-Esto no puede continuar así María Camila, eres la mayor, no puede ser que esta sea la quinta niñera que renuncia en menos de un año-
-No queremos una extraña en casa papá, yo puedo cuidar a mis hermanos-
-Eso no está en discusión, sabes que tengo que trabajar, habla con tus hermanos de inmediato-
-Desde que se murió mamá has cambiado mucho, sabes te necesitamos en casa, mamá ya no esta y nos duele comprende esto no te duele solo a ti-
-María Camila no te vayas así, hija, escúchame-
Laura no entiendo porque tenias dejarnos solos justo en el momento en que mas te necesitamos.
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Capítulo 7: Es mejor que te vayas
Camila…
Creo que he juzgado muy mal a Luciana. Esta vez debo darle la razón a mi hermano: ella realmente le hace bien a los más pequeños de la casa.
Perder a mamá hace un año fue lo más difícil que nos ha tocado vivir. He intentado ser fuerte, llenar el vacío que ella dejó, pero no se puede reemplazar lo irremplazable, por más amor que les tenga.
Papá casi nunca está. Desde que tengo memoria, su vida gira en torno a la empresa, los socios, las reuniones… Las vacaciones con mamá eran lo único que nos mantenía unidos. Ojalá él entendiera lo mucho que nos hace falta.
Necesito hablar con Luciana. Quiero disculparme por la forma en que la he tratado. Tal vez… ella pueda encargarse del cuidado de mis hermanos.
Salgo hacia su casa, pero antes de llegar, veo algo que me detiene en seco. Un hombre desconocido está frente a Luciana. Su expresión es amenazante. La curiosidad me puede, y me escondo entre los arbustos.
—Te lo advierto, Luciana. O regresas a trabajar esta misma noche al bar o tu hermanita no la cuenta —le dice el hombre con voz fría.
—No voy a regresar al bar —responde ella temblando—. Ya tengo un nuevo trabajo, te pagaré lo que te debo, pero no volveré.
—Parece que no leíste las letras pequeñas del contrato, querida. Me debes un año completo de trabajo. Si no cumples, tu hermanita pagará las consecuencias. Sería una lástima... adelantar su muerte —dice con una sonrisa cruel.
—Está bien… regresaré. Pero solo un año. Por favor, no te metas con mi hermana —suplica Luciana con lágrimas en los ojos.
Mi corazón se hiela. Miro cómo ese hombre se aleja y me quedo paralizada.
¿Así que todo era mentira? ¿Una niñera? No. Solo una mujer que trabaja en un bar de mala muerte.
Camino de regreso a casa con el corazón encendido de rabia y decepción. En mi habitación no dejo de dar vueltas; tengo que enfrentarla antes de que mis hermanos lleguen.
—Tenemos que hablar —le digo al verla entrar.
—Por supuesto, señorita Camila, dígame qué sucede —responde con serenidad.
—Quiero que te vayas de inmediato de mi casa. Eres una mentirosa. No eres ninguna niñera… eres una mujerzuela que trabaja en un bar —le escupo las palabras sin pensarlo.
—Déjame explicarte, por favor. No es lo que piensas. Yo soy víctima de ese hombre… solo necesito tiempo —dice entre sollozos.
—No me interesa escucharte. Hazme un favor y vete antes de que mis hermanos lleguen. No quiero que sigan encariñándose contigo —respondo, dándome la vuelta para esconder las lágrimas que empiezan a asomar.
Luciana…
Mi día no pudo empezar peor. Ese hombre apareció sin aviso. No sé cómo encontró esta dirección… tal vez me mandó a seguir. Tengo miedo. Es capaz de cualquier cosa.
Después de que se fue, intenté recomponerme. No quería que los niños me vieran llorando. Pero cuando entré a la casa, Camila ya sabía todo. Me miró con desprecio, sin darme oportunidad de explicarme.
Perdí mi trabajo… y con él, la esperanza.
Fui a recoger mis cosas y dejé el uniforme sobre la cama. Era hora de volver a la realidad. Sin embargo, antes de salir, la pequeña Sol apareció en el jardín. Me abrazó con fuerza, señalando el área de juegos.
—Perdóname, mi niña… pero tengo que irme —le dije con la voz quebrada.
Ella negó con la cabeza. Camila observaba desde la ventana, con los ojos llenos de lágrimas.
Sol comenzó a llorar desconsoladamente y a gritar:
—¡Luciana! ¡Lucy, no te vayas! ¡No te vayas, mi Lucy!
Aquello me rompió el alma… pero entonces algo milagroso sucedió: habló.
Camila bajó corriendo.
—Mi niña… mi pequeña Sol, ¿estás hablando? —pregunté sin creerlo.
—¿También me vas a dejar como mami? —preguntó Sol con su vocecita temblorosa.
Camila se arrodilló frente a nosotras, llorando.
—No, pequeña. Luciana se va a quedar con nosotros —dijo abrazándonos a ambas.
Yo no podía contener el llanto.
—Ve a ponerte tu uniforme, Luciana. Mañana hablaremos con calma —me dijo Camila entre sonrisas y lágrimas.
—Sí, señorita… muchas gracias —respondí apenas con voz.
Sol no se separó de mí ni un segundo. Mientras caminábamos de regreso a casa, le susurré:
—Creo que hay alguien muy importante que quiere escuchar tu voz, pequeña.
—¿Papi? —dijo con una sonrisa.
—Sí, mi niña hermosa. Vamos a darle la buena noticia —le respondí, mientras el corazón me latía con fuerza.
Por fin habló la pequeña Sol...☺️☺️☺️
Muchas gracias por leer actualizare lo más seguido que pueda.
Quién será ese hombre misterioso ??? 🤔