Luego de ser traicionada por su mejor amiga y su prometido, Bella busca la manera de vengarse de las personas que una vez quiso como a su propia familia.
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capítulo 7
Luego de que Vladímir ingresara lo hice seguir a la sala y dije.
— Cómo verá no esperaba visitas a esta hora de la mañana, iré a cambiarme y enseguida estaré con usted.
— Por mí no se preocupe... Creo que puedo decir que ya la vi con menos de lo que trae puesto.
Sonreí ante su claro coqueteo y conteste.
— Pero ahora no es justo que solo uno de los dos esté casi desnudo, mientras el otro se ve impecable.
Vi como una sonrisa apareció en su rostro y camine hacia las escaleras. Era claro que él se sentía atraído hacia mí, pero iba a ser difícil competir contra Verónica por su atención.
Al cabo de unos minutos bajé con mi cabello peinado y con un vestido floreado algo holgado. Debía cambiar mi guardarropa, ya que la mayoría de las prendas que había ahí me quedaban algo grandes.
— Disculpe la demora.
Vladímir dejo su celular y al verme me examino un poco mejor y al ver mi cuello su rostro se frunció. Sin que me lo esperará, se levantó de su asiento y corriendo mi cabello para tener una mejor visión dijo.
— Lamento lo que mi hermana le hizo. – Lo vi voltear y tomando la bolsa qué había traído con él me miró y agregó — tome asiento, yo voy a curar sus heridas...
— No es necesario, no fue para tanto...
– Por favor, insisto.
Al ver que su petición era más una orden que un pedido sonreí y asintiendo, tome asiento en el sillón y él se acercó a curar mis lastimaduras.
Por un instante solo me quedé viendo lo que hacía. Vladímir era un hombre intimidante, pero a la misma vez podía ser todo un descarado si se lo proponía.
Él era exactamente como Verónica lo había descrito por años. Guapo, sexy, masculino, inteligente, mandón, era como si ya lo conocía, pero aun así debía tener cuidado. Vladímir, también era muy intuitivo, no por nada era uno de los mejores empresarios en su negocio. Muchos se habían acercado a él por interés al morir sus padres y es por eso que creció desconfiando hasta de su sombra.
Luego de unos minutos termino de curar mis heridas y hablo.
— Ya puede dejar de observarme, ya terminé. Esta pomada es cicatrizante y evitará que le queden marcas.
— No me preocupan las cicatrices, el accidente dejó muchas en mi cuerpo. – Su mirada se clavó en mi rostro y agregué.— Las marcas en mi piel son el recordatorio de mi segunda oportunidad. Cuando desperté en esa cama de hospital, conectada a todas esas máquinas sentí el mayor miedo que pude sentir en toda mi vida. El doctor que me hizo la primera revisión dijo que había sufrido un grave accidente hacía casi dos años y que ellos ya habían perdido la esperanza de que algún día despertará.
Cada día después de ese fue un recordatorio.
— ¿Recordatorio de qué?
— De que está es mi segunda oportunidad, y que esas cicatrices me hicieron una mujer más fuerte.
Vladímir no dijo nada más por un rato y yo también guardé silencio. Hasta que de pronto mencionó.
— ¿Qué planea hacer de ahora en adelante?
— Voy a retomarlo en donde lo dejé. Yo era... bueno soy una diseñadora muy buena, y no es por presumir, pero cuando me gradué las mejores marcas se peleaban por mí...
— Eso no sonó para nada presumido.
Ambos sonreímos y agregué.
— No te rías, me esforcé mucho para que eso sucediera.
— ¿Y qué paso? ¿Ninguno logro cumplir con tus estándares?
— Quería tener mi propia marca de ropa. No me malinterprete, ser diseñadora de una prestigiosa marca es algo con lo que todo pasante sueña, pero yo quería más. Estaba segura de que mis diseños iban a llegar lejos y es por eso que rechacé esas propuestas.
— Ahora entiendo por qué ambas eran amigas. Verónica quería hacer lo mismo...
– De hecho íbamos a ponernos nuestra empresa juntas. Creo que eso ya no va a ser posible. ¿Por qué dices quería? ¿Ya no le interesa poner su propia marca?
— No, de hecho hace mucho no lo menciona.
— Ya veo, en ese caso es mucho mejor así. No quiero tener otro cruce con ella como el que tuvimos hoy. Es mejor si ambas tomamos caminos separados y ya no nos volvemos a ver más.
Es una lástima que tú seas su hermano.
– ¿Por qué lo dice?
— Usted lo sabe. Bueno muchas gracias por la medicina, pero tengo cosas que atender.
Vladímir entendió claramente mi invitación a retirarse y con una sonrisa agregó.
— Muy bien, me retiro. Espero que en nuestro próximo encuentro podamos beber vino.
Sonreí por su clara invitación y conteste.
— Primero escuché la otra versión de la historia y si aún quiere beber una copa conmigo, con mucho gusto la aceptaré.
Vladímir no dijo nada más y después de acompañarlo a puerta se marchó.
Luego de que se fuera quedé pensativa. Además de planear mi venganza contra Verónica y Eric, no había pensado en que iba a hacer de mi vida. Ahora que mi padre lo perdió todo y que yo prácticamente estoy en la banca rota, necesito recuperar mi antigua vida. No es necesario acabar con ambos ya, puedo esperar y hacer su sufrimiento aún más lento.
En la tarde conducí hasta el salón de Max para devolverle su auto. Cuándo llegué mi amigo dejo lo que estaba haciendo para arrastrarme por los pasillos de su salón hasta su oficina y en cuanto llegamos dijo todo emocionado.
— No sabes el chisme que te tengo... espera ¿qué te paso ahí? — dijo para luego acercarse y mirar mi cuello con más detenimiento.
— Basta, no es nada...
— ¿Nada? Nena parece que fuiste atacada por Wolverine.
No quería mentirle, pero si quería que todos creyeran mi versión de la historia, debía darle la misma versión que le había dado a Vladímir.
— Verónica fue esta mañana a mi casa buscando a Eric. Estaba completamente borracha y como no lo encontró me atacó.
— Maldita Bruja. Mira como te dejo...
— Sí, no voy a negar que se ve horrible, pero no duele tanto, y mucho menos después de los cuidados que recibí después del incidente.
— ¿Cómo que cuidados? ¿A qué te refieres?
— Primero cuéntame tú, y luego te cuento el resto de la historia.
Max me miro curioso, pero aun así empezó a contarme lo que había pasado después de que me fui de la fiesta...