Arderá Mi Alma

Esa voz había aparecido repentina en mi cabeza. Como cuando alguien te habla al oído. Su presencia era tan nula como la Guardia Civil en aquel momento. El dolor punzante y agudo en todo mi cuerpo había cesado ni bien accedí a su propuesta. Mi corazón ya no sufría más. Mis sentimientos por Irene habían desaparecido. Fue tan inmediato que parecía que mi vida se había borrado por completo de mi mente. Todo se había ido menos mi rabia, mi odio y mi sed de destruirlo todo. Aquello fue lo único que conserve. Eso era mi tesoro ahora. Todo lo que pasaba a mi alrededor me resultaba tan estúpido. Ver sus caras me daba ganas de vomitar. El cuerpo de esa mujer... ¿Cuál era su nombre? Ya no lo recuerdo. Tampoco reconozco su rostro. Aunque tampoco era muy reconocible en el estado que se encontraba. Morado e hinchado. Sus ojos ya ocultos entre sus parpados deformes. Su boca partida al medio, puedo decir que no había señal de sus dientes. Uno de sus brazos se podía ver las marcas de quien la sostuvo. Las ropas rasgadas, su cuerpo expuesto y sangrante sin vida.

No sentí nada al verla ahí desechada. No sabía quién era. Tampoco me importaba. Aunque si deseaba quitarme de encima a estos dos apestosos que me sujetaban. Uno por delante y otro por detrás sentía como intentaban llegar a las profundidades de mis entrañas. Como animales en celo veía como los demas jugueteaban con ellos mismos mientras estos dos seguían.

No podía entender lo que sucedía. Abrir mis ojos y encontrarme en esta incómoda situación. ¿Vulnerable? Ja... para nada... me tomé solo unos segundos y sentí como toda esa energía corría por mis venas y se apoderaba de mi cuerpo. Pude ver que tan fácil era arrancarle los dedos de las manos a uno de ellos y como de un golpe explote la cabeza del otro. Caían como insectos, llorando como niños, gritando de desesperación.

Imbécil el que trato de detenerme. ¿Acaso no me ves? Lento. Eres muy lento para seguir mis pasos. Delante de ti me ves, pero por detrás te tomé del cuello y lo partí como una débil rama.

No dejaré que nadie se aleje. Esto aún no acaba, así como jugaron conmigo, ahora lo haré yo con ustedes, me divertiré hasta que me aburra. Esto me da mucho apetito, ¿Qué tal sabrá su carne? Me da mucha curiosidad. Su estómago se veía tan flácido... deseaba darle un mordisco, ver su interior, escuchar su voz mientras se ahogaban en su propia sangre, como luchaban por contener sus vísceras dentro. Mi boca sedienta no se privará de nada. Nadie más que nosotros estamos aquí. ¿Por qué no sonríen conmigo? Esto es tan divertido, tan delicioso. Mi ira no acabará con tan solo devorarlos. Deseaba más, pero mis pies estaban presos en mi sombra. Algo no me dejaba moverme con total libertad. Quiero ver que más hay al otro lado de la calle.

_ ¿TE DIVIERTES?

Y ahí estas de nuevo.

_ CREO QUE OLVIDE DECIRTE ALGUNOS DETALLES ANTES DEL TRATO.

Ja... No me importaba. Esto era maravilloso. Me sentía invencible. Nadie podrá detenerme.

_ CADA COSA QUE TE DIGA, TENDRÁS QUE CUMPLIRLA.

Yo no seguiré las órdenes de nadie. Mucho menos de alguien como tú. Ni siquiera eres capaz de aparecer delante de mí. Eso demuestra lo cobarde que eres.

_ SI LLEGAS A DESOBEDECERME TE CASTIGARÉ.

Solo inténtalo...

_ AHORA MISMO TE ORDENO QUE TE ALEJES DE AQUÍ.

No iré a ningún lado. Ahora mismo estoy comiendo y todavía tengo apetito de saborear lo que hay del otro lado de estas paredes.

_ DE ACUERDO. TU LO PEDISTE.

Aquellas habían sido sus últimas palabras. Y mi cuerpo comenzó a doler. Y mucho.

Sentí como mi estómagoe estaba a punto de explotar. De mi boca caían restos de la carne que había devorado y que ya no podía contener dentro. Mis manos y piernas se habían entumecido al punto de no poder moverme. Y en mis hombros noté aquel enorme peso que me aplastaba. Como si una bestia enorme se hubiese sentado en ellos y me obligara a encorvarme. Mis dientes habían regresado a la normalidad. Absolutamente todos estaban allí. Pero lo único que no regreso eran mis recuerdos.

Y ahí me encontré presa de mi sombra. Aferrada a mis pies y pegada al suelo rojo y pegajoso. Sola con mi rabia y terquedad. Rodeada de la misma nada... solamente muerte y dolor. Este era mi nuevo mundo, mi nueva vida...

Un hombre de negro me observaba a lo lejos. Lo noté hacía un rato allí. Curioso y asustado, sin quitarme un ojo de encima. Verlo ahí me trajo un recuerdo perdido de una rata asustada. Era gracioso.

Quise ir a verlo de más cerca, pero mis pies pesaban demasiado y estaba muy agotada. Era como si toda aquella energía de antes se hubiese cobrado con mi cuerpo.

Temerosos, un grupo que vestían las mismas ropas que aquel extraño, fueron acortando la distancia hasta el punto de llegar a mi lado. Me comenzaron a hacer preguntas tontas sobre quién era, o si yo había cometido este asesinato. ¿Asesinato? Yo solo tenía hambre. Mucha hambre y ahora me duele el estómago.

Cuando menos lo noté ya me habían colocado esas duras y extrañas cosas en mis manos, apretaban demasiado. Me tumbaron al piso sucio y mi rostro se dibujó en aquel charco de sangre. Aún podía saborear el terror de ese hombre en mi boca.

El extraño me seguía viendo a lo lejos. Vi como fruncia su ceño, como haciendo fuerza o tratando de enfocarla vista. La frustración se notaba claramente.

Para cuando me subieron al vehículo, pude observar un poco lo que había del otro lado de la calle. La luz enceguecio mis ojos al igual que la gran cantidad de personas amontonadas detrás de esa larga cinta.

El viaje fue muy largo. Mis hombros pesaban y me empujaban hacia el piso de la camioneta. El paisaje de esa sucia alfombra cambiaba de un marrón claro a un negro oscuro a gran velocidad.

Cuando se detuvo el coche me cubrieron la cabeza y hacia quedado a oscuras. A arrastras me llevaron a quien sabe donde. Puedo decir que camine bastante como para que me dolieron los pies. Baje y subí escaleras. puertas rechinaban mientras que otras abrían automáticas. Pasillos vacíos hacían eco cada paso que hacíamos. Algunos lugares más fríos que otros y finalmente me dejaron respirar y ver algo de luz. Me sentaron en una silla bastante dura. Amarraron mis manos y pies, colocaron una especie de casco repleto de cables y me dejaron allí sola. Frente a una gran ventana que no dejaba ver al otro lado. Entre esas cuatro paredes me encontré con solo una puerta blanca, una ventana y una especie de micrófono o parlante sobre una mesa. Una luz se encendió. No sentí miedo alguno, solo deseaba dormir. Mi cuerpo aún dolía demasiado y mi estómago seguía revuelto.

_ Di tu nombre. _ dijo el parlante frente de mi

Solo quiero que esto termine pronto para poder dormir de una vez.

Me llamo Lilit

_ Edad

No recuerdo

_ Lugar de nacimiento

No lo se

_ Familiares

Ninguno

_ Domicilio

No lo se...

Y así fueron una de las tantas miles de preguntas que me hicieron, sumado al extenso y detallado interrogatorio sobre lo que había sucedido en aquel callejón.

_ ¿ Porqué los mataste?

Aquella pregunta no la contesté. ¿Porqué lo hice? Nisiquiera recuerdo como llegué allí. Solo recuerdo esa voz. Y el trato que hicimos.

_ ¿ Actuó sola?

Claro que no. Nunca estuve sola. Mi sombra estuvo todo este tiempo conmigo. Fue ella y esa voz quienes me ayudaron. Pero para cuando intente decirlo mi estómago me silencio.

Todos aquellos restos que quedaban de aquel callejón comenzaron a salir de mi boca sin parar. Como una cascada de sangre y carne podrida. Luche por recuperar el aliento pero no lo lograba, ahogarme en mi propio vomito y morir de esa forma sería la manera más estúpida de irse de este mundo. Mi vista se había vuelto borrosa y mis oídos silbaban sin parar. El calor y las humedad que había en esa habitación se había vuelto a un frío seco para mi. Estaba muriendo.

_ ¿TE DIVIERTES?

Hasta que te dignaste en aparecer. ¿Me dejaras salir de aquí? Deseo tanto dormir.

_ ME DESOBEDECISTE Y AHORA SUFRIRÁS.

¿Moriré?

_ NO. ELLOS NO LO PERMITIRÁN

Soportare todo lo que suceda a continuación y te mataré.

_ NUNCA PODRAS ENCONTRARME.

Te buscaré.

_ PASARAS DIEZMIL AÑOS Y SEGUIRAS SIN ENCONTRARME

Te buscaré por cielo y tierra viva o muerta.

_ NO PERTENEZCO A NINGUNO DE ELLOS.

Entonces le preguntare a mi sombra donde estás.

_ ELLA ES MI SUBDITA Y HARÁ TODO LO QUE LE PIDA.

Entonces la mataré. Me deshare de ella y te buscaré en el infierno.

Desperté cubierta por una tela blanca y suave. Era tan cálida. Aquel colchón era muy cómodo y mi estómago ya se sentía bien. Pero seguía sola. Tomé asiento y observé a mi alrededor y no encontré a nadie. Miré bajo mis pies y no estaba. Mi única compañera se había ido. Mi cuerpo solitario y abandonado. Un recipiente vacío. Mi sombra ya no estaba.