Más Que Una Mentira

— ¡Tú sí que eres tonta, niña!— se reclamaba la muchacha a sí misma mientras iba en el taxi— ¿Cómo se te ocurre sí quiera imaginar que él te besaría? ¡Aaahhhh! ¡No si yo me meto en cada cosa!— rezongó, mientras el conductor del taxi la miraba por el retrovisor casi con diversión.

  Cuando se dio cuenta ya estaban frente a la clínica, Emma se bajó del taxi luego de pagar y decidió dejar todo lo referido a Logan Reese y su familia de lado para poder trabajar con tranquilidad y profesionalismo.

  El día de trabajo fue extenuante, pero a la vez liberador, había logrado olvidarse de todo el asunto de ser "la prometida de Logan Reese". En la clínica era simplemente una enfermera más y eso le resultaba sumamente agradable.

  Pero lamentablemente como pasa con todo lo que es bueno, sus dos días de guardia terminaron y al salir a la calle, y ver el coche familiar de los Reese estacionado allí, cualquier esperanza de la muchacha por regresar a su casa y descansar allí se esfumó.

  La noche ya había caído y Emma sabia que le esperaba cenar en la mansión, y que eso traeria consigo el ritual diario de la cena en familia. Así que apenas entró a la habitación que compartía con Logan, saludó con un muy escueto " Hola" y pasó directamente al baño.

  Logan, ni siquiera respondió el saludo, la observó encerrarse en el baño y mientras arqueaba una ceja murmuró...

  —¿En serio?

  Minutos después la muchacha salió del baño, ya vestida para bajar a cenar. Logan la observó detalladamente, pero luego de notar que su mirada estaba demasiado tiempo sobre ella sacudió la cabeza y se alejó no sin antes dar una orden.

  —Bajemos a cenar.

  Para Emma, la cena " en familia" suponía para ella en un campo de pruebas. William, como era de esperarse, estaba presente, listo para incomodarla y desacreditar su supuesta relación con Logan.

  Desde el inicio de la cena, el padre de Logan no perdió oportunidad para lanzar comentarios punzantes, esperando encontrar alguna grieta en la fachada que ambos intentaban mantener.

  —Emma —comenzó William con una sonrisa fría—, seguro Logan te ha contado sobre aquella vez que tuvo ese accidente en el campamento cuando era niño. ¿Recuerdas qué fue exactamente?

  Emma, que había repasado cada detalle de la información proporcionada por Ethan, no perdió la compostura.

  —Por supuesto —respondió con calma—. Fue durante un campamento de verano, ¿cierto? Intentó escalar un árbol demasiado alto y terminó cayendo. La cicatriz en su costado derecho aún es visible.

  William parpadeó, claramente sorprendido por la precisión de su respuesta.

  —Correcto... —murmuró, retomando rápidamente su tono desafiante—. Y, ¿qué hay del accidente con la motocicleta? Ese también fue memorable.

  Emma esbozó una sonrisa tranquila.

  —Oh, sí. Me lo contó. Fue una caída terrible, justo en la colina frente a su casa. Es impresionante que no se haya roto más que un brazo.

  Logan, sentado en su silla, observaba la escena en silencio, pero no pudo evitar que una pequeña sonrisa se asomara en su rostro. La manera en que Emma respondía, manteniendo la compostura ante los ataques de su padre, era admirable.

  —Aunque la que más me sorprendió fue la que tiene en la ingle— agregó Emma, logrando que Logan quien en ese momento estaba llevando el tenedor a la boca lo soltara abruptamente y hasta se sonrojara, jamás habría pensado que la muchacha mencionaría esa cicatriz en particular— no entiendo como pudo lastimarse así solo con la bicicleta.

  Finalmente, William, al no encontrar más maneras de incomodarla, se llamó al silencio. Susan, con su habitual calidez, cambió de tema para aligerar el ambiente, y la cena continuó sin más incidentes.

  Cuando terminaron de cenar, Logan y Emma se retiraron a su habitación. Apenas cruzaron la puerta, Logan dejó que su expresión se endureciera de nuevo, como si aquella sonrisa de aprobación durante la cena jamás hubiera existido.

  —Voy al baño —dijo de manera cortante, moviéndose con su silla hacia la puerta del mismo.

  Emma asintió y se quedó en la habitación. Se sentó en la cama, observando los alrededores y pensando en los eventos de la cena. Cuando Logan salió del baño, llevaba puesto un pantalón de chándal, y sin decir una palabra, se trasladó a la cama y se recostó, dejando escapar un suspiro de cansancio mientras se estiraba.

  Emma lo miraba, perdida en sus pensamientos. Había memorizado cada detalle de su historial médico, pero aún le costaba comprender al hombre que tenía frente a ella. Al observar cómo su torso se tensaba con cada movimiento, recordó que las artes marciales mixtas habían sido su deporte favorito.

  "Definitivamente ha sido un excelente ejercicio para él," pensó para sí misma.

  Logan notó su mirada y arqueó una ceja, esbozando una media sonrisa irónica.

  —¿Te gusta lo que ves? —preguntó con un tono que mezclaba burla y desafío.

  Emma parpadeó, saliendo de su ensimismamiento. Su rostro se sonrojó ligeramente mientras apartaba la mirada.

  —Lo siento... No era mi intención...

  Logan negó con la cabeza, dejando escapar un leve bufido antes de cerrar los ojos. La tensión en la habitación era palpable, y Emma permaneció inmóvil por un momento. Luego sin decir nada más caminó hacia el baño y regresó minutos después con su pijama puesto, acomodó la colcha sobre el sofá, luego la almohada y se acostó.

 Por suerte el cansancio acumulado después de tantas horas de trabajo le pasó factura y de inmediato se quedó dormida.

 Logan quien hasta ese momento había estado en silencio y de espaldas a ella, pudo oir el sonido suave y pausado de la respiración de Emma, se giró, y la observó una vez más.

 —Es increíble como supo manejar la situación con papá— dijo— Voy a tener que agradecerle a Ethan por ese bendito folder.

 Él la siguió observando, Emma se veía como una pequeña muñeca, Logan la siguió observando tratando de adivinar cuanto mediría.

 — Como máximo un metro sesenta— murmuró— si, no más que eso— agregó y sin darse cuenta se quedó mirándola hasta quedarse dormido.