Prisionero del Mafioso

Ricardo

Evans había dormido todo el viaje, poco a poco me estaba sintiendo cómodo a su lado. Era extraño, parecía que ya nos conociéramos de antes.

Cuando chocó conmigo solo con una toalla, nunca había sentido tantas ganas de agarrar ese cuerpo, incluso siendo un hombre, cerca del mío. Sé que soy hetero, pero estoy empezando a dudarlo.

Me considero hetero desde que nací, pero hubo una época en la que alguien, incluso siendo hombre, hizo que mi corazón se acelerara. En lugar de traerme beneficios, me hizo sufrir aún más.

Hace un tiempo, cuando estaba en la secundaria, me enamoré de un chico de primer año cuando yo ya estaba en tercero. Llegamos a conversar, pero él estaba tan ocupado con sus amigos que apenas intercambiamos algunas palabras.

No tenía una de las mejores reputaciones en la escuela, todos sabían que mis padres eran jefes de la mafia. Algunos me hacían bullying al ver que yo era solo una persona inocente y débil, otros tenían miedo de acercarse a mí. Ese chico fue el que se atrevió a hablar conmigo. Desde entonces, cada día, aunque fuera por un instante, me gustaba tener su presencia y atención. Podía contarle un poco de mi drástica vida cuando él prefería no hablar mucho de sí mismo más allá de lo básico.

En la peor etapa de mi vida, cuando fui golpeado y presencié cómo mi propia madre era asesinada por mi padre, todo en mí quedó devastado, menos el sentimiento por esa persona. Fui fuerte al máximo e intenté poner una sonrisa en mi rostro cuando ni siquiera sonreía, compré un ramo de flores y bombones, con la esperanza de que el chico aceptara mis sentimientos.

Ahí fue cuando me equivoqué. En cuanto me confesé, se rió, se burló de lo que yo sentía y fui humillado por todos en esa escuela, incluso los profesores se rieron de mí. Fue una situación tan horrible que todo en mí se derrumbó, miré al chico del que me había enamorado pisar las flores y decir lo imbécil que era al pensar que él me amaría, solo estaba interesado en saber cómo eran las cosas en la mafia y cómo vivía yo. Eso era todo, solo para burlarse de mí.

Lo único que hice después de eso fue decirle lo mucho que se arrepentiría amargamente en el futuro y ese mismo día maté a mi padre sin que nadie supiera la causa de la muerte. Me reprimí a todo, las emociones afectuosas y amorosas que sentía las bloqueé todas.

Nunca imaginé tener que recordar el pasado, pero era necesario. El nombre de ese chico que me humilló de la peor manera es el mismo que el de este Evans. El apellido y la fecha de nacimiento coinciden, lo recuerdo todo.

El hecho de sentir un poco de compasión se debe a una parte de mí que no bloqueó completamente los sentimientos por él. Sería imposible sentir algo por alguien más si no se tratara de la misma persona, las tres pecas que vi en su cuello lo confirmaban todo. Me irritaba no haberlo notado en cuanto lo convertí en mi prisionero.

Ahora que sé quién es Evans, y más aún, que es la persona causante de mi dolor y decepción, intentaré no dejar que la venganza entre en juego. Pero me he dado una alternativa aprovechando la reflexión de las palabras de ponerme en su lugar, si Evans fuera digno de mi confianza, una oportunidad para empezar de nuevo con las grietas del pasado, podría no dejar que la venganza se interpusiera, pero si falla en cuanto a mi confianza, no tendré ni una pizca de misericordia. Destruiré por completo mis sentimientos por él y haré de su vida un infierno como él hizo con la mía.