tarde lluviosa de otoño, Sofía y Martín decidieron pasar el tiempo en la biblioteca del pueblo. Era un lugar que siempre les había llamado la atención, pero que nunca habían explorado a fondo. La biblioteca, un edificio antiguo con paredes de ladrillo y grandes ventanales, parecía ofrecer un refugio perfecto contra el clima gris y melancólico de aquel día.
Al entrar, fueron recibidos por el aroma a libros antiguos y el suave murmullo de las páginas. El interior estaba decorado con estanterías llenas de volúmenes encuadernados en cuero, y la luz tenue provenía de lámparas de pie situadas estratégicamente en todo el espacio.
— Nunca me había dado cuenta de lo acogedora que es esta biblioteca — comentó Martín, mirando alrededor con admiración.
— Sí, tiene un encanto especial — respondió Sofía, mientras se dirigían hacia una de las mesas de lectura cerca de una ventana.
Se acomodaron en una mesa cerca del ventanal y comenzaron a hojear algunos libros, buscando lecturas que capturaran su interés. Sofía se inclinó hacia un estante de libros de historia, mientras Martín se dirigía hacia la sección de novelas clásicas.
— Mira esto — dijo Sofía, sacando un libro polvoriento con una portada antigua. — Parece que este libro no ha sido tocado en años.
— ¿Qué es? — preguntó Martín, acercándose para mirar.
Sofía abrió el libro con cuidado, revelando una colección de cartas antiguas y fotografías en blanco y negro que parecían estar entrelazadas con las páginas.
— Son cartas de alguien que vivió aquí hace mucho tiempo — explicó Sofía, sorprendida. — Y parece que están dirigidas a una persona misteriosa.
Martín se acercó para examinar las cartas. Cada una estaba escrita a mano con una caligrafía elegante, y los textos hablaban de amores perdidos, secretos y promesas hechas bajo el cielo estrellado.
— Esto es fascinante — dijo Martín, tomando uno de los sobres con cuidado. — Debemos averiguar más sobre estas cartas.
Se pasaron el resto de la tarde investigando el contenido de las cartas y buscando en los archivos de la biblioteca información sobre el autor y el destinatario. La búsqueda los llevó a una sección de documentos históricos y registros locales, donde encontraron pistas que los llevaron a la historia de una pareja que había vivido en el pueblo hace más de un siglo.
— Al parecer, estas cartas fueron escritas por una mujer llamada Emilia a su amado, Javier — explicó Sofía, leyendo en voz alta un fragmento de un diario encontrado en los archivos. — Vivieron una historia de amor tumultuosa, marcada por la distancia y el tiempo.
— ¿Qué pasó con ellos? — preguntó Martín, intrigado.
— Parece que la historia no tiene un final feliz — respondió Sofía, con un tono melancólico. — Javier desapareció en una de sus expediciones, y Emilia nunca dejó de esperarlo.
A medida que la tarde se convertía en noche, Sofía y Martín continuaron explorando los archivos, descubriendo más sobre la vida de Emilia y Javier. La historia de amor no correspondido y los secretos guardados en el tiempo resonaban profundamente en ambos.
— Es triste pensar que estas cartas nunca llegaron a su destino final — dijo Martín, mientras observaba a Sofía con una mirada contemplativa.
— Sí, pero también es hermoso cómo estas palabras han perdurado a lo largo de los años — respondió Sofía, tocando suavemente las cartas. — Es como si sus sentimientos aún estuvieran aquí, esperando ser descubiertos.
Decidieron devolver las cartas y documentos a su lugar, y antes de salir de la biblioteca, Sofía se detuvo frente a una estantería que parecía tener un libro adicional.
— Mira esto — dijo, sacando un libro con una cubierta que parecía ser de la misma época que las cartas. — Creo que es el libro que Emilia mencionaba en sus cartas.
El libro estaba lleno de poemas y escritos, y Sofía y Martín pasaron un rato leyendo algunas de las páginas que hablaban de amor eterno y esperanza. La lectura les dio una nueva perspectiva sobre su propia relación y les hizo reflexionar sobre las historias de amor que perduran a través del tiempo.
Cuando finalmente salieron de la biblioteca, el clima había mejorado un poco, y el cielo estaba despejándose. Mientras caminaban hacia la salida, ambos se sintieron conectados con el pasado y con la historia que habían descubierto juntos.
— Ha sido una experiencia increíble — dijo Martín, tomando la mano de Sofía. — Me alegra que hayamos venido aquí.
— Sí, es sorprendente cómo los secretos del pasado pueden influir en nuestro presente — respondió Sofía, sonriendo.
Caminaron bajo las luces de la calle, hablando sobre los secretos y las historias que aún quedaban por descubrir. La tarde en la biblioteca se había convertido en una experiencia inolvidable, una que ambos llevarían con ellos como un recordatorio de que el amor y las historias siempre encuentran su camino a través del tiempo.
...Ecos del Tiempo...
...En las páginas de un viejo libro, susurran ecos de amor,...
...cartas que llevan promesas bajo un cielo estrellado,...
...y en cada palabra escrita, se siente el anhelo fervor,...
...de dos almas separadas, en un destino sellado....
...El tiempo guarda secretos en sus rincones ocultos,...
...y las historias de amores perdidos resuenan en el viento,...
...como un susurro lejano de recuerdos absolutos,...
...que viajan a través de los años, en un eterno lamento....
Cada carta es un testamento de sentimientos guardados,
y los poemas revelan los sueños no cumplidos,
mientras los corazones laten en versos desbordados,
esperando ser leídos, en susurros compartidos.
Así, bajo el cielo de la biblioteca,
donde el pasado y el presente se entrelazan en la calma,
se encuentran las historias que el tiempo no desvanece,
y en cada palabra escrita, perdura el eco del alma.