Annie jamás pensó que podría llegar a hacer algo tan descabellado como ayudar a secuestrar al presidente del país.
Durante todo un mes es la Encargada de mantener en buena forma al cautivo y aunque al principio el mandatario, John Meyer es una persona dura, fría que solo la insulta, poco a poco se deja llevar por la personalidad dulce y tierna de su secuestradora.
Después de varios días en cautiverio Annie lo ayuda a escapar, arriesgando su propia vida y la de su familia.
Jonh esta agradecido por su sacrificio por lo que la lleva con el, además, es la única que puede ayudarlo a llegar al final de todo este asunto.
¿Lograra John acabar con los planes de magnicidio en su contra? ¿Annie conseguirá su propia Venganza?
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Capitulo 7: Ayudame a saber quien está detrás de todo esto.
Varias horas después, una vez terminada la cena, Annie toma la bandeja con comida y se dirige a la habitación del presidente.
Al ingresar, se acerca a él y nota que está profundamente dormido, deja la bandeja en la mesa junto a la cama y se queda observándolo detenidamente.
Si le hubiesen dicho que existía una persona tan increíblemente hermosa, no lo hubiese creído. Annie no puede creer sus pensamientos, en estos momentos, no puede decir que se ha enamorado de él, pero sí que la atrae de todas las maneras posibles, se siente tan extraña cuando esta frente a él y no es solamente miedo, la emoción que siente en ese momento. Se había criado con muchos vecinos varones, pero siempre los veía como amigos, yendo al basural a buscar un poco de comida, nunca había sentido lo que siente por el presidente. Annie se golpea la cabeza, regañándose así misma, fuera o no fuera amor lo que siente , él jamás se fijaría en ella, no solamente por sus orígenes, sino por su edad, ella apenas es una niña, su padre tendría la misma edad que él.
Dejándose llevar por un impulso, lleva su mano a la muñeca de John para ver sus heridas, y se encuentra con varias laceraciones sobre la piel y una bastante profunda con sangre seca a su alrededor. Annie no puede evitar que unas lágrimas rueden por sus mejillas. En ese momento siente la mirada penetrante del presidente, que sin Dudas ya esta despierto, sacando violentamente su mano de la de ella.
—¿Qué crees que estás haciendo? —pregunta furioso.
—Lo... Lo siento, solo quería ver sus heridas —John puede sentir que está llorando, y por alguna razón se siente culpable por su trato hacia ella.
—Estaré bien, mis heridas no son de consideración.
—Hay una muy profunda, debería dejarme que la vea, conseguiré elementos de primeros auxilios para curarlo.
—No te preocupes, no moriré por ello, aunque estarías muy contenta si lo hiciera.
—Sé que estoy cometiendo un delito terrible, pero no es mi intención lastimarlo, ni mucho menos desear que usted muera—Annie agradece tener la máscara en esté momento, para que no pueda ver sus lágrimas.
—Ya deja de hacer eso —exclama John, siempre ha sentido debilidad por las mujeres vulnerables, pero esta vez será la excepción.
—¿Qué estoy haciendo, señor?—pregunta confundida.
—Aunque tengas esa ridícula máscara no significa que no te vea llorar, tus lágrimas no te servirán de nada.
—Lo siento señor, no volverá a pasar. Aquí le traje la cena, además... Quiero hablar con usted, si me promete que no me insultara ni me hará daño, necesito que este tranquilo.
—¿Qué es lo que quieres?—pregunta John.
—Escúcheme... Quiero ayudarlo —el presidente abre los ojos de par en par, sorprendido, quizás Noreen no es tan mala después de todo.
—¿Me ayudarás a escapar?
—Lo siento, pero ya le dije que no puedo hacerlo —John vuelve a ponerse furioso, la sola presencia de la muchacha le desagrada.
—Entonces no tengo nada que escucharte, lárgate, tu sola presencia me molesta.
—Por favor, señor presidente, no puedo ayudarlo a escapar, pero si puedo desencadenarlo unas horas , si usted... Me promete...no huir.
—¿Qué es lo que estás diciendo? —pregunta aún más sorprendido, esta chica es impredecible, nunca conocio a nadie como ella.
—Solo quiero que deje de lastimarse...
—Hacerte la buena y considerada no te va a salvar de ir a la cárcel —responde John con mucha dureza.
—No lo hago por eso, señor, créame, pero solo puedo hacerlo si usted me promete no huir.
—¿Y como sabrás si estoy diciendo la verdad y una vez que este libre no intento hacerlo?
—Usted es un presidente, que hace años vive para nuestro país, es muy sincero y leal a la gente, no lo conozco, pero creo que jamás le mentiría a alguien, correré el riesgo de confiar en usted —algo dentro de John se movilizó, quien es esta maldita mujer... Que lo tiene secuestrado por dinero y aun así se preocupa por él.
—Escúchame Noreen... No puedo prometerte que no lo haré—se sincera.
—Entiendo, señor presidente—Sin mediar palabra, Annie se acerca a los brazos de John, saca una llave del bolsillo y abre el candado, dejándolo libre.
John no puede creer que ya no está atado a las cadenas, después de tantos días, se levanta de la cama y comienza a sentir como su cuerpo reacciona, estaba tan entumecido por estar en la misma posición... Maldita sea, esta mujer acaba de liberarlo.
—Sérá libre por unas horas, señor presidente, no intente escapar, por favor, mi gente está armada allí afuera, y no dudarán en disparar—Annie siente que nuevamente las lágrimas ruedan por sus mejillas, sin poder contenerse. Intenta dar media vuelta y salir de la habitación, pero John la toma del brazo para detenerla.
—Noreen...
—Por favor, déjeme ir—súplica ella.
—¿Por qué lloras? —pregunta sorprendido, jamás había visto a un secuestrador actuar de esta manera.
—Porque no se imagina lo culpable que me siento al estar haciendo esto... No soy una delincuente, o al menos no lo era...
—¿Quieres decir que?..
—Es la primera vez que hago algo así... Estaba desesperada por el dinero, señor presidente. Jamás mi intención fue hacerle daño—confiesa Annie, la culpa la esta carcomiendo por dentro.
—Escúchame Noreen... Puedo entender por qué lo has hecho, si me dejas ir, prometo que te ayudaré.
—No puedo hacerlo, juro que si estuviera en mis manos, usted ya no estaría aquí, ellos mataran a mi familia si lo dejo ir.
—¿Quiénes son ellos? —pregunta John, quizás ella sabe más de lo que dice.
—No lo se, solo se que eran personas que no querían que te presentaras a la convención por la paz.
—O sea que... Ustedes no me secuestraron por un rescate, a ustedes les pagaron para que me secuestren—John no puede creer lo que esta escuchando, ¿Realmente puede confiar en ella?
—Nuestro trabajo era secuestrarlo para que no asista a la convención, para que deje de meter las narices en donde no debe.
—No lo puedo creer... Noreen, escucha... Prometo no huir con una condición—no sabe si puede confiar en ella, pero al menos lo intentará, además si se va ahora quizás nunca descubra quien fue el traidor, por el momento le conviene quedarse allí.
—Dígame, señor presidente.
—Noreen... No intentaré huir, por el momento... Necesito que me ayudes a investigar quien está detrás de todo esto.