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El Despertar Del CEO Al Amor

El Despertar Del CEO Al Amor

Status: Terminada
Genre:Romance / Yaoi / CEO / Matrimonio contratado / Triángulo amoroso / Completas
Popularitas:83
Nilai: 5
nombre de autor: Edna Garcia

Ethan Vieira vivía en un mundo oscuro, atrapado entre el miedo y la negación de su propia sexualidad.
Al conocer a Valquíria, una mujer dulce e inteligente, surge una amistad inesperada… y un acuerdo entre ellos: un matrimonio de conveniencia para aliviar la presión de sus padres, que sueñan con ver a Ethan casado y con un nieto.

Valquíria, con su ternura, apoya a Ethan a descubrirse a sí mismo.
Entonces conoce a Sebastián, el hombre que despierta en él deseos que nunca se había atrevido a admitir.
Entre secretos y confesiones, Ethan se entrega a una pasión prohibida… hasta que Valquíria queda embarazada, y todo cambia.

Ahora, el CEO que vivía lleno de dudas debe elegir entre Sebastián, el deseo que lo liberó, y Valquíria, el amor que lo transformó.
Este libro aborda el autoconocimiento, la aceptación y el amor en todas sus formas.

NovelToon tiene autorización de Edna Garcia para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 7

Ethan bajó al café.

Valeria ya estaba en la mesa, hojeando una revista de decoración, mientras Mauricio leía el periódico, como hacía todos los días.

Todo parecía normal, excepto por el peso en el pecho de Ethan, que apenas había podido dormir desde la conversación con Valquiria.

Sabía que no había vuelta atrás. Había hecho un acuerdo, un pacto que resolvería sus problemas con sus padres... pero que, al mismo tiempo, lo ataba a un papel que no era el suyo.

Aun así, había paz en la decisión.

Valquiria, de alguna manera, le hacía creer que todo estaría bien.

Se sentó a la mesa, y Valeria pronto notó el semblante diferente de su hijo.

—Estás pálido, Ethan. ¿Estás bien? —preguntó, preocupada.

—Sí, mamá. —Respiró hondo, ajustándose la corbata—. Solo necesito hablar con ustedes.

Mauricio bajó el periódico, curioso.

—Habla, hijo mío. ¿Qué pasó?

Ethan los miró a los dos por un momento. Era hora de cumplir su parte del acuerdo.

—Valquiria y yo... decidimos casarnos.

Por un segundo, el silencio dominó el ambiente.

Entonces, Valeria dejó escapar un grito sorprendido y se llevó las manos al rostro.

—¡¿Qué?! Ethan, ¿estás hablando en serio?

—Sí. —Respondió con calma, tratando de contener la reacción de su madre.

Mauricio se levantó, sonriendo de oreja a oreja.

—¡Finalmente, hijo mío! —exclamó, acercándose a él y dándole una palmada en el hombro—. ¡Lo sabía! ¡Te dije que esta muchacha era diferente!

Valeria, emocionada, ya se secaba las lágrimas.

—¡Ay, gracias a Dios! ¡Pensaba que este día nunca llegaría! —Se volvió hacia su marido, entusiasmada—. ¿Escuchaste, Mauricio? ¡Nuestro hijo se va a casar!

Ethan mantuvo una sonrisa discreta, pero por dentro su corazón latía acelerado.

Valeria ya hablaba sin parar:

—¿Y cuándo va a ser la boda? ¿Ya eligieron el lugar? ¡Ay, Ethan, sabía que Valquiria sería la mujer adecuada para ti! Es educada, linda, de buena familia...

Mauricio se rió a carcajadas.

—¡E inteligente! Sabe conversar, es centrada. Finalmente una mujer a la altura de mi heredero.

—¡Y voy a ser abuela! —completó Valeria, emocionada—. Ya puedo imaginar a un bebé de ojos claros corriendo por esta casa.

Ethan respiró hondo. El sueño de sus padres parecía estarse haciendo realidad frente a ellos, pero, para él, era solo el inicio de una escenificación cuidadosamente planeada.

—Mamá, papá... —intentó intervenir, pero Valeria estaba completamente tomada por la emoción.

—¡Quiero organizar todo! —decía ella, entusiasmada—. ¡La ceremonia, la fiesta, las flores! Ethan, no te vas a preocupar por nada, ¡déjame todo a mí!

Mauricio, aún radiante, alzó la taza de café como si brindara.

—Qué buena noticia para comenzar el día. La familia Vieira volverá a tener motivos para sonreír.

Ethan observaba a los dos, tratando de contener la culpa que comenzaba a crecer dentro de él.

Estaban felices, y él, por primera vez, se sentía un impostor.

Más tarde, Valquiria llegó a la mansión. Vestía un vestido sencillo, pero elegante, y una sonrisa discreta.

Así que entró, fue recibida con abrazos cálidos.

—¡Valquiria, querida! —exclamó Valeria, abrazándola con entusiasmo—. ¡No te imaginas la alegría que nos estás dando!

Mauricio también la felicitó, sonriente.

—Felicitaciones, mi futura nuera. Qué suerte la nuestra de tenerla en la familia.

Valquiria sonrió, un poco avergonzada, pero mantuvo la serenidad.

—Agradezco el cariño de ustedes. Ethan me habló de lo importante que es esta familia para él.

Valeria tomó las manos de la muchacha con afecto.

—Ustedes fueron hechos el uno para el otro. Siempre sentí que había algo especial entre ustedes dos.

Ethan, que observaba la escena a la distancia, percibió la mirada rápida que Valquiria le dirigió, un intercambio silencioso, como si le dijera "aguanta firme, estamos juntos en esto".

Él asintió discretamente, retribuyendo el gesto.

Valeria ya hablaba animada:

—¡Quiero marcar una fecha pronto! Y el vestido, Valquiria, ¿ya pensaste en el modelo?

—Aún no —respondió ella, riendo—. Confieso que todo sucedió muy rápido.

—El amor es así mismo —interrumpió Mauricio—. Cuando es para que suceda, simplemente sucede.

Ethan cruzó los brazos, disimulando la incomodidad.

Sabía que, si continuaba allí, acabaría delatándose con la mirada.

Entonces, cuando Valeria comenzó a discurrir sobre decoración y lista de invitados, él cortó el asunto:

—Mamá, papá, por favor. Vamos con calma. No quiero nada grandioso.

Valeria lo miró, sorprendida.

—¿Cómo así, Ethan? ¡Eres un Vieira! No podemos hacer algo sencillo.

—Quiero algo íntimo —dijo él, firme—. Solo nosotros, la familia y algunos amigos cercanos.

Valquiria concordó.

—Creo que esa es una buena idea. Algo tranquilo.

Valeria suspiró, tratando de contener el entusiasmo.

—Está bien... pero al menos déjame cuidar de la ceremonia, ¿sí?

—Puedes cuidar —respondió Ethan, sonriendo levemente—. Solo no quiero exageraciones.

Mauricio se acercó y abrazó a su hijo.

—Me has dejado orgulloso hoy, Ethan. Nunca dudé de que este día llegaría.

Ethan retribuyó el abrazo, sintiendo el nudo en la garganta apretar.

—Espero que ustedes sean felices —completó el padre—. Y que este matrimonio traiga al nieto que tanto soñamos.

Al oír eso, Valquiria desvió la mirada.

Sabía que aquel sería el verdadero desafío.

Prometer un hijo era fácil; hacerlo realidad sería otra historia.

Más tarde, cuando sus padres se retiraron, Ethan y Valquiria se quedaron a solas en el balcón.

El viento soplaba leve.

—Viste la alegría de ellos —dijo él, mirando el horizonte—. Es exactamente eso lo que quería.

—Y es exactamente eso lo que me asusta —respondió ella, con una sonrisa triste.

Ethan la miró, intrigado.

—¿Te arrepentiste?

—No. —Ella negó con la cabeza—. Pero ahora entiendo el peso que tú cargas.

Él bajó la mirada.

—Valquiria... no sé cómo agradecerte.

Ella colocó su mano sobre la de él.

—Solo prométeme una cosa: que no te vas a culpar por esto. A veces, fingir un poco es la única manera de sobrevivir.

Ethan respiró hondo y asintió.

—Lo prometo.

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