En un reino medieval fantástico sumido en la desestabilización mágica, un joven llamado Daniel se reencarna en el cuerpo de un humilde campesino en un mundo lleno de magia y aventura. Dotado con un sistema mágico que le permite avanzar rápidamente, Daniel se une al ejército del reino con el objetivo de convertirse en caballero y proteger el reino de las crecientes amenazas.
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El Asedio de la Noche Eterna
Capítulo 15: El Asedio de la Noche Eterna
El castillo se preparaba para la batalla final. Las paredes estaban reforzadas, los soldados entrenados, y las reservas de suministros y armas listas para el asedio que se avecinaba. La esfera negra, ahora estabilizada por el ritual de la Alianza de la Luz, estaba guardada en un lugar seguro bajo la protección de los magos más poderosos y los Caballeros del Fénix.
Lyra y Daniel, junto con Thoren y Elara, se encontraban en la sala de estrategia, revisando los últimos detalles de sus planes. El reino había recibido informes de que las fuerzas oscuras lideradas por el oscuro hechicero Zareth se estaban reuniendo en los bosques al sur del castillo, preparando un ataque masivo.
—Sabemos que el ataque será devastador —dijo Daniel, señalando un mapa extendido sobre la mesa—. Zareth y sus tropas han demostrado ser implacables. Necesitamos una defensa sólida y una estrategia que nos permita contrarrestar su ofensiva.
Thoren, con una expresión de concentración, añadió:
—La clave será mantener la moral alta entre nuestros hombres y utilizar el terreno a nuestro favor. Además, necesitamos estar preparados para cualquier tipo de magia oscura que Zareth pueda emplear.
Elara, con su conocimiento en magia, ofreció su perspectiva:
—Zareth es conocido por su habilidad para manipular las sombras y conjurar criaturas oscuras. Debemos prepararnos para enfrentarnos a enemigos que pueden aparecer y desaparecer con facilidad. También deberíamos tener en cuenta que puede intentar sabotear nuestras defensas mágicas.
Lyra, con una determinación feroz, dijo:
—Nuestro objetivo es proteger el castillo y mantener la esfera negra segura. Si podemos resistir el asedio y mantener nuestra fortaleza, Zareth se verá forzado a retroceder. La batalla será dura, pero debemos ser valientes y unidos.
La noche descendió sobre el reino, trayendo consigo un aire de tensión palpable. La atmósfera en el castillo estaba cargada de nerviosismo, pero también de determinación. Los soldados y defensores se alinearon en sus puestos, preparados para enfrentar el ataque inminente.
En el horizonte, las primeras señales del ejército de Zareth comenzaron a aparecer: nubes oscuras que se arremolinaban en el cielo, y una sombra ominosa que se deslizaba sobre el terreno. La noche parecía más oscura y fría, como si el propio aire estuviera cargado con la influencia de la magia negra.
De repente, una alarma resonó a través del castillo. Los soldados se prepararon para el asedio mientras las primeras oleadas de enemigos se lanzaban contra las murallas. Las tropas de Zareth, formadas por criaturas de sombra y soldados corrompidos, avanzaban con una ferocidad implacable.
Lyra, Daniel, Thoren y Elara estaban en la línea del frente, coordinando la defensa y utilizando sus habilidades para repeler a los atacantes. Las flechas volaban, las espadas chocaban, y la magia se desataba en un espectáculo de luces y sombras.
A medida que la batalla avanzaba, el hechicero Zareth apareció en el campo de batalla. Su presencia era aterradora, con una capa oscura ondeando detrás de él y una aura de maldad que parecía afectar a todo lo que tocaba. Con un gesto, conjuró una horda de sombras que se abalanzó sobre los defensores, intentando romper las líneas.
—¡No podemos permitir que rompan nuestras defensas! —gritó Daniel, mientras se enfrentaba a las criaturas oscuras con su espada.
Lyra se unió a él, utilizando su magia para iluminar el campo de batalla y dispersar las sombras que amenazaban con abrumar a sus tropas. La combinación de sus habilidades creó un campo de luz que comenzó a repeler a los atacantes y a proteger las murallas del castillo.
Elara, con su magia de protección, lanzó barreras de energía que absorbían y disipaban los hechizos de Zareth, protegiendo a los defensores y manteniendo la fortaleza segura. Thoren, con su experiencia en estrategia, guiaba a los soldados para que se movieran con precisión y mantuvieran la formación.
A pesar de sus esfuerzos, Zareth parecía tener una ventaja. Con cada ataque repelido, el hechicero conjuraba nuevos hechizos y criaturas para reemplazar a los caídos. La batalla se prolongaba, y el cansancio comenzaba a afectar a los defensores.
En medio del caos, Lyra se dio cuenta de que la esfera negra, que estaba protegida por un grupo de magos, estaba en peligro. Las criaturas de sombra estaban intentando infiltrarse en la cámara donde se guardaba el artefacto.
—¡Debemos proteger la esfera a toda costa! —ordenó Lyra, dirigiéndose hacia la cámara.
Daniel la siguió, y juntos enfrentaron a los invasores que intentaban acceder a la cámara. Con sus habilidades combinadas, lograron mantener a raya a los enemigos y asegurar el artefacto.
En el campo de batalla, Zareth había intensificado su ataque. Al ver que sus tropas no lograban romper las defensas, decidió usar un hechizo poderoso para lanzar una ola de oscuridad que parecía desintegrar todo a su paso.
—¡Es ahora o nunca! —gritó Daniel—. Necesitamos usar el artefacto para contrarrestar su magia.
Lyra asintió y, con gran determinación, activó la esfera negra, que ahora estaba equilibrada por el ritual. La esfera emitió una luz cegadora, y una onda de energía mágica se extendió por el campo de batalla. La oscuridad comenzó a disiparse y las sombras se desvanecieron.
Zareth, sorprendido por el poder del artefacto, intentó resistir la energía de la esfera, pero la fuerza de la luz y el equilibrio mágico eran demasiado para él. Con un grito de frustración y desesperación, el hechicero comenzó a desvanecerse, arrastrado por la energía purificadora de la esfera.
Con la caída de Zareth, el ejército de las fuerzas oscuras comenzó a retirarse. Las sombras se disolvieron, y el campo de batalla se llenó de una luz renovada. Los defensores, exhaustos pero triunfantes, comenzaron a celebrar su victoria.
Lyra y Daniel se encontraron en el centro del campo de batalla, rodeados por sus compañeros y aliados. Aunque habían ganado la batalla, sabían que el conflicto no había terminado por completo. La amenaza de la oscuridad aún persistía, y debían permanecer vigilantes para proteger el reino.
—Hemos enfrentado una gran prueba —dijo Lyra, mirando a su alrededor—. Pero hemos demostrado que, con valentía y unidad, podemos superar cualquier desafío.
Daniel asintió y tomó la mano de Lyra.
—Nuestro viaje no ha terminado. Aún hay mucho por hacer para asegurar la paz y la estabilidad. Pero por ahora, hemos ganado una victoria importante.
/Brokenheart/