Un hombre que es muy poderoso y dueño de todo un imperio tendrá que lidiar con una mujer que al principio le parecía la espía o enemiga sin saber que pronto se enamoraría de ella.
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Capítulo 7: La Red se Complica
El sol despuntaba tímidamente en el horizonte, tiñendo de dorado las paredes de la mansión Calderón. La tranquilidad de la madrugada apenas ocultaba la tormenta de emociones y estrategias que se cernían sobre sus habitantes. Para Isabella, cada amanecer era una nueva oportunidad, pero también un recordatorio de lo frágil que era su posición.
Esa mañana, Alejandro convocó una reunión con sus principales aliados y consejeros en la sala de conferencias, un lugar lujoso adornado con detalles opulentos que reflejaban el poder que él ejercía. Isabella llegó temprano, deseosa de entender mejor a los jugadores que movían los hilos en la sombra.
Alejandro estaba de pie al frente de la sala, hablando en voz baja con Mateo. Cuando todos estuvieron presentes, él comenzó a hablar con la autoridad que lo caracterizaba.
"Gracias a todos por venir," dijo, su voz resonando en el amplio salón. "Estamos en tiempos peligrosos. La traición de Vicente es solo la punta del iceberg. Necesitamos reforzar nuestras defensas y asegurarnos de que todos aquí sean dignos de confianza."
Mientras Alejandro hablaba, Isabella no podía evitar notar las miradas furtivas y las tensiones subyacentes entre los asistentes. Sabía que en ese grupo, cada uno tenía sus propios secretos y agendas, y que cualquier paso en falso podría ser mortal.
Al término de la reunión, Alejandro se acercó a Isabella. "Necesito hablar contigo en privado," le dijo.
Isabella asintió y lo siguió hasta su despacho. Una vez dentro, Alejandro cerró la puerta y se volvió hacia ella, sus ojos grises buscando los de ella.
"Isabella, has demostrado ser valiosa. Tu intuición sobre Vicente fue acertada. Pero aún tengo mis dudas sobre tus verdaderas intenciones," dijo, su tono firme pero sin agresividad.
Isabella sabía que este momento llegaría y había preparado su respuesta con cuidado. "Alejandro, entiendo tus dudas. Mi familia fue asesinada por traidores dentro de una organización como esta. Estoy aquí para asegurarme de que no haya más traiciones y para encontrar justicia."
Alejandro la observó detenidamente antes de asentir lentamente. "Te creo, por ahora. Pero recuerda, en este mundo, la confianza se gana con acciones, no con palabras."
Esa tarde, mientras Isabella caminaba por los jardines de la mansión, encontró a Mateo esperándola junto a una fuente. Su expresión era severa, como siempre, pero había un atisbo de respeto en su mirada.
"Tenemos un nuevo problema," dijo Mateo sin preámbulos. "Uno de nuestros contactos en la policía ha informado sobre una redada planeada contra nuestras operaciones."
Isabella frunció el ceño. "¿Cuándo será?"
"En dos días. Necesitamos mover nuestro producto y asegurarnos de que no encuentren nada," respondió Mateo.
Isabella asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. "¿Tienes un plan?"
Mateo asintió. "Sí, pero necesitaré tu ayuda. Necesitamos alguien en quien confiar para coordinar los movimientos y asegurarnos de que no haya filtraciones."
Esa noche, mientras el cielo se llenaba de estrellas, Isabella y Mateo comenzaron a trazar un plan detallado para mover el producto y evadir la redada. Trabajaron hasta altas horas de la madrugada, ajustando cada detalle y anticipando cualquier posible contratiempo.
A medida que los días pasaban, la tensión aumentaba en la mansión. Los preparativos estaban en marcha, y todos los involucrados estaban al límite de sus nervios. Finalmente, la noche antes de la redada, Isabella se reunió con Alejandro y Mateo para hacer un último repaso del plan.
"Todo está listo," informó Mateo. "Los camiones están preparados y los puntos de entrega han sido asegurados."
Alejandro asintió, su expresión grave. "Bien. Isabella, necesitaré que coordines el primer convoy. Mateo y yo nos encargaremos del resto."
Isabella sintió un nudo en el estómago, pero asintió con determinación. "Lo haré."
Esa noche, Isabella apenas pudo dormir. Sabía que el éxito de la operación dependía en gran medida de su capacidad para coordinar el primer convoy sin problemas. Si algo salía mal, no solo estaría en peligro su vida, sino también la de todos los involucrados.
Al amanecer, la mansión estaba en pleno bullicio. Los camiones estaban listos, y los hombres de Alejandro se preparaban para la operación. Isabella se colocó un auricular y tomó una tablet con el mapa de la ruta y los puntos de entrega.
"Mantengan la calma y sigan las instrucciones al pie de la letra," dijo Isabella a los conductores, intentando transmitir seguridad. "Tenemos que movernos rápido y sin errores."
El primer convoy salió de la mansión bajo la supervisión de Isabella. La tensión en el aire era palpable, pero todos sabían lo que estaba en juego. Mientras los camiones avanzaban por las calles de la ciudad, Isabella monitorizaba cada movimiento, manteniendo comunicación constante con los conductores y con Mateo, quien estaba en otro punto de la operación.
Todo parecía ir bien hasta que uno de los camiones informó de un bloqueo policial inesperado. Isabella sintió que el corazón se le detenía. "Mantened la calma," dijo por el auricular. "Desvíen por la calle lateral y sigan la ruta alterna."
El conductor siguió sus instrucciones, y el convoy logró evitar el bloqueo sin ser detectado. Isabella respiró aliviada, pero sabía que no podían bajar la guardia.
Finalmente, el primer convoy llegó a su destino sin más contratiempos. Isabella informó a Alejandro y a Mateo, quienes también habían completado sus partes de la operación con éxito.
"Buen trabajo, Isabella," dijo Alejandro cuando se reunieron de nuevo en la mansión. "Has demostrado tu valía una vez más."
Isabella asintió, sintiendo una mezcla de alivio y satisfacción. Sabía que cada día que pasaba se ganaba más la confianza de Alejandro, pero también comprendía que el verdadero desafío aún estaba por venir.
Esa noche, mientras la mansión se sumía en el silencio, Isabella no podía dejar de pensar en lo cerca que había estado todo de desmoronarse. Sabía que no podía permitirse ningún error en el futuro. Cada paso que daba la acercaba más a su objetivo, pero también la ponía en mayor peligro.
Mientras observaba las estrellas desde la ventana de su habitación, Isabella se prometió a sí misma que no dejaría que nada la detuviera. Había jurado vengar a su familia y no descansaría hasta ver cumplida esa promesa.
Pero sabía que en el oscuro mundo de la mafia, la venganza y el poder a menudo iban de la mano con la traición y el peligro. Y estaba dispuesta a enfrentarlo todo, porque en ese mundo, solo los más fuertes y astutos sobrevivían. Y ella estaba decidida a ser una de ellos.
La red se complicaba, y las apuestas eran más altas que nunca. Pero Isabella estaba lista para el desafío. Con cada día que pasaba, se acercaba más a descubrir la verdad y a cumplir con su destino. Porque en el juego de la mafia, no hay lugar para los débiles. Y ella estaba decidida a demostrar que era más fuerte de lo que nadie podía imaginar.