Jonas. Emperador Renacido

Cuando llegó la tarde uno de los sirvientes de la mansión Grafton fue a buscar a Nirella al palacio imperial, Nirella se despidió de Jonas y antes de subirse al carruaje le dijo.

__ Mi cumpleaños será dentro de unos días, espero que puedas asistir.

__ Por supuesto que iré, jamás me lo perdería.

Nirella se subió a su carruaje y le dijo a dios con la mano mientras su carruaje se alejaba. Jonas se quedó de pie en el patio hasta que ya no pudo vislumbrar más el carruaje, después entró al palacio. Durante la cena con Kailed Jonas se veía pensativo, él le preguntó.

__ ¿ Ha pasado algo Jonas?, pareces preocupado.

__ El cumpleaños de Nirella será dentro de unos días y aún no se que regalarle.

__ Si quieres puedo ayudarte con eso.

__ ¿De verdad?

__ Si, mañana podemos ir a la ciudad y buscar un buen regalo para tu prometida.

Jonas no había ido a la ciudad desde que había regresado en el tiempo y se sintió emocionado por un momento, pero luego recordó lo difícil que era ser emperador y dijo.

__ Me encantaría que me acompañaras pero se que estas muy ocupado dirigiendo el imperio, no te preocupes ya me las apañare.

__ Últimamente he tenido mucho trabajo y quería tomarme un día libre, pero si no me quieres acompañar a la ciudad no pasa nada.

__ Entonces te acompañare.

Al día siguiente Jonas se levantó muy temprano, uno de los sirvientes le entregó un cambio de ropa sencillo, después de cambiarse bajo a desayunar, su padre le estaba esperando en el comedor, iba vestido ropas sencillas parecidas a las de él, su cabello rubio largo hasta los hombros lo llevaba trenzado de un lado, su padre era un hombre atractivo, pero él había decidido no volver a casarse. Jonas preguntó.

__ ¿Por qué nos hemos vestido así?

__ Iremos de incógnito, así podremos pasear sin ningún problema.

Jonas desayunó rápidamente y luego marcharon a la ciudad en un sencillo carruaje. Mientras paseaban por la ciudad varios guardias los seguían con sigilo como sombras. El emperador llevó a Jonas a varias tiendas en las que compraron varias cosas, al salir de una de las tiendas Jonas preguntó.

__ ¿Por qué estamos comprando tantas cosas?

__ Quiero hacerle regalos a mis asistentes.

__ ¿Por qué?

__ Porque son buenos empleados, de vez en cuando suelo hacerles regalos como agradecimiento por su trabajo.

El emperador se detuvo frente a una joyería y dijo.

__ ¿Qué te parece si buscamos el regalo de tu prometida aquí?

__ Si.

Al entrar en la tienda el dueño se apresuró a atenderlos y preguntó.

__ ¿En qué puedo ayudarlos?

__ Estamos buscando un regalo para una niña de 12 años, ¿Podría mostrarnos lo que es popular para las niñas de esa edad?. Dijo el emperador.

__ Por supuesto.

El dueño de la tienda, sacó varias cajas de madera con distintas joyas y lazos para el cabello, Jonas miró todo muy concentrado. Kailed le dijo.

__ ¿Hay algo que te guste?

__ La verdad es que no se que podría gustarle a Nirella.

El emperador tomo un lazo para el cabello de color rosa pastel, era de seda y tenia una pequeña piedra preciosa en el centro, él se la mostro a Jonas y le dijo.

__ Nirella tiene el cabello corto y por lo consiguiente siempre lo lleva suelto sin ningún adorno, esto le podría ir bien, ¿Qué te parece?

Jonas tomó el lazo en sus mano y se le quedó mirando y dijo.

__ Es muy bonito y seguro le quedará bien pero, ¿No crees que es un regalo muy sencillo?

__ A veces no importa si lo que regalas es algo valioso o no, lo importante es la intención con la que lo des.

Jonas sabía que a Nirella no le importaba usar cosas caras, es más ella siempre pareció incómoda al usar joyas extremadamente caras, por eso solo las usaba durante las fiesta o bailes.

__ Entonces me llevaré este.

El dueño de la tienda lo puso en una caja y se lo entregó a Jonas, Kailed le preguntó.

__ No quieres elegir nada más.

Jonas se quedó mirando las vitrinas, había unos pequeños pendientes de diamantes que le gustaron a Jonas y dijo.

__ También me gustaría llevar esos pendientes.

__ ¿Quiere que ponga todo en la misma caja?

__ Sí por favor.

Contestó Jonas. Al salir de la tienda fueron hasta donde les estaba esperando el carruaje, Jonas se veía muy feliz y complacido con el regalo que había comprado. Mientras volvían al palacio Kailed se quedó dormido. Jonas se quedó mirando a su padre, él parecía cansado y calculo que para tomarse ese día libre debía de haberse quedado trabajando toda la noche, después de que su padre lo viera llorando en el salón de baile él parecía estar más pendiente de él, intentaba cenar con él cada noche y siempre iba a verlo aunque fuera un momento.

Al llegar al palacio el cochero abrió la puerta y Jonas le hizo señas para que no despertara a su padre, él se bajó del carruaje y dijo.

__ Papá está dormido, no lo despiertes.

__ Pero...

__ No te preocupes, si se enfada por que no lo despertaste dile que yo ordene que no lo hicieras.

__ Está bien joven príncipe.

Jonas quería ayudar a su padre así que se dirigió a su oficina, los guardias al verlo le dijeron.

__ El emperador no se encuentra en su oficina en estos momentos.

__ Ya lo se, pero hay algo que debo hacer, ¿Me dejan pasar?

Jonas era el príncipe heredero así que no podían prohibirle la entrada, ellos abrieron las puerta y lo dejaron pasar. Jonas sintió nostalgia al volver a entrar a aquella oficina que meses atrás le había pertenecido. Él se sentó detrás del escritorio y leyó los documentos que su padre tenía esparcidos en la mesa. Él ya sabía de qué trataban aquellos documentos y como debía gestionarlos así que comenzó a trabajar.

Él estuvo trabajando durante varias horas hasta que su padre se despertó e inmediatamente fue a buscarlo a su oficina ya que uno de los sirvientes le dijo que se encontraba ahí, al abrir las puertas de su oficina Kailed miro a Jonas revisando los documentos que había dejado en la mesa, por un momento él se asusto al imaginar el desastre que Jonas debía haber hecho y dijo.

__ Jonas, ¿Qué estás haciendo?

__ Yo quise ayudarte un poco.

Kailed suspiro y dijo.

__ Deja eso, aun eres demasiado joven para que me ayudes con algo tan complejo, cuando seas mayor podrás ayudarme.

Jonas dejó los documentos que tenía sobre la mesa, se puso de pie y le dijo.

__ Solo quería ayudar.

__ Lo se, ahora ve al comedor ya es hora de cenar.

__ ¿Tu no vienes?

__ Sí, enseguida iré.