La historia explora el poder del amor y el arte como medios para enfrentar el dolor y la pérdida, destacando la importancia de aferrarse a aquellos que amamos en los momentos más oscuros.
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Capítulo 14: Entre la Esperanza y la Desesperación
Los días que siguieron a aquella profunda conversación entre David y Lucas pasaron con una extraña mezcla de normalidad y tensión. Aunque intentaban mantener la rutina, el peso de lo que habían discutido seguía flotando en el aire, invisible pero palpable. Había una certeza entre ellos de que las cosas no podían seguir como estaban, que había decisiones por tomar y caminos que seguir. Sin embargo, también había una resistencia a dar ese paso, a confrontar plenamente lo que el futuro podría deparar.
David comenzó a pasar más tiempo en el hospital, sometiéndose a pruebas y sesiones de tratamiento. Aunque los médicos eran cautelosamente optimistas, él no podía sacudirse la sensación de estar caminando sobre una cuerda floja, donde un solo paso en falso podría derrumbar todo lo que había construido junto a Lucas. A pesar de eso, nunca dejó de lado su arte, viendo en él no solo una distracción, sino también una forma de procesar sus emociones.
Lucas, por su parte, se sumergió en su trabajo, pero siempre hacía tiempo para estar con David, acompañándolo a las citas médicas o simplemente pasando las tardes en el estudio, trabajando en proyectos creativos. Sin embargo, detrás de su sonrisa y su apoyo incondicional, David podía ver que Lucas también estaba luchando con sus propios miedos e inseguridades.
Una tarde, después de una sesión particularmente agotadora en el hospital, David se encontró de vuelta en su apartamento, tumbado en el sofá con los ojos cerrados. El sonido del timbre lo sacó de su estado de somnolencia, y al abrir la puerta, encontró a Nio esperándolo con una expresión preocupada.
“David, ¿puedo entrar?” preguntó Nio, sin la usual alegría que la caracterizaba.
David asintió, haciéndose a un lado para dejarla pasar. “Claro, pasa. ¿Todo bien?”
Nio entró y se sentó en una de las sillas del comedor, observando a David con una mezcla de cariño y preocupación. “Debería ser yo quien te preguntara eso. No te he visto en un tiempo, y me preocupaba que algo estuviera mal.”
David suspiró, sabiendo que no podía ocultarle nada a Nio. “Estoy bien… o al menos, tan bien como puedo estar. He estado en el hospital más de lo que quisiera, pero las cosas parecen ir por buen camino. Solo… hay mucho en lo que pensar.”
Nio lo miró en silencio por un momento, como si estuviera sopesando sus palabras antes de hablar. “Sé que has estado pasando por mucho, y que probablemente no quieras preocuparme. Pero soy tu amiga, David. Puedes contarme cualquier cosa.”
David se sentó frente a ella, sintiendo una oleada de gratitud por tener a alguien como Nio en su vida. “Lo sé, y aprecio que estés aquí. Es solo que, a veces, siento que estoy arrastrando a todos los que me importan a través de esta tormenta, y no quiero ser una carga para nadie.”
Nio negó con la cabeza, su expresión decidida. “David, no eres una carga. Eres una persona increíble que está lidiando con algo muy difícil. Y aquellos que te amamos estamos aquí porque queremos estarlo, no porque tengamos que estarlo. Eso incluye a Lucas también.”
David sintió un nudo en la garganta al escuchar el nombre de Lucas. “Eso es parte de lo que me preocupa. Lucas ha sido increíble, pero no puedo evitar sentir que estoy limitando su vida. Él merece poder vivir sin preocuparse por mí todo el tiempo.”
Nio lo observó con una mirada comprensiva antes de hablar. “Lucas está contigo porque te ama, David. Él ha elegido estar a tu lado, y no es algo que hagas por él o por ti, sino por ambos. Las relaciones no son solo acerca de los momentos felices; también se trata de apoyarse mutuamente en los tiempos difíciles. Y creo que eso es lo que Lucas está haciendo, lo que ambos están haciendo.”
David asintió lentamente, entendiendo las palabras de Nio, pero aún sintiendo el peso de sus dudas. “Solo quiero que él sea feliz. Y quiero ser feliz también, pero a veces es difícil ver cómo eso será posible con todo lo que está pasando.”
Nio tomó las manos de David, dándole un apretón suave. “La felicidad no siempre es algo que encontramos de inmediato. A veces, es algo que construimos, paso a paso, incluso en medio de la oscuridad. Tú y Lucas ya han comenzado a construirla juntos, y eso es algo hermoso. No dejes que el miedo te haga perder de vista lo que ya tienes.”
Las palabras de Nio resonaron profundamente en David, y por primera vez en días, sintió un pequeño destello de esperanza en medio de la confusión. Había estado tan atrapado en sus propios miedos y preocupaciones que había olvidado lo que realmente importaba: el amor y el apoyo que lo rodeaba.
“Gracias, Nio,” dijo finalmente, con una sonrisa genuina. “Necesitaba escuchar eso.”
Nio sonrió también, con su habitual calidez. “Siempre estaré aquí para ti, David. No lo olvides.”
Esa noche, después de que Nio se fue, David se encontró sentado en su escritorio, mirando el lienzo en blanco frente a él. Había algo en él que lo llamaba, una necesidad de plasmar lo que estaba sintiendo, de liberar las emociones que lo habían estado atormentando.
Sin pensarlo demasiado, comenzó a trabajar. Las pinceladas eran rápidas y precisas, reflejando un caos interior que solo encontraba orden cuando se manifestaba en el arte. Pintó durante horas, sin detenerse para pensar en lo que estaba haciendo, dejando que sus emociones fluyeran a través de los colores y las formas.
Cuando finalmente se detuvo, jadeante y cubierto de pintura, se alejó un poco para observar su obra. Lo que vio fue una imagen poderosa, una mezcla de luz y sombra que representaba la lucha interna que había estado viviendo. Pero también había esperanza en la pintura, una luz que surgía del centro, creciendo y expandiéndose, empujando hacia afuera la oscuridad que intentaba rodearla.
David se sintió extrañamente liberado al contemplar su obra. No era perfecta, pero capturaba exactamente lo que había estado sintiendo. Y eso, pensó, era todo lo que necesitaba en ese momento.
Al día siguiente, cuando Lucas llegó al apartamento de David, encontró la pintura en el estudio. La observó en silencio durante un largo rato antes de buscar a David, quien lo esperaba en la sala.
“Es increíble,” dijo Lucas con voz suave cuando finalmente encontró a David. “Es como si hubiera tomado todo lo que estábamos sintiendo y lo hubiera puesto en ese lienzo.”
David sonrió, sintiendo un peso levantarse de sus hombros. “Eso es exactamente lo que intenté hacer. Quería que reflejara lo que hemos estado pasando, pero también lo que vendrá. La luz que estábamos buscando.”
Lucas lo abrazó, apretándolo con fuerza. “David, estamos en esto juntos. Siempre lo estaremos. Y no importa cuán oscura sea la noche, siempre habrá una luz que nos guíe de vuelta.”
David cerró los ojos, sintiendo la calidez de Lucas a su lado. Por primera vez en mucho tiempo, se permitió creer en esas palabras, en la posibilidad de un futuro donde la oscuridad no ganara.
“Sí, Lucas,” susurró, aferrándose a esa esperanza. “Siempre habrá una luz.”