Cadenas Del Destino.

La mañana siguiente, Michaelis se despertó con una sensación de ansiedad que no podía ignorar. El amuleto que había encontrado la noche anterior parecía tener una presencia propia, y su conexión con el Inframundo se volvía cada vez más tangible. Decidió que debía actuar con rapidez, y el tiempo para descubrir más sobre el ritual que Samuel había mencionado se había vuelto crucial.

En la escuela, Michaelis estaba distraída. La imagen del amuleto, las sombras en su habitación y el sentimiento persistente de que estaba siendo observada la mantenían en un estado de alerta constante. Adrian, que había notado su creciente ansiedad, intentó ofrecerle apoyo.

“Michaelis, ¿estás segura de que estás bien?” preguntó Adrian, su preocupación evidente. “Parece que tienes algo en mente. Si quieres hablar, aquí estoy.”

Michaelis lo miró, sintiendo la calidez de su oferta pero sabiendo que no podía revelarle toda la verdad. “Solo… tengo mucho en mi mente. A veces, es difícil mantener todo bajo control.”

Adrian asintió, comprendiendo su silencio. “Bueno, si alguna vez necesitas ayuda con algo, no dudes en decírmelo.”

Agradecida por su comprensión, Michaelis pasó el día con una mente inquieta. Durante la tarde, decidió ir a la biblioteca local para investigar más sobre el amuleto y el ritual del Inframundo. La biblioteca, con su atmósfera silenciosa y las estanterías repletas de libros antiguos, ofrecía el refugio perfecto para su búsqueda.

Comenzó a buscar textos sobre el Inframundo y rituales antiguos relacionados con objetos místicos. Después de varias horas de investigación infructuosa, finalmente encontró un libro que parecía prometedor. El título era “Los Secretos del Inframundo: Magia y Misterios Ocultos”. Con manos temblorosas, Michaelis hojeó el libro, buscando cualquier información relevante.

Páginas tras páginas, encontró descripciones de rituales que incluían el uso de amuletos para abrir portales y facilitar la comunicación con seres de otros mundos. El libro detallaba cómo estos rituales podían influir en la realidad y permitir el paso entre los reinos. Sin embargo, también advertía sobre los peligros asociados con estos actos, incluyendo el riesgo de atraer entidades oscuras y perderse en el abismo entre los mundos.

Michaelis encontró un capítulo que hablaba específicamente sobre cómo realizar un ritual para cerrar un portal que se había abierto accidentalmente. La descripción era compleja y requería una serie de pasos meticulosos. El ritual incluía el uso de objetos específicos y la recitación de hechizos en un lugar de poder. Aunque la información era valiosa, el libro también mencionaba que estos rituales no siempre eran exitosos y que los efectos secundarios podían ser impredecibles.

Con el libro en mano, Michaelis decidió que necesitaba preparar todo para el ritual. Sabía que no podía hacerlo sola, y buscó a alguien con conocimientos en lo oculto que pudiera asistirla. Pensó en Samuel, el hombre que había encontrado en el parque, y decidió que debía buscarlo para obtener su ayuda.

Esa noche, después de cenar, Michaelis regresó al parque donde había hablado con Samuel. La atmósfera del lugar era inquietante, y la sensación de ser observada se había intensificado. El aire estaba cargado de una energía que parecía vibrar con una fuerza propia.

Michaelis esperó pacientemente, y después de un tiempo, Samuel apareció, como si supiera que ella lo estaba esperando.

“Samuel, necesito tu ayuda,” dijo Michaelis con determinación. “He encontrado un amuleto que parece estar relacionado con el Inframundo, y he leído sobre un ritual que podría ayudar a controlar la situación.”

Samuel la miró con interés. “El amuleto es solo el principio. Si has encontrado un ritual, es probable que estés en el camino correcto, pero debes tener cuidado. Los rituales pueden tener consecuencias inesperadas.”

Michaelis asintió. “Lo sé, pero no tengo otra opción. El Inframundo está afectando mi vida de manera demasiado directa, y necesito cerrar cualquier portal que se haya abierto.”

Samuel asintió en señal de comprensión. “Entonces, vamos a prepararnos. Necesitarás los siguientes elementos para el ritual: una vela negra, polvo de protección, una piedra de luna, y un círculo de sal. También necesitaremos realizar el ritual en un lugar de poder.”

Michaelis miró a Samuel con agradecimiento. “¿Dónde podemos encontrar estos elementos y el lugar adecuado?”

Samuel sonrió. “Conozco un lugar donde podemos conseguir todo lo que necesitamos y un sitio adecuado para el ritual. Pero recuerda, una vez que comencemos, no hay vuelta atrás.”

La noche transcurrió mientras Michaelis y Samuel reunían los elementos necesarios. Samuel la llevó a una tienda esotérica oculta en una calle tranquila, donde encontraron la vela negra y el polvo de protección. La piedra de luna fue adquirida en una tienda de antigüedades especializadas en objetos místicos. Finalmente, Samuel condujo a Michaelis a un claro en el bosque, un lugar que él había mencionado como un lugar de poder.

El claro estaba iluminado solo por la luz de la luna y la débil luz de la vela negra que Samuel había encendido. El ambiente era tenso, y la sensación de que algo estaba a punto de suceder llenaba el aire.

Michaelis y Samuel comenzaron a trazar el círculo de sal en el suelo, siguiendo las instrucciones del libro. El polvo de protección se esparció alrededor del círculo, y la piedra de luna fue colocada en el centro. Samuel encendió la vela negra y recitó una serie de palabras en un idioma antiguo.

Michaelis se concentró en el ritual, sintiendo cómo la energía a su alrededor cambiaba. Las sombras parecían moverse y el viento susurraba en un idioma incomprensible. La atmósfera estaba cargada de una presencia palpable, y Michaelis sintió una mezcla de temor y anticipación.

Mientras el ritual avanzaba, una figura oscura apareció en el borde del claro. Era una sombra que parecía observar el proceso con una intensidad inquietante. Michaelis sintió una ola de miedo, pero Samuel la calmó con una mirada tranquilizadora.

“Mantén la concentración,” le dijo Samuel. “Estamos cerca de cerrar el portal.”

Michaelis siguió las instrucciones de Samuel, recitando las palabras del hechizo mientras el amuleto en su mano comenzaba a brillar con una luz tenue. La energía en el claro se intensificó, y el viento comenzó a arremolinarse alrededor del círculo.

De repente, una grieta apareció en el aire frente a ellos, revelando un vislumbre del Inframundo. Las sombras y las llamas rojas eran visibles a través de la grieta, y el sonido de gritos distantes resonaba en sus oídos. Michaelis sintió un tirón en su pecho, como si algo estuviera tratando de arrastrarla hacia el otro lado.

Con una última oración, Samuel hizo un gesto final y el amuleto se iluminó con una luz brillante. La grieta comenzó a cerrarse lentamente, y la energía del ritual se estabilizó. La sombra oscura en el borde del claro desapareció, y el ambiente se volvió más tranquilo.

El ritual había sido exitoso, al menos por ahora. Michaelis se sintió aliviada, pero también exhausta. La sensación de haber estado al borde de algo muy oscuro la dejó temblando. Samuel la miró con una mezcla de satisfacción y preocupación.

“Lo hemos hecho,” dijo Samuel. “Pero el Inframundo no se rendirá fácilmente. Deberás estar preparada para lo que venga.”

Michaelis asintió, consciente de que su viaje estaba lejos de terminar. Aunque el portal había sido cerrado, sabía que el Inframundo aún tenía un grip sobre su vida y que sus problemas estaban lejos de resolverse. La presencia del amuleto y las sombras que la rodeaban seguían siendo un recordatorio constante de la lucha que tenía por delante.

Al regresar a casa, Michaelis sintió un peso en sus hombros. El ritual había sido un paso importante, pero también había demostrado que la conexión entre su mundo y el Inframundo era más profunda de lo que había imaginado. Mientras se preparaba para dormir, el amuleto descansaba en su mesa, y las sombras en su habitación parecían moverse de manera inquietante.

Michaelis sabía que debía enfrentarse a sus miedos y encontrar una manera de reconciliar su vida en la Tierra con el oscuro destino que la esperaba en el Inframundo. La batalla entre los dos mundos había comenzado, y ella estaba en el centro de una lucha que amenazaba con consumir todo lo que conocía.