El mundo de Ada Vargas está lleno de secretos: algunos que pueden salvarla y otros que podrían destruirla. Ada deberá enfrentarse a traiciones inesperadas y tomar decisiones que cambiarán su vida para siempre.
En un mundo donde nadie es lo que parece, ¿ Podrá él amor sobreviví al Caos ?
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Lágrimas de dolor
En el auto había un silencio un poco incómodo, no sabía qué hacer. Cuando se me ocurrió, miré por la ventana, sintiendo el aire en mi cara. Estaba muy tranquila, hasta que Alex habló.
—Reinita, ¿me das tu dirección? —dirijo mi mirada hacia él y alzo una ceja. Me molesta un poco el tono con el que dijo "reinita". Ja, ¿quién se cree este...? Ay, no sé qué apodo ponerle porque tiene que ser tan lindo que se me hace difícil molestarlo.
—Idiota, es en la carrera 12, calle 6. Yo te digo cuando estemos llegando para que te estaciones. —Él no respondió. De nuevo, nos sumergimos en un profundo silencio. Sacó mi mano por la ventana del auto para poder sentir el aire, y así pasé todo el camino.
30 minutos después
—Y bien, ¿dónde nos estacionamos? —me pregunta con una ceja alzada y una cara que no sé cómo describir. Sé que para él este lugar no debe ser el mejor, pero para mí está bien, ya que no vivo en una zona de ricos, pero sí en algo decente.
—Detente en aquel parque —le respondí con una cara seria.
—No, ni loco te dejo sola a esta hora por ahí. Si te pasa algo, Amelia mata a Mateo y Mateo resucita y me mata a mí —dijo con una cara de miedo. Eso me dio mucha risa. No pude ocultar la sonrisa que se me salió.
—Está bien, sigue derecho, luego gira a la izquierda y tres casas después está la mía. —Él, con una risita triunfal, condujo hasta llegar a mi casa. Cuando llegamos, di un vistazo a la casa y me di cuenta de que las luces estaban encendidas, lo que significaba que mamá estaba allí, quién sabe por qué llegó antes.
—Alex, gracias por traerme —le di una pequeña sonrisa, para luego salir del coche. Cuando salí, me di cuenta de que mi madre estaba parada en la puerta. No sé a quién estará esperando, pero caminé hacia la entrada, cuando escuché el auto marcharse, y mi madre habló.
—Ahora te vendes, perra. Qué bien que lo hagas, ya no tendré que verte más. —Miré a mi madre con los ojos incrédulos, intentando asimilar que ella no había dicho eso, pero volví a la realidad cuando me pegó una cachetada.
—Yo no me vendo, solo es un amigo que se ofreció a traerme —mientras le decía esto, me sobaba la mejilla porque de verdad me dolía.
—Ja, aparte de perra, mentirosa. Eres lo peor que me pasó en la vida. No sabes cuánto te odio. —La miré y lo único que vi fue odio. No aguanté más y salí corriendo escaleras arriba hasta encerrarme en mi habitación.
En mi habitación, me senté en el tocador y vi cómo caían lágrimas de mis ojos, corriendo el maquillaje. Cogí un pañito húmedo y empecé a desmaquillarme. Al terminar, fui hacia mi armario y me puse una pijama. Encendí el televisor y puse una película, mientras intentaba no llorar más. Poco a poco, me fui quedando dormida.
Ptts: porque no creas una serie de misterio me encantaría leerla #selequiere❤️