Amor En La Sombra De La Mafia

Isabella estaba de vuelta en su habitación, el dispositivo de comunicaciones reposando sobre la mesa mientras revisaba el mapa de Moretti que Lara le había proporcionado. La habitación estaba envuelta en una penumbra tranquila, solo iluminada por la luz suave de una lámpara de escritorio. La información que había adquirido en la biblioteca y con Lara comenzaba a tomar forma en su mente, pero aún había muchas incógnitas por resolver.

De repente, un golpe firme en la puerta la sacó de sus pensamientos. Se levantó rápidamente y abrió la puerta para encontrar a Matteo esperando afuera. Su expresión era seria y su presencia imponente.

—¿Todo bien, Isabella? —preguntó Matteo con voz grave.

Isabella asintió.

—Sí, todo bien. Estoy revisando la información que obtuve. ¿Algo sucede?

Matteo asintió, entrando en la habitación y cerrando la puerta detrás de él.

—Sí, Dante quiere que te unas a él esta noche en una reunión que se llevará a cabo en un lugar discreto. Es importante que estés allí para conocer a algunos de los contactos clave de Dante.

Isabella sintió un aumento de nerviosismo. La idea de asistir a una reunión secreta la ponía en una posición incómoda, pero también sabía que era una oportunidad para aprender más sobre el entorno en el que estaba inmersa.

—¿Qué debo esperar de esta reunión? —preguntó mientras comenzaba a prepararse.

Matteo la miró con seriedad.

—Es una reunión con algunos de los aliados más importantes de Dante. Tendrás la oportunidad de ver cómo se manejan las alianzas y cómo se toman las decisiones. Pero recuerda, no estás allí solo para observar. Debes estar atenta y preparada para cualquier situación. La lealtad y la discreción son clave en estos encuentros.

Isabella asintió, entendiendo la importancia de su papel.

—Entendido. Me prepararé para ser discreta y observadora.

Matteo le dio una mirada aprobatoria.

—Bien. Nos encontraremos en el garaje de la mansión a las 8 p.m. de manera puntual. No te retrases. Dante es muy estricto con la puntualidad.

Unas horas después, Isabella se encontraba en el garaje, esperando a Matteo. La oscuridad y el silencio del lugar contrastaban con el bullicio de la mansión, creando una atmósfera de tensión y anticipación. Cuando Matteo llegó, la condujo a un coche de lujo negro que estaba aparcado en una esquina del garaje.

—Vamos, —dijo Matteo, abriendo la puerta del copiloto—. La reunión se llevará a cabo en una casa privada en las afueras de la ciudad. Dante quiere asegurarse de que todo se mantenga en secreto.

Isabella se acomodó en el asiento, sintiendo cómo el coche comenzaba a moverse. Durante el trayecto, Matteo le dio algunas instrucciones adicionales.

—La reunión es formal, pero no esperes un ambiente relajado. Todos están allí por un motivo y esperan resultados. Mantén un perfil bajo, pero no dejes de observar. Cada gesto, cada palabra, puede ser importante.

Isabella asintió, consciente de que estaba a punto de entrar en un entorno desconocido y potencialmente peligroso. Después de un viaje de aproximadamente media hora, el coche se detuvo frente a una elegante casa en las afueras de la ciudad. La mansión estaba rodeada de altos muros y tenía un aire de exclusividad y misterio.

Matteo condujo a Isabella hacia la entrada, donde un guarda de seguridad les hizo un gesto para que pasaran. Una vez dentro, Isabella fue recibida por una elegante mujer que se presentó como Elena, la asistente de Dante.

—Isabella, por favor, sígueme, —dijo Elena con una sonrisa profesional—. Dante ya está en la sala de reuniones.

Isabella siguió a Elena a través de varios pasillos lujosos hasta llegar a una amplia sala de conferencias. La habitación estaba decorada con un gusto exquisito, y una gran mesa de madera pulida dominaba el centro. Alrededor de la mesa estaban sentados varios hombres y mujeres, todos vestidos con trajes formales y con expresiones serias.

Dante estaba sentado en la cabecera de la mesa, y al ver a Isabella, hizo un gesto para que se acercara. Ella tomó asiento en una silla cercana, tratando de mantener su postura relajada mientras observaba a los presentes.

—Gracias a todos por venir, —dijo Dante en tono firme. —Hoy discutiremos algunos temas cruciales para nuestras operaciones y cómo manejaremos la amenaza que representa Moretti.

Uno de los hombres presentes, un individuo de mediana edad con una expresión de calculadora frialdad, comenzó a hablar.

—El problema con Moretti es que no solo es astuto, sino que también ha estado fortaleciendo sus alianzas últimamente. Necesitamos reforzar nuestras posiciones y asegurarnos de que nuestros propios contactos estén firmemente comprometidos.

Dante asintió, y luego dirigió la palabra a Isabella.

—Isabella, me gustaría que compartieras lo que has aprendido hasta ahora. Tu perspectiva puede ser valiosa para todos nosotros.

Isabella sintió una oleada de nerviosismo al ser el centro de atención, pero se recompuso rápidamente.

—He estado revisando la información sobre las operaciones de Moretti, —comenzó—. Lo que he encontrado sugiere que está moviendo piezas para expandir su influencia. Sus aliados están bien posicionados en sectores clave, y parece que está preparando un movimiento estratégico en las próximas semanas.

Los presentes escucharon con atención, y Dante asintió con aprobación.

—Esto confirma nuestras sospechas. Necesitamos estar un paso adelante. Isabella, tu trabajo hasta ahora ha sido excelente. Continua monitoreando y reportando cualquier cambio. —Se volvió hacia el grupo—. Nos enfrentamos a un adversario formidable, pero con la información correcta y una estrategia sólida, podemos superarlo.

La reunión continuó con discusiones detalladas sobre estrategias y planes de acción. Isabella escuchaba atentamente, absorbiendo cada detalle que se mencionaba. Aunque no podía participar directamente en las decisiones, la experiencia le daba una perspectiva valiosa sobre cómo se manejaba el poder y las alianzas en el mundo de Dante.

Cuando la reunión llegó a su fin, Dante se acercó a Isabella, su mirada evaluativa pero satisfactoria.

—Has hecho un buen trabajo esta noche, —dijo—. Tu participación aquí ha sido útil. Sigue con el mismo enfoque y asegúrate de estar preparada para cualquier desafío.

Isabella asintió, agradecida por el reconocimiento.

—Gracias, Dante. Haré todo lo posible para estar a la altura de las expectativas.

Con eso, Isabella y Matteo se dirigieron hacia el coche, listos para regresar a la mansión. Mientras se alejaban de la mansión, Isabella reflexionó sobre lo que había aprendido y el papel que desempeñaría en la próxima fase de esta intrincada partida de ajedrez.

El viaje de regreso fue silencioso, pero Isabella estaba llena de determinación. Sabía que estaba en el corazón de una red de sombras, pero también sentía que estaba ganando las herramientas y el conocimiento necesarios para navegar por este mundo peligroso. Y mientras se acercaba a la mansión, estaba lista para enfrentar el siguiente desafío que se le presentara.