En Esta Segunda Vida Seré Villana

Al día siguiente, un sirviente llegó a la pequeña Dayana, y ella sin ayuda de nadie como siempre, se preparó para iniciar sus clases, las cuales serían en el palacio principal.

Ni siquiera desayunar pudo, pues ha notado que el día va bastante avanzado.

Cuando logró llegar, ya las clases habían iniciado, y allí estaba Tania sentada escuchando al maestro, como si ella fuera una persona inteligente.

El maestro, nada más ver llegar a la niña, le dice de mala manera.

—Veo que la señorita Dayana es toda una niña sin educación, estás no son horas de llegar al primer día de clases— expresa el profesor molesto, ella solo se dedica a tomar su lugar al lado de la pequeña víbora, después de todo, sabe que seguro aquel hombre ya está recibiendo un soborno de parte de Marta y discutir con él, es una pérdida de tiempo.

Durante todas las clases, Dayana se la pasó mirando sin mucho interés, y eso fue causa de molestias para el maestro, quien al terminar la clase, se quedó con Dayana un momento.

—Princesa Dayana, he notado que no tiene interés en mi clase, ¿me gustaría saber la razón de eso?— pregunta el profesor y Dayana se niega aquel hecho.

—Son ideas suyas, sus clases fueron muy interesantes— miente ella y sonríe.

Eso no hizo más que enojar más al maestro.

—No tiene que mentir, ¿solo dígame la razón de por qué no le agrada estar en mis clases? Lo que le estoy enseñando, es para su futuro— dice el hombre con un semblante serio y Dayana decide ser sincera.

—Le diré la verdad, sé que usted ha recibido sobornos de mi madrastra para hacerme la vida imposible, y no estoy interesada en quedar mal delante de una persona así como usted— dice ella y el hombre se pone pálido, ya que aquella mujer habló con él sobre ese tema, pero él aún no decide si aceptar tal cosa, pues van en contra de sus principios.

—No sé quién le dijo aquello, pero sí, la futura emperatriz me ofreció un soborno, pero aún no he aceptado nada, no soy un abusador que le hace la vida imposible a una niña— dice él con cara sería. En vista de eso, Dayana decide hacer una jugada maestra, no en vano ha vivido ya dos vidas.

—Le seré sincera, todas sus enseñanzas ya las tengo memorizadas, mi madre se encargó de hacerlo, de hecho, tengo la inteligencia para no tomar ninguna asignatura— miente ella directamente, pues tampoco va a decir que ya ha vivido dos veces. El hombre no puede creer lo que ella dice.

—No tiene que presumir sobre lo que no sabe, con solo 6 años, usted no tiene la capacidad para saber todas esas enseñanzas— dice él con una sonrisa de burla.

—¿Qué me dará si pruebo que lo que digo es real?—pregunta ella con malicia, ya que le ha surgido una idea fabulosa.

El sin pensarlo dice.

—Mi lealtad por supuesto — dice el hombre y ella pregunta para estar segura.

—¿No se retractará de sus palabras en el día de mañana?— dice ella y el hombre vuelve a decir.

—Nunca, ¿por quién me toma?—le responde y sin que él se lo espere, un círculo mágico aparece en su mano izquierda. Eso es lo que va a garantizar, que en un futuro muy cercano, él cumpla sus palabras.

Al tener conocimiento sobre temas mágicos, el hombre se asusta un poco, pero trata de tomar la compostura otra vez.

—No tenía que llegar a ese extremo, no sabía que la princesa heredera sea una bruja— dice el hombre medio asustado, y la niña sonríe.

—Aún no conoces de lo que soy capaz, soy más que una bruja cuando así lo deseo, y como puede ver, si me traiciona, puede morir al instante, y estoy segura de que usted no quiere irse al más allá. Así que mejor sigamos con la demostración— expresa ella con calma y el hombre aunque un poco nervioso, tomó un cuaderno y se sentó en su escritorio, y en silencio, preparó un pequeño examen de algunos de los temas que se supone que le daría a la joven en un futuro.

Cuando terminó, le hizo las preguntas a la niña, quien sin ningún esfuerzo, respondió cada una de ellas, y hasta dio algunos ejemplos. Aquel hombre estaba maravillado con la inteligencia de la niña.

Muy emocionado, él le sigue haciendo preguntas, las cuales Dayana responde sin titubear.

 Ella en su anterior vida, se desempeñó bien en sus clases de princesa, aunque la bruja mayor, se encargó de robar sus méritos para dárselos a su hijita.

Ahora que tiene una nueva oportunidad, no dejará que eso suceda de nuevo, y cree que la mejor forma es demostrar desde ahora, que es toda una genio, y así matar dos pájaros de un solo tiro.

Primero y más importante, toma venganza en contra de las dos brujas, y segundo, deja que Tania haga el ridículo, pues ella más que nadie sabe, que esa niña tiene la cabeza en la luna y no es más que una tonta.

Esta es su oportunidad de destacar desde temprana edad, y va a brillar por todo lo alto.

***

El maestro, al no tener nada más que enseñarle a la niña, se ofrece para ayudarle a entrenar su magia, puesto que, él también tiene magia, aunque por lo visto no tan fuerte como Dayana.

—Me ofrezco a ser su maestro de magia, si me deja, puedo incluso ser su hombre de confianza — expresa el hombre muy emocionado, y la niña sonríe.

—Estaría bien tener un sirviente de confianza, pero ¿cómo vamos a entrenar la magia? Aunque para serle sincera, no necesito de su ayuda en el tema mágico— dice ella segura de sí misma.

—Tengo manejo de los cuatro elementos, y aunque no tengo una magia poderosa como la suya, al menos puede servir para sacar tu potencial — se ofrece el hombre.

—Bueno, eso lo hablamos después, ¿aunque me gustaría saber cómo despertar la magia de luz?—pregunta ella y el hombre se pone pálido.

—¿No me diga que es usted una santa?—pregunta el maestro.

—Bueno, una santa, tan santa no soy, pero si tengo magia de luz— dice ella totalmente calmada.

—Ya veo, al parecer estoy frente a la próxima santa de este imperio, es para mí un honor servirle, mi nombre es Gabriel Salazar— expresa y se inclina en una reverencia.

—Ya que serás mi sirviente, no necesitas hacer una reverencia, eso sí, a la primera traición, no vivirás para contarlo a otro, el sello en tu brazo te matará solo por pensar en traicionarme — dice la niña y el hombre se pone de pie.

—Bien mi señorita, ya le juré lealtad, y así será. Pondré mi vida por la suya, y seré útil en todo lo que usted necesite — dice Gabriel y ambos se ponen de acuerdo en continuar mañana con el entrenamiento.

El maestro es quien se encargará de hacer posible tal cosa.

***

Nos vemos

Nos olviden dejar su apoyo