Después de sufrir una traición, Sofía va a un bar con la intención de ahogar sus penas. Allí encuentra a un hombre desagradable que usa métodos sucios para llevarse a una mujer a la cama, drogándola. Pero por suerte, y sin saber que en realidad la mujer que terminó en sus brazos está drogada, Henrique Guzmán, un CEO respetado por todos, termina pasando una noche de amor con ella. Pero como no todo en la vida es color de rosa, Sofía despierta al día siguiente sin recordar mucho de la noche anterior, y se va. Un año y tres meses después, él la encuentra. Y con el paso del tiempo, Henrique descubrirá que aquella noche abrumadora, resultó en una hermosa niña.
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Capítulo 8
Salgo de la sala de Lui. Y recuerdo una mesa que está cerca de su oficina. Tengo la impresión de que es de ella. Miro hacia la dirección de la mesa. Y ahí está ella. Escribiendo en las teclas de la computadora, muy atenta. Me acerco, sintiendo de nuevo la dulce fragancia de su perfume. Ella no me ve. Suena el teléfono, ella lo levanta sin apartar la vista de la computadora. Contesta, y una vez más, su voz suena magnífica en mi oído.
- El señor Lui está en una reunión. No puede atender a la señorita en este momento. Si así lo desea\, puede dejar un recado...
La miro. Notando esa misma mirada indiferente que lanzó a Lui. Ella cuelga el teléfono. Parece enojada por algo. Pero pronto me di cuenta de lo que se trata. Ya que ella misma deja escapar, al pensar que está sola aquí.
- Mujercita molesta. Uf. No sé por qué me molesta tanto. Como si quisiera estar con un idiota como Lui.
Me divierto con su forma de ser. Y me alegra saber que ella no quiere estar con Lui. Pero lo más divertido es cuando ella me nota casi cerca de su mesa. Se lleva la mano a la boca, tapándola. Por lo visto, se dio cuenta de que la escuché. Es bastante divertido verla tartamudear de nervios.
- S-Señor? ¿Hace mucho tiempo que está aquí?
Ella me pregunta aterrorizada. Y eso me divierte. Miro hacia su boca. Está usando un lápiz labial en tono rosado. Un maquillaje ligero. Ella es hermosa.
Ella me mira como si desaprobara mi mirada. Me recompuse.
- Un poco. Pero no te preocupes. No escuché nada.
Ella sonríe pareciendo entender lo que quise decir. Una sonrisa hermosa, que acelera mi corazón.
- ¿Necesita algo usted?
¡Necesito! ¡Necesito de ti... Necesito tenerte nuevamente en mis brazos!
Cómo desearía poder decirlo en voz alta. Pero no quiero asustarla. Ya que una vez más, ella demostró que no me reconoce.
Por supuesto que sabía de esa posibilidad. Después de todo, todo pasó porque ella estaba drogada. Y como se fue mientras yo todavía estaba en la ducha. Ya tenía esta sospecha.
- No. No necesito nada... ¿Trabajas hace mucho tiempo con Lui?
Pregunto, y ella frunce el ceño, pareciendo dudosa. Cómo esta mujer puede cautivarme tanto, incluso después de un año.
- No se ofenda por mi pregunta. Pero me gustaría saber si hicimos una buena elección al hacer un contrato con él.
- ¿Ustedes no son amigos desde hace mucho tiempo?
Ella me atrapó. Es más inteligente de lo que imaginé.
- ¡Sí\, lo somos! Pero hace mucho tiempo que no lo veo. Y quería saber cómo es su carácter. ¿Sabes?
- ¡No! ¡No sé! No estoy husmeando la vida de mi jefe.
- Creo que no me has entendido.
- ¡Sí\, entendí! Quieres saber si Lui es un buen jefe. Si se acosa a todas las mujeres. Y sabes\, me da igual si se acuesta con todas las mujeres de la empresa. O incluso del planeta tierra. Siempre y cuando me respete... Y eso no solo vale para él. Vale para cualquier atrevido que piense que puede acosar a una mujer solo porque tiene mucho poder.
No puedo contener la risa. Y la miro a ella, que me mira con desaprobación. Me acerco más a su mesa. Quiero transmitirle un poco de confianza. No quiero que me mire con desaprobación. Sino con los mismos ojos de deseo con los que me miró antes.
- No todos son así.
- ¿Ah sí? ¿Conoces a alguno? Dime al menos uno que no solo quiera llevarse a una mujer a la cama. Y después desecharla como si fuera cualquier cosa.
- ¡Yo!
Le respondo con toda la confianza que sé que tengo. Después de todo, no estoy mintiendo. No me acerco a todas las mujeres. Solo quiero acercarme a ella.
Ella me mira incrédula ante mis palabras. Y hasta me hace gracia su forma de ser.
- ¿Tú? Lo siento\, pero no lo creo.
- Tú eres ese tipo de persona que no tiene miedo de decir lo que piensa en la cara de los demás. Y eso me gusta.
- Lo hago. Ese es el defecto que muchos piensan que tengo. Yo lo llamo carácter. Dignidad.
- Y yo digo que el mundo necesita más personas sinceras como tú.
La miro. Y ella me mira sorprendida por lo que digo. Incluso quisiera quedarme aquí más tiempo con ella. Espiar todo de su vida. Pero sé que no obtendré las respuestas que quiero. Y peor aún. La alejaré de mí. Y eso es algo que no puedo permitir.
— ¡Bam! Necesito regresar a la reunión. Fue un placer conocerla, señorita Sofía.
Salgo de allí y camino hacia la oficina de Lui. Ella no me dice nada, pero puedo sentir su mirada sobre mí. Tan pronto como llego a la puerta de la oficina, miro de reojo solo para confirmar que me está mirando. Sonrío con eso y entro en la sala.