Reach The Stars

Había algo inquietante en las noches silenciosas, esas en las que las sombras de mis pensamientos se volvían más pesadas. Cada día trataba de mantener la compostura, de ser la líder que todos esperaban, pero dentro de mí, las preguntas sin respuesta seguían creciendo. Desde que había encontrado los diarios de Jia, no había podido apartar la sensación de que algo se me escapaba, un pedazo de su historia que aún no entendía del todo.

Había leído y releído las entradas una y otra vez, intentando descifrar el dolor que la había llevado al borde del abismo. Pero por más que buscaba entre las palabras, sentía que solo estaba arañando la superficie de una herida mucho más profunda.

Esa tarde, decidí que necesitaba respuestas. Sabía que no podía seguir ignorando la oscuridad que había encontrado en esos escritos; necesitaba entender lo que Jia había vivido para poder reconciliarme con la vida que ahora llevaba. Regresé al cuarto de grabación, aquel lugar que se había convertido en un refugio y, al mismo tiempo, en un portal hacia los secretos de su pasado.

Esta vez, revisé la caja de madera con más detenimiento, buscando algo que hubiera pasado por alto. Entre los papeles y las fotografías, encontré un sobre doblado, uno que parecía diferente a los demás. Era más viejo y estaba arrugado, como si hubiera sido manipulado muchas veces. Mi corazón se aceleró mientras lo abría, sintiendo que estaba a punto de desenterrar algo que cambiaría mi percepción de todo.

Dentro, había cartas y notas breves, algunas sin firmar, pero una en particular capturó mi atención. Era una carta escrita con la misma letra apresurada de los diarios, pero esta vez, dirigida a alguien: "Para S." Me senté en el suelo y comencé a leer, cada línea revelando una parte del dolor de Jia que nunca había imaginado.

"S., estoy cansada de esto. De ti, de nosotros. No sé por qué sigo aquí, fingiendo que todo está bien cuando solo estoy rota. Tu control, tus promesas vacías, me tienen atrapada. Creí en ti, en que todo esto valía la pena, pero ya no puedo seguir. Me has llevado al límite y, honestamente, no sé cuánto más puedo soportar. Pensé que el amor era algo más, algo que te hacía fuerte, pero contigo solo me siento débil y perdida. Ya no soy yo, y no sé si puedo volver a serlo."

Las palabras se quedaban flotando en mi mente. Era evidente que Jia había estado envuelta en una relación tóxica, con alguien que la había consumido emocionalmente hasta dejarla sin fuerzas. Su dolor no solo provenía de la presión de la fama, sino de un vínculo que la había destruido desde adentro. Y ahora, leyendo esas confesiones desgarradoras, entendí que su intento de suicidio no había sido un acto impulsivo, sino el resultado de un sufrimiento que había crecido como una sombra en su vida.

Continué leyendo las otras notas y mensajes, y poco a poco, una imagen comenzó a formarse: Jia había estado involucrada con alguien que la manipulaba y controlaba, alguien que jugaba con sus emociones y la hacía sentirse atrapada. Había sido una relación llena de promesas incumplidas, celos y constantes críticas que erosionaron su confianza en sí misma. Y lo más doloroso de todo era la traición final: "S." no solo había mentido y manipulado; también la había engañado con alguien cercano, alguien en quien Jia había confiado ciegamente.

En una de las últimas cartas, leí sobre la traición que finalmente la rompió. Era breve, casi un susurro, pero contenía la devastación de un corazón destrozado. "Nunca pensé que me traicionarías con ella. No solo me perdiste a mí; perdiste todo lo que significábamos. No puedo seguir.

Las lágrimas llenaron mis ojos al imaginarla escribiendo estas palabras, sola y sin esperanza. La Jia que el mundo conocía como una estrella brillante, siempre sonriente y segura en el escenario, había estado luchando con demonios que nadie más había visto. Había estado atrapada en una relación que no solo la desgastó, sino que también la llevó al borde de la desesperación.

Me quedé sentada en el suelo del cuarto de grabación, rodeada de las sombras de su pasado. Sentí una mezcla de tristeza y rabia, no solo por lo que le habían hecho, sino también por lo ciega que había sido la gente a su alrededor. Jia había llevado su dolor en silencio, sonriendo ante las cámaras mientras su corazón se desmoronaba. Y ahora, aunque yo estaba en su lugar, sentía que la distancia entre nuestras vidas se hacía más pequeña. Entendía un poco más del peso que ella había cargado y, de alguna manera, ese dolor también se convirtió en mío.

Cerré las cartas y las guardé cuidadosamente. Sabía que no podía cambiar lo que Jia había vivido, pero entendí que mi misión, mi verdadero propósito, podría estar relacionado con encontrar una forma de redimir su historia. Quizás, al seguir adelante, podría darle la paz que nunca tuvo, y en el proceso, encontrar la mía también.

Mientras me quedaba en el silencio del cuarto, supe que descubrir esta verdad era solo el comienzo. El pasado de Jia estaba lleno de cicatrices que aún sangraban, y aunque no podía borrarlas, podía prometerme a mí misma que no dejaría que su dolor fuera en vano. Porque, en el fondo, sentía que estábamos conectadas por algo más que un cuerpo compartido: estábamos unidas por la necesidad de encontrar la luz en medio de la oscuridad.

Las noches eran más largas últimamente. No importaba cuán exhausta estuviera después de los ensayos o cuántas cosas intentara hacer para desconectar; la inquietud seguía ahí, revoloteando en mi mente como un insecto persistente. Había aprendido a convivir con los pensamientos que me acosaban, pero últimamente, una pregunta se volvía más insistente: ¿había sido correcto tomar la vida de Jia?

La idea me atormentaba en silencio, creciendo cada vez que me enfrentaba a los fragmentos de su pasado, a las cartas que revelaban su dolor y las decisiones que la habían llevado al límite. Sentía que estaba viviendo una vida prestada, una que no me pertenecía, y aunque trataba de hacer lo mejor, no podía evitar preguntarme si había robado algo que nunca me correspondió.

Esa tarde, después de pasar horas ensayando y sintiéndome cada vez más perdida, decidí encender un Live. No lo había planeado; simplemente sentí que necesitaba conectarme con los fans, buscar en ellos una chispa que me devolviera la motivación. Encendí la cámara y ajusté la luz, intentando disimular el cansancio que se reflejaba en mi rostro. La pantalla pronto se llenó de saludos y emojis, y el contador de espectadores subía rápidamente.

—¡Hola, chicos! —saludé con una sonrisa que traté de hacer lo más genuina posible—. Gracias por conectarse conmigo. Hoy ha sido un día largo, pero quería pasar un rato con ustedes.

Los comentarios se multiplicaron al instante, llenos de palabras de ánimo y preguntas curiosas. Siempre era reconfortante ver a los fans tan activos, tan llenos de energía, incluso cuando yo sentía que la mía estaba agotándose. Había algo mágico en esa interacción, un intercambio de cariño y apoyo que, aunque digital, se sentía profundamente real.

Mientras leía los mensajes, un impulso repentino me llevó a compartir algo que había estado trabajando en silencio: una canción que estaba componiendo. Había pasado noches enteras escribiendo esas letras, vertiendo en ellas las emociones que no podía expresar de otra manera. Era una melodía suave, llena de nostalgia y de un anhelo que no sabía cómo nombrar, pero que reflejaba todo lo que estaba sintiendo.

—He estado componiendo algo —dije, mirando la cámara con un atisbo de nerviosismo—. No es mucho, pero me gustaría compartirles un pedacito. Espero que les guste.

Tomé mi guitarra y toqué las primeras notas. La melodía llenó la habitación, y mis dedos se movieron con la familiaridad de alguien que encuentra consuelo en la música. Canté las primeras líneas, dejando que las palabras fluyeran:

어둠 속 피어나는 이 밤에 난 블랙 로터스은밀한 매력으로 뒤덮인 바다 속 미로차갑게 휘감는 공기, 마법의 유혹느릿하게 퍼지는 내 향기, 넌 빠져들어

Traducción:

Black Lotus on this dark night

a maze of secret charms in the sea

The cold air, the magic temptation

My scent spreading slowly, you fall in love

Los comentarios explotaron en la pantalla, llenos de corazones y palabras de apoyo. Podía sentir la emoción de los fans atravesando la pantalla, y eso me reconfortaba más de lo que podía admitir. Pero entonces, un comentario en particular capturó mi atención.

Yeon-Jun:  *Hermosa canción. Tienes un talento increíble.* 🎵

Me detuve un segundo, sorprendida. Ver su nombre entre los comentarios hizo que mi corazón diera un vuelco, y antes de que pudiera reaccionar, los fans ya estaban desatando una tormenta de especulaciones.

"¿Yeon-Jun está aquí? OMG, ¿se conocen?"

"¿Nuevo dúo? ¡Necesitamos una colaboración!"

"¿Yeon-Jun y Jia? ¿Qué está pasando aquí?"

Los rumores comenzaron a llenar el chat, mezclando curiosidad y emoción, y por un momento, me sentí abrumada. La gente siempre había sido rápida en crear historias, en construir mundos alrededor de cada pequeña interacción. Sabía que Yeon-Jun y yo no éramos más que dos amigos que se apoyaban mutuamente, pero ver cómo los fans ya estaban construyendo su propia narrativa me hizo sentir vulnerable, como si algo que era íntimo y privado se estuviera exponiendo ante todos.

—Gracias. —respondí con una sonrisa, tratando de mantener la calma mientras el chat seguía ardiendo—. Y gracias a todos por escuchar. Sus palabras siempre me inspiran a seguir componiendo.

El Live continuó, pero mi mente seguía atrapada en la imagen de su nombre apareciendo en la pantalla y en la avalancha de comentarios que desataba. Era un recordatorio de que, aunque intentáramos mantener nuestras vidas personales separadas de nuestras carreras, todo estaba entrelazado, y cualquier interacción se convertía en un espectáculo.

Después de apagar el Live, me quedé en silencio, todavía digiriendo todo lo que acababa de suceder. El entusiasmo de los fans, las bromas, y sobre todo, el inesperado comentario de Yeon-Jun me habían dejado en una especie de limbo emocional. Era reconfortante saber que estaba allí, viéndome, pero al mismo tiempo, la reacción de los fans había abierto una puerta a algo que no estaba segura de querer explorar.

El sonido familiar de una notificación de Kakao Talk rompió el silencio. Miré la pantalla de mi teléfono y vi su nombre iluminado, acompañado de un breve mensaje que me hizo sonreír a pesar de todo.

Yeon-Jun: Lo siento si te puse en un aprieto con mi comentario. No pensé que reaccionarían así. 😅

Me quedé mirando el mensaje, sintiendo una mezcla de ternura y alivio. Él siempre sabía cómo hacerme sentir mejor, incluso en los momentos más incómodos. Sus palabras eran sencillas, pero llevaban consigo esa calidez que siempre lograba calmarme.

Jia: No te preocupes, no fue tu culpa. Los fans siempre encuentran algo de qué hablar, ¿no? Pero gracias por estar ahí, me hizo sentir mejor verte en el Live.😊

Esperé unos segundos antes de ver aparecer los tres puntos que indicaban que estaba escribiendo. Me di cuenta de que, a pesar de la distancia y de lo que los demás pudieran pensar, había un espacio seguro entre nosotros, uno en el que no teníamos que escondernos.

Yeon-Jun: Siempre es un placer verte cantar. Esa canción... es hermosa ¿La estás componiendo para algo en especial?

Su pregunta me tomó por sorpresa. Había escrito la canción casi sin darme cuenta, como una forma de liberar mis pensamientos y emociones, sin un propósito claro más allá de desahogarme. Pero al ver su interés, me di cuenta de que, aunque la había creado para mí, también quería compartirla con él.

Jia:No lo sé... Supongo que solo necesitaba sacar todo lo que estaba sintiendo. Últimamente he estado... bueno, pensando en muchas cosas.

Sentí que mi respuesta era demasiado vaga, pero no sabía cómo explicar las dudas que me rondaban sin sonar como si estuviera desmoronándome. La verdad era que no podía confesarle lo más profundo de mis miedos: que cada vez más me preguntaba si debía estar aquí, viviendo una vida que no era mía.

Yeon-Jun:Si necesitas hablar, ya sabes que siempre estoy aquí. Entiendo más de lo que crees... Y lo que sea que estés pasando, no estás sola en esto, ¿ok?

Sus palabras me llegaron como un bálsamo. Era tan fácil hablar con él, tan reconfortante saber que estaba al otro lado, dispuesto a escuchar sin juzgar. Me sentí un poco menos sola, y aunque no podía confesarle todo, sabía que podía confiar en él para sostenerme en los momentos más oscuros.

Jia:Gracias, de verdad. Hablar contigo siempre me hace sentir mejor. Espero que tú también sepas que puedes contar conmigo. A veces parece que estamos enfrentando lo mismo, ¿no? 💫

Hubo un breve silencio antes de que llegara su respuesta.

Yeon-Jun:Sí, a veces siento que nuestras vidas están más conectadas de lo que imaginamos. No sé por qué, pero hay algo en ti que siempre me hace sentir más... en paz. 🙏

Sus palabras resonaron en mi mente. Había una sinceridad en lo que decía que me hizo sentir un poco más ligera, como si finalmente alguien pudiera ver más allá de la fachada que me esforzaba tanto en mantener. Nuestra conexión era innegable, y aunque los fans ya estaban creando sus propias historias, para mí, lo más importante era este espacio íntimo y real que habíamos construido.

Jia:Gracias, Yeon-Jun. Prometo que estaré aquí, pase lo que pase.

Apagué la pantalla, pero no pude evitar quedarme mirando el teléfono por un momento más. Había algo reconfortante y, a la vez, abrumador en nuestra relación, en la forma en que parecíamos encontrarnos en los momentos en los que más nos necesitábamos. Era un lazo invisible que nos unía, y aunque no sabía hacia dónde nos llevaría, estaba agradecida de tenerlo a mi lado.

Porque en medio de todas las dudas, del caos de nuestras vidas y del peso de nuestras responsabilidades, tener a alguien que te ve y te escucha sin filtros era más valioso que cualquier otra cosa. Y por ahora, eso era suficiente para seguir adelante, un mensaje a la vez.