En una mezcla de desesperación y determinación, Abigail, una Santa casada con el Duque Archibald, se enfrenta a un oscuro giro del destino. Luego de una confesión devastadora por parte de su esposo sobre su infidelidad con una plebeya, Abigail toma una decisión drástica: pedir el divorcio y romper con el matrimonio que la ha oprimido por años. Sin embargo, esta vez no es una simple víctima. Tras una misteriosa reencarnación, ha regresado al pasado con el conocimiento de su fatídico futuro.
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Capítulo 7
Archibald dice:
—Javier, infórmale a Abigail, debido a que tengo que llevar unos documentos a la Casa Nobelis. La estaré esperando en la entrada del palacio para ingresar juntos. Dile que no se entretenga.
—Como usted ordene, Duque.
—Mientras tanto, en la habitación de Abigail, Javier informa a Abigail sobre el asunto del Duque—
—No puedo creerlo. ¡Aaghh! ¿Cómo es que el Duque la trata así, señorita? Ya veo por qué usted se quiere divorciar. No se preocupe, señorita, yo la apoyaré sin dudarlo. Eso sí, una vez que se divorcie del Duque, yo me iré tras usted. No sé qué haría si usted ya no está a mi lado.
—Jaja, gracias, Nina. Cuento contigo.
"Aunque en realidad esto es un problema. En ese cumpleaños va a estar la Duquesa Sanibal. Esa mujer, en mi vida pasada, me dejó en ridículo solo por el hecho de que Archibald se fuera tras los Nobles y me dejara sola en el salón. Esta vez yo misma me abriré paso para obtener más poder político, así ya no dependeré solo del título de Santa. La gente está algo preocupada porque aún no he despertado la bendición, y debido a eso no me toman en serio. Pero ni siquiera en mi vida anterior la pude despertar. ¿Será que de verdad soy la Santa? Jaja, hasta yo dudo de mí misma. Debe haber una razón para que el Oráculo del Gran Papa me haya elegido".
—Señorita, ya llegó su vestido. Seguro se verá hermosa con este, pero, ¿está segura de esto?
—No te preocupes, Nina, solo ayúdame a prepararme para la fiesta.
—Sí, mi señorita, haré que resalte aún más su belleza.
—Te lo encargo, Nina.
—Mientras tanto, en el Palacio—
—Su Majestad, por favor no me dé tantos problemas. Ya me han contado que, en mi ausencia, ocasionó una gran controversia al irse del palacio sin avisar.
—¡Jajaja! No te preocupes, Lewis. Casi nadie sabe que soy el príncipe heredero. Además, hoy es un gran día; después de todo, es el cumpleaños de mi pequeño hermano, ¡hay que celebrar!
—Puede que tenga razón, pero por favor le pido amablemente que se comporte.
—Dejando eso de lado, Lewis, dime, ¿tu hermana va a venir?
—¿Por qué lo pregunta con esa cara?
—Bueno, es que la verdad nunca la he conocido, y sería estupendo conocer a la Santa a la que todos alaban por su belleza. Aunque tengo algo de curiosidad por saber cómo es realmente.
—Majestad, le informo que, lastimosamente, mi hermana está casada, así que no intente nada o me veré obligado a llevarle a su oficina miles de documentos para que no tenga oportunidad de salir del palacio.
—¡Jaja! No sabía que aún tenías una buena relación con tu hermana.
—Bueno, digamos que han pasado algunas cosas...
—Es bueno saberlo, Lewis. Me sentiría mal si mi mejor amigo tuviera problemas.
—Aunque me diga eso, no quiero que se acerque a mi hermana.
—La fiesta está casi por empezar y Archibald espera a Abigail en la entrada del palacio con un atuendo completamente blanco con joyas doradas brillantes—
"¿Por qué está tardando Abigail? Les dije que no tardaran... Oh, parece que ya llegó."
—Abigail, ¡al fin llegas!
—Archibald, molesto, comienza a gritar—
—¡¿Qué se supone que haces, Abigail?! Ordené que exclusivamente nos hicieran un conjunto de pareja. ¿Por qué vienes vestida así?
—Archibald, tú no mandas en lo que yo quiero vestir.
—Somos esposos, Abigail, así que es lo más normal ir a juego.
—Yo no me considero tu pareja. Además, si así fuera, tú nunca me consultaste si lo quería usar. Te recomiendo que no hagas un escenario en la entrada; después de todo, estamos en el Palacio.
—Archibald piensa—
"Maldita sea, ¿por qué decidiste venir así? Aunque no puedo negar que se ve hermosa. Bueno, al menos aprovecharé el hecho de que luce hermosa para acercarme a otros nobles".
—Abigail piensa—
"Ja, ¿en serio crees que no sé lo que estás pensando? Esta es solo la primera gota en caer del vaso. Solo espera, la noche es joven".
—Ingresan al Palacio y, ni bien entran, todos admiran la belleza de la Santa. Mientras, de fondo se escuchan voces diciendo—
—Oye, mira, ¿es esa la Santa?
—Tal parece que sí. ¡Dios, pero qué hermosa se ve!
—Sí, sí. Ella luce tan brillante con ese hermoso vestido negro. Parece como si fuese una hermosa noche estrellada. Además, su cabello complementa a la perfección. Es como si la luna de esa hermosa noche estrellada fuese su suave y bello rostro.
—¡Sí! Ay, Dios mío, ¿dónde habrá comprado ese vestido? ¡Qué cómodo se ve!
—Oye, pero, ¿no crees que hay algo raro? ¿Por qué vienen vestidos tan diferentes, a pesar de estar casados?
—Yo escuché que la Santa le pidió el divorcio al Duque Archibald, pero él se negó.
—Parece ser verdad ese rumor.
—Abigail piensa—
"Parece que el vestido funcionó. Claro que esto ya lo tenía planeado. Después de todo, solicité a Nina que llamara a una plebeya llamada Sabrina. Ella, en mi vida pasada, revolucionó la industria de la moda con sus grandiosos vestidos, claro que eso sería en un futuro. Solo espero que todos estos eventos no me ocasionen problemas en el futuro".
—Ey, Lewis, mira, ya llegó tu hermana.
—Sí, al parecer vino con el Duque Archibald.
—No pareces del todo feliz, Lewis.
—Bueno, es que no me cae del todo bien el Duque.
—Mm, es por eso que la Santa solicitó el divorcio. Me llegó el informe de que una noble decidió divorciarse, pero no pensé que era la mismísima Santa Abigail.
—Bueno, ¿por qué no vamos a saludar?
—Su Majestad, por favor, compórtese.
—Vamos, solo será un rato. Además, ¿no le quieres decir lo bella que está?
—Mientras tanto, en el salón—
—Santa Abigail, buenas noches. Me llamo Lilia Anthon, solo quería decirle que se ve muy preciosa. ¿Dónde compró ese vestido? ¿Quién lo diseñó? ¿Es algún diseñador extranjero?
"Esas son muchas preguntas".
—Señorita Lilia, aprecio su interés, pero si espera unos meses, el creador de este vestido hará su gran debut, así que solo espérelo.
—Oh, disculpe si la incomodé. Es que no puedo evitar ver lo bien que le queda.
"Bueno, esa es una reacción normal. Después de todo, la familia Anthon son los más grandes diseñadores del país, así que ver un vestido diferente a sus diseños es algo de otro mundo. De hecho, yo tengo curiosidad de cómo a Sabrina se le ocurrieron ideas tan increíbles".
—Abigail decide salir a tomar algo de aire mientras Archibald habla con otros nobles—
"Dios, estoy agotada. Después de Lilia, muchas chicas se me acercaron a preguntar lo mismo y algunos chicos solo para coquetear. Realmente no quiero que me vean como una Santa débil esta vez".
—Mientras Abigail camina por el Jardín de Rosas, escucha unos llantos—
"¿Qué es ese sonido? ¿Será algún fantasma? No, eso no puede ser posible, estamos en el Palacio Real. Aquí suelen venir seguido ministros de la Gran Iglesia. Solo miraré si es una persona".
—Se acerca lentamente al arbusto de rosas y se pincha la mano, pero ve a un pequeño niño—
"Menos mal, solo era un niño".
—Hola, pequeño, ¿qué haces aquí?
—El niño sigue llorando y no dice nada—
—Ya, ya, pequeño, ¿qué tal si te saco de ahí primero?
—Trata de sacarlo, pero debido a eso se le rasga una parte del vestido—
—Ya, pequeño, ya estás a salvo. Deja que te limpie y cure tus heridas. "Por suerte llevo algo de desinfectante en mi bolso". Esto te puede doler un poco, así que, ¿me harías el favor de soportarlo?
—Sí.
—Abigail procede a curarlo y limpiarlo con una toallita húmeda—
—Ya acabé. Vaya, eres muy valiente, aguantaste muy bien. Dime, ¿cómo es que te caíste en ese arbusto de rosas?
—Un gatito...
—¿Un gatito?
—Sí, vi un gatito, lo seguí, pero se escondió ahí. Intenté agarrarlo, pero él se escapó y me quedé atrapado.
—Oh, vaya. Dime, ¿dónde están tus padres?
—Están ahí adentro.
—Así que tus padres son nobles y están en la fiesta. Bueno,
—Así que tus padres son nobles y están en la fiesta. Bueno, ¿quieres que te lleve adentro?
—Pero hermanita, tu ropa...
—Oh, es cierto, no puedo volver adentro así. "¿Ahora qué hago? No puedo dejar que lo que hice esta noche se eche a perder".
—Se escucha una voz de fondo—
—Así que estabas aquí.
—¡Hermano!
—El niño corre a los brazos del sujeto—
—Ya me estaba comenzando a preocupar por no poder encontrarte.
—La hermana mayor me ayudó a salir de ese lugar.
—Es por eso que veo heridas en tus brazos. Muchas gracias por cuidarlo y salvarlo. Espera, ¿eres tú la Santa Abigail?
—No hay de qué, sí soy yo. Pero, ¿me podrías decir quién es usted?
—Yo soy el hermano mayor de este pequeño, soy Arthur Zenden, y él es Matius Zenden. De verdad, muchas gracias.
—Espere... ¿Zenden? ¿Son ustedes los príncipes?
—Así es, señorita Santa. Yo soy el príncipe heredero. No pensé que reaccionaría de este modo, aunque esta no es la primera vez que nos vemos.
—Perdón, no sabía que estaba tratando con un miembro de la Familia Real.
—No te preocupes, después de todo, nos hiciste un gran favor. Pero, ¿dónde nos habíamos visto antes?
—Bueno, eso fue en el incidente de la Herrería Hermanos. Ahí nos chocamos por accidente.
—Vaya, disculpe mi descortesía de ese momento y también por el espectáculo que presenció aquel día.
—Descuida, pero por lo que puedo ver, usted tiene un gran problema con su vestido, y eso que le lucía espectacular. Por favor, déjeme llevarla al palacio. Ahí está su hermano, tal vez podamos hacer algo con esto.
—Muchas gracias. "Es verdad, mi hermano trabaja aquí".
—Se dirigen al interior del palacio, y Lewis viene corriendo—
—¡Majestad! Me enteré de que ha encontrado al pequeño príncipe. ¡¿Abigail?! ¿Qué haces aquí y qué te ha pasado? Estás herida, déjame ayudarte.
—No te preocupes, Lewis. Ya llamé al médico real, así que la ayudará a limpiar sus heridas.
—Gracias, su alteza, no sé cómo agradecerle.
—Descuida. Si deseas, podemos prestarte un nuevo vestido para que continúes en la fiesta.
—La verdad, me gustaría que me prestara un cambio de ropa, pero para regresar a mi hogar.
—No creo que sea buena idea, Señorita Santa. ¿Por qué mejor no se queda aquí en el palacio por esta noche? Por lo que vi, el Duque Archibald se encuentra en pésimas condiciones por beber demasiado con los otros nobles.
—Es que no quisiera incomodar a nadie.
—Tranquila, hay muchas habitaciones. Haré que limpien una para que usted pueda descansar.
—Lewis mira la conversación con cara de asombro—
—¡¿No te dije que te alejaras de mi hermana, Majestad?!
Continuará...
Mensaje:
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