Valeria, una mujer que, tras una ruptura dolorosa, busca redescubrir su confianza y deseos más profundos. Al mudarse a una nueva ciudad para empezar de nuevo, encuentra a Mateo, un hombre enigmático y apasionado que se convierte en su vecino.
A primera vista, Mateo parece ser el tipo de hombre que desafía todas las normas y expectativas. Su vida está llena de secretos, y su atracción hacia Valeria es intensa e innegable. A medida que su relación evoluciona, Valeria debe confrontar sus propios miedos y deseos reprimidos mientras explora una conexión que desafía sus límites y redefine su comprensión del amor y la pasión.
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Capitulo 7: Pasiones Desatadas
El regreso a la ciudad trajo consigo una mezcla de responsabilidades y deseos reprimidos. Aunque Valeria y Mateo habían disfrutado de su tiempo en la cabaña, sabían que la rutina y las expectativas de su entorno no se desvanecerían fácilmente Sin embargo, la intimidad compartida durante su escapada había fortalecido su vínculo, y ambos se sentían más conectados que nunca.
Un viernes por la noche, Mateo invitó a Valeria a una fiesta en el ático de su amigo Lucas. La vista de la ciudad iluminada desde la terraza era impresionante, y la música envolvía el ambiente con una energía vibrante. Valeria llevaba un vestido negro ajustado que resaltaba sus curvas, y Mateo no podía apartar la mirada de ella.
__ Estas impresionante está noche susurro Mateo al oído de Valeria mientras la tomaba de la mano.
__ Tú también estas muy atractivo respondió ella con una sonrisa coqueta, sintiendo el magnetismo entre ellos identificarse.
Mientras la noche avanzaba, Mateo y Valeria se movieron por la fiesta, charlando como amigos y disfrutando de la música. Sin embargo, a medida que el alcohol fluía y las luces parpadeaban, la tensión entre ellos se volvió palpable. Cada roce accidental, cada mirada prolongada, aumentaba el deseo que ambos sentían.
En un momento dado, Lucas se acercó a ellos con una sonrisa traviesa.
__ Hey ustedes dos, parecen necesitar un poco de aire fresco. La terraza esta más tranquila ahoraijo, guiñando un ojo.
Mateo y Valeria intercambiaron una mirada y, sin necesidad de palabras, se dirigieron hacia la terraza. El aire nocturno era fresco y revitalizante. La vista de la ciudad desde lo alto del edificio les proporcionaba una sensación de libertad.
Mateo se acercó a Valeria, su mirada intensamente fija en ella.
__ No puedo esperar más, Valeria. Te deseo tanto que duele.
Valeria sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. El deseo en los ojos de Mateo era un reflejo del fuego que ardía dentro de ella.
__ Entonces no esperemos más __ murmuró, acercandose a él.
Sus labios se encontraron en un besó voraz, lleno de pasión y anhelo. Mateo la espejo suavemente contra la barandilla de la terraza, sus manos recorriendo el cuerpo de valeria con una necesidad urgente. Valeria respondió con igual intensidad, sus dedos enredándose en el cabello de mateo mientras sus cuerpos se presionaban el uno contra el otro.
La ciudad parecía desvanecerse a su al rededor, dejando solo el momento presente y la electricidad que chispeaba entre ellos. Cada beso, cada caricia, era una afirmación de su deseo mutuo. La terraza, aunque pública, se convirtió en un espacio íntimo donde podían dar rienda suelta a sus pasiones desatadas.
Finalmente, Mateo se aparto un poco, respirando con dificultad mientras miraba a Valeria con una mezcla de deseo y devoción.
__ Valeria, no quiero que esto sea solo un momento. Quiero todo contigo. Quiero ser el hombre que te haga feliz todos los días.
Valeria lo miró, sus ojos brillando con emoción.
__ Y lo serás, Mateo. Por qué tú también lo eres todo para mí.
Se abrazaron, sintiendo que, aunque su relación era complicada, el amor y la pasión que compartían valía cada obstáculo que pudieran enfrentar.
La fiesta continuaba en el interior, pero para Mateo y Valeria, el verdadero evento estaba sucediendo en la terraza, bajo el cielo estrellado y como la ciudad de testigo de su amor desatado.
La noche avanzó mientras Mateo y Valeria permanecían en la terraza, disfrutando de la tranquilidad que les ofrecía. Sin embargo, sabían que eventualmente tendrían que regresar a la fiesta y enfrentar el mundo real una vez más.
Cuando finalmente decidieron regresar al interior, encontraron a Lucas esperándolos con una sonrisa divertida en el rostro.
—¿Se divirtieron? —preguntó Lucas, alzando una ceja.
Mateo y Valeria intercambiaron una mirada y se sonrieron, sin molestarse en ocultar lo que había sucedido.
—Sí, mucho —respondió Mateo con una sonrisa traviesa.
Lucas se rió y los dejó pasar, permitiéndoles reintegrarse a la fiesta. A medida que la noche continuaba, Mateo y Valeria no pudieron evitar buscar momentos para estar solos, aunque fuera solo por un instante, para robarse un beso o una caricia.
Finalmente, la fiesta empezó a terminar y los invitados comenzaron a irse. Mateo y Valeria decidieron que era hora de regresar a casa. Durante el trayecto en el coche, la tensión entre ellos seguía siendo palpable, pero también había una sensación de paz y satisfacción.
—Gracias por esta noche —dijo Valeria, rompiendo el silencio—. Ha sido... increíble.
Mateo le tomó la mano, mirándola con ternura.
—No, gracias a ti. Eres lo mejor que me ha pasado, Valeria.
Llegaron al apartamento de Valeria y, sin dudarlo, subieron juntos. Una vez dentro, Mateo la tomó en sus brazos y la besó con una intensidad que reflejaba todos los sentimientos que había estado guardando.
—Valeria, quiero que sepas que estoy aquí para quedarme. No importa lo difícil que sea, vamos a superar todo juntos.
Valeria lo miró a los ojos, sintiendo una oleada de amor y determinación.
—Yo también estoy aquí para quedarme, Mateo. Vamos a enfrentarlo todo juntos, pase lo que pase.
Esa noche, en la intimidad de su hogar, Mateo y Valeria se entregaron por completo a sus pasiones, sin reservas ni miedos. Cada caricia, cada beso, era una promesa de amor y compromiso. Aunque sabían que el camino por delante estaría lleno de desafíos, estaban dispuestos a enfrentarlos juntos.
A la mañana siguiente, Valeria despertó en los brazos de Mateo, sintiendo una felicidad que no había conocido antes. Sabía que su relación no sería fácil, pero también sabía que el amor que compartían valía cada obstáculo que pudieran encontrar.