El Secreto De Margaret

Preocupado Gerard cargó a Margaret y la subió al auto, pero ella estaba bien, solo estaba profundamente dormida.

Al llegar al castillo, la recostó en su cama y le sacó los zapatos y observó sus pies tan delicados y femeninos; sin embargo, él nunca imaginaría que él, en realidad es ella.

Con la culpa cargada en su pecho, el joven entró a su habitación recordando aquel beso que probablemente nunca olvidará en su vida. Era simplemente; lo mejor que le pudo haber pasado, no obstante tomó la decisión de alejarse definitivamente de Josh, él no podría permitir que suceda otra vez.

Al amanecer, Margaret despertó con la mente en blanco, no lograba recordar absolutamente nada de lo que habia sucedido, solo recordó el momento en el bar y luego nada más.

____ Ay, Dios mío ¿Qué pasó? Espero no haber cometido ninguna estupidez__ Se lamentó.

Eran más de las ocho de la mañana así que todos estarían desayunando, era la primera vez que la joven se levantaba tarde.

Corrió al baño a hacer sus necesidades, luego se duchó y se cambió de ropa para luego salir a servir el desayuno.

Mientras ella servía el pan tostado con la mantequilla, miraba de reojo a Gerard; quien estaba con la cabeza agachada, mirando fijamente el plato, sin pronunciar palabras.

___ ¿Te encuentras bien hijo?___ Preguntó Victoria.

____ sí madre, solo me pasé de trago anoche___ Mintió Gerard.

La verdad es que él estaba muy avergonzado, y como veía a Josh que no sentía ni siquiera un poquito de culpa, se comportaba como si no hubiese pasado nada, y Gerard no lo podía tolerar.

De repente, Marc interrumpió el desayuno de los Lamberts informando que una de las ovejas estaba muriendo en el parto de su cría.

Margaret corrió a ver y todos la siguieron, de atrás. Ella hizo un trabajo excepcional, sorprendiendo a todos con su talento.

____ ¡Qué asco! ____ Expresó Cristina.

Ese comentario hizo que la familia Lambert, no la considerarán buena para su hijo; ya que ese castillo y todo lo que había en ella, era herencia de Gerard.

En cambio, Margaret se ganó el aplauso de todos por amar lo que hace; Gerard se retiró del lugar encerrándose en su habitación y es por que se sentía terriblemente mal.

La joven preocupada, observaba su ventanal desde afuera tratando de comprender que fue lo que pasó en la noche anterior. Con la excusa de hablar con él; le pidió a Emma un café, para la supuesta resaca de Gerard.

Ella tocó la puerta y él abrió con la cara larga.

____ ¿Qué pasó, Josh?___ preguntó él, fingiendo leer un libro.

____ Lo mismo pregunto yo, ¿por qué te comportas de esa manera?__ Preguntó ella.

____ No ves que me siento avergonzado___ Contestó él.

____ ¿Avergonzado? ¿de qué?__ preguntó una vez más.

____ Cometimos un pecado, seré la vergüenza de mi familia y voy a ser desterrado, si se llegan a enterar___Confeso él.

____ ¿Por emborracharte serás desterrado?___ Preguntó ella con asombro.

____ ¿Qué? ¿No recuerdas nada?___ preguntó él sorprendido.

____ Sí, fuimos a tomar; luego no sé como terminé en mi cama, pero supuse que tú, mi buen amigo, me ayudaste___ Respondió ella.

____¿En verdad no recuerdas nada más que eso?___ Insistió Gerard.

____ ¿Qué tengo que recordar? __ Preguntó la joven, sin aun comprender.

____ Nada, olvídalo; deja eso ahí y sigue con tus labores___ Sugirió él, con poca amabilidad.

Margaret se retiró de su habitación, más perdida que nunca.

____ Es tan raro, definitivamente ya no es el mismo muchacho que conocí___ murmuró la joven tras cerrar la puerta.

Finalizada las vacaciones de invierno, Gerard y Cristina se despiden de la familia y se marcharon, Margaret no llegó a despedirse de él, porque el joven mantuvo su distancia desde aquella noche.

Debatida en su interior, Margaret trataba de recordar que fue lo que sucedió aquella noche, ella presentía de que algo más que un simple trago, sucedió.

Las horas, los días, los meses transcurrían lento y sin prisa; Gerard y Margaret trataron de seguir adelante con sus vidas, finalmente llegó otra vez, el esperado mes de diciembre, pero, Gerard no apareció en la cena de noche buena, una vez más.

Gerard 23 años.

Margaret 22 años.

Victoria, se sentía triste y decepcionada por las actitudes de su hijo en estos últimos años; ella quería comprender por qué su hijo se estaba comportando de esa manera, siendo que él siempre fue de carácter maduro desde que era chiquillo, Después de tanto meditar la madre del joven, decide viajar para verlo.

Mientras tanto, Margaret se esforzaba cada vez más por tener las mejores calificaciones; aunque el cansancio la consumía constantemente, ella nunca se rindió y aunque era difícil siguió intentándolo.

Por las noches, ella seguía desvistiéndose, antes de dormir.

En una de esas noches; Marc vio la silueta de la joven, a través de las cortinas, y quedó asombrado al descubrir que tenía todos los atributos de una mujer, él creía que Josh se veía a escondida con una de las chicas del servicio y se sonreía así que lo dejó pasar por desapercibido.

Por otro lado; Gerard en la ducha pensaba en aquel beso que nunca pudo arrancar de su mente, y cuanto la echaba de menos, deseaba ir a buscarla y jamás volver a separarse de ella, Sin embargo; olvidarla era su única opción y siguió su relación forzadamente con Cristina

____ Cariño ¿te encuentras bien?___ preguntó ella.

____ Sí estoy bien, ya salgo__ Respondió él.

____ Tardas demasiado__ Se quejó.

Gerard, guardó silencio porque no quería discutir otra vez; Cristina vivía encima de él y lo sofocaba todo el tiempo, él pensaba en que sería mejor terminar esa relación, sin embargo; ella siempre lo terminaba enredando con sus palabras.

El joven poseía un corazón paciente y benigno, su único delito fue enamorarse de la persona equivocada.

Pasaron muchos años en los que él llevaba sufriendo por un amor imposible, un amor distante como las estrellas del cielo, y tan inalcanzable, un amor prohibido, desde sus ojos.

En todo ese tiempo, el joven se esforzó por ser el mejor de su clase, no obstante le costaba aprobar cada materia, sin embargo; logró alcanzar cada meta que se proponía.