Siendo Esa Princesa

Después de ponerse un camisón con la ayuda de Mulanie, Diana comenzó a acostarse en la cama. Hoy se sentía realmente cansada.

Su cuerpo estaba todo dolorido por el largo viaje que había realizado y también por cocinar esta tarde. Sin mencionar que todavía tuvo que pasar horas esperando a Ashlan, quien aparentemente no regresó a casa.

-Si supiera que mi energía sólo se desperdiciaría, ¿por qué haría algo así? Tsk...- dijo Diana, quien todavía estaba molesta.

Mulanie no respondió. La noble muchacha parecía ocupada apagando varias velas en la habitación antes de irse.

-¡Que descanse bien, Su Majestad!- Mulanie se despidió.

-Tú también, Mulanie. Muchas gracias por todo de hoy- respondió Diana con una sonrisa sincera.

Mulanie asintió con torpeza. Francamente, nunca esperó recibir un agradecimiento acompañado de una sonrisa tan sincera por parte de la Reina de su reino.

Poco a poco empezó a pensar que su decisión de aceptar este trabajo no fue tan mala idea. A pesar de que otras mujeres de la nobleza la rechazaron, Mulanie no sintió que hubiera sufrido ninguna pérdida.

Después de todo, durante todo este tiempo siempre había estado aislado en su círculo social simplemente porque su familia quebró y se vio obligada a mudarse a un pequeño pueblo y trabajar como granjeros.

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En otra parte, se vio a Ashlan, que acababa de terminar su práctica de tiro con arco, sentado mientras intentaba recuperar el aliento.

Uno de los soldados había llevado al establo el caballo que montó en la sesión de entrenamiento de tiro con arco.

-¿No quieres volver a casa?- preguntó el Caballero Bennett al Emperador.

Alarick Kristoff Bennett es el hijo del hermano menor del difunto emperador Ashlan Arthur Mounthbetten.

-¿Para qué?- dijo Ashlan preguntando en respuesta.

El caballero Bennett parecía pensativo. Miró de cerca el rostro del Emperador. El hombre de 30 años sonrió levemente.

¡Ay! Su primo siempre trató de ocultar sus verdaderos sentimientos.

-Para probar lo que dijo el espía esta tarde. ¿Es cierto que alguien preparó comida para Su Majestad o no?- Ashlan dejó escapar un leve suspiro.

Su expresión parecía tan perezosa para responder. Nanun, no conoce su corazón. Este hombre, 2 años mayor que el caballero Bennett, es un experto en ocultar sus sentimientos desde que murió su madre. Pero no de su propio primo.

-¿Tu honor?- llamó el caballero Bennett.

-¿Mmm?- respondió perezosamente.

-¿Quieres ir a casa o no?- Al optar por no responder, el emperador Ashlan inmediatamente se levantó y caminó hacia el palacio.

El caballero Bennett, que vio esto, se levantó rápidamente. Rápidamente, igualó sus pasos.

Al llegar a una parte del palacio que estaba un poco tranquila y tenía una mínima de guardias, el emperador Ashlan corrió al comedor.

El Caballero Bennett todavía lo seguía lealmente sin hacer el menor sonido.

-Entonces, ¿Esa mujer cocinó todo esto?- Preguntó el emperador Ashlan cuando vio la comida en la mesa, que estaba fría y parecía que nunca había sido tocada.

-Así es, Su Majestad. Su Majestad la Reina cocinó deliberadamente toda esta comida para usted. Mulanie dijo, esta es una forma de la devoción de Su Majestad la Reina como esposa- explicó el caballero Bennett.

Intentó mantener la boca cerrada para no sonreír. El emperador Ashlan se burló.

-¿Y si realmente quisiera envenenarme a propósito?- El caballero Bennett se encogió de hombros.

-Has sido entrenado desde la infancia para luchar contra los venenos que entran en tu cuerpo. Tu inmunidad a los venenos sólo desaparecerá si...

El emperador Ashlan levantó una mano para detener las palabras del caballero Bennett. La aguda mirada del hombre se dirigió a su primo menor, quien inmediatamente se tapó la boca y bajó la cabeza.

Casi reveló la debilidad del Emperador que corría el riesgo de que alguien lo escuchara a escondidas.

-¡Perdóname!- dijo el caballero Bennet.

No hubo respuesta del hombre de cabello gris y cabello plateado. No le importaron en absoluto las palabras del caballero Bennett.

La atención se centra únicamente en los alimentos que todavía están disponibles en la mesa.

Aunque hacía frío, el aroma aún despertó su apetito y obligó a su estómago a luchar por una parte.

Le guste o no, se sentó en una de las sillas, sacó un plato de bistec y lo miró de cerca.

-Esto no esta rancio, ¿verdad?- le preguntó al caballero Bennett.

-¿Quieres que lo pruebe primero?- el caballero Bennett se ofreció como voluntario.

-No es necesario- impidió Ashlan mientras aseguraba su comida fuera del alcance del caballero Bennett, quien estaba a punto de sacar el plato que contenía el filete.

-Solo quiero saber si esta comida realmente tiene veneno- añadió mientras se metía el primer bocado en la boca.

Los ojos del caballero Bennett se abrieron perfectamente cuando vio con qué entusiasmo Ashlan comía la comida.

Dijo que tenía miedo de envenenarse, pero ahora un plato está limpio y no quedo nada.

¿Dónde están esas preocupaciones y prejuicios? ¿Es inferior al sabor de la comida elaborada por la Reina?

-Esta seguro que no tiene veneno.

-No lo sé- respondió Ashlan, quien también se encontraba por primera vez con este tipo de platillo, sin embargo, aunque no sabía cómo se llamaba la comida, aun así se metía vorazmente bocado tras bocado en su boca.

hasta que el segundo plato quedó instantáneamente limpio nuevamente.

Es natural que ninguno de los dos sepa qué es la pasta.

-¿Listo, Su Majestad?- Bromeó el caballero Bennett, quien deliberadamente quería avergonzar a su primo mayor.

El movimiento de la mano de Ashlan que estaba a punto de alcanzar el tercer plato falló.

La pregunta sarcástica del primo le hizo retirar nuevamente la mano y en su lugar agarró el agua potable disponible.

-No es que me guste, es sólo que sería una pena si tuviera que tirarlo así- dijo el emperador Ashlan en defensa de sus acciones de hace un momento.

Después de eso, se puso de pie. A punto de caminar hacia la habitación para descansar.

-¿Ese no estaba terminado, Su Majestad?- Ashlan se detuvo en seco. Se giró hacia su primo y le dio al rubio un pequeño puñetazo en la boca.

-Solo come si quieres- el caballero Bennett se rió de buena gana después de que su primo se fue.

Inmediatamente se sentó en la mesa del comedor después de asegurarse de que Ashlan realmente caminaba hacia el dormitorio.

El lado del palacio en el que vivían casi no tenía guardias. Solo había unas pocas sirvientas allí y se despertarían si Ashlan necesitaba algo.

El palacio había sido protegido con magia protectora para que los intrusos o alguien con malas intenciones no pudieran atravesar el escudo invisible.

Todo es decisión de Ashlan. A este hombre de 32 años no le gustan mucho las multitudes. Tampoco quiere que mucha gente viole su privacidad, ni siquiera que vea su rostro.