Haneul lleva años lidiando con su smor no correspondido hacia Dongho, un alfa su mejor amigo. Haneul está harto de que Dongho no pueda corresponder sus sentimientos por esa relación fraternal que han desarrollado desde pequeños, así que en un esfuerzo por superar y olvidar su amor no correspondido, renuncia a su trabajo y a su amor.
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Regreso
El regreso a Seúl fue un poco extraño. A pesar de que había conseguido el trabajo en la cafetería, no podía evitar sentir que mi vida había dado un giro inesperado, pero una vez que estuve de vuelta en la ciudad, me forcé a concentrarme en mi nuevo empleo.
Mi primer día en la cafetería fue sorprendentemente fácil. Después de haber trabajado tanto tiempo en el bar con Dongho, no había mucha diferencia en las tareas, excepto que en lugar de servir copas, ahora preparaba cafés y atendía a universitarios que venían a estudiar o relajarse.
Un día, mientras me movía detrás del mostrador, escuché una voz familiar que me hizo levantar la mirada. Era Kyungsoo. Estaba con un grupo de amigos, sonriendo relajadamente mientras se acercaba al mostrador.
-Haneul, ¿trabajas aquí ahora?- Preguntó con una sonrisa amistosa.
-Sí, recién comencé hace unos días- Le respondí, intentando que mi tono se mantuviera neutral, aunque el recuerdo de aquella noche seguía latente en mi mente. -¿Qué te traigo?-
-Solo un americano está bien, gracias.-
Después de prepararle su café y entregárselo, Kyungsoo me sonrió una vez más antes de regresar a su mesa con sus amigos. Lo observé mientras se sentaba y charlaba animadamente con ellos. Me sentía extraño viéndolo de nuevo, pero al mismo tiempo, agradecido de que nuestro encuentro no fuera incómodo.
Me sentía en paz, al menos por un momento. Dejé escapar un suspiro mientras volvía a enfocarme en mi trabajo, tratando de mantener la mente en el presente, aunque los recuerdos del pasado seguían rondando, como siempre.
El turno en la cafetería había sido bastante tranquilo, la mayoría de los universitarios entraban y salían rápidamente, tomando su café para llevar o sentándose por un rato con sus libros abiertos. A pesar de la rutina, la mente me seguía jugando malas pasadas. Aún no podía dejar de pensar en todo lo que había sucedido con Dongho, pero me esforzaba por centrarme en lo que tenía delante.
Estaba organizando unas tazas cuando, de repente, Kyungsoo se me acercó. Me sobresalté un poco al verlo, ya que pensaba que se iría con sus amigos después de haber estado charlando con ellos por un buen rato, pero no fue así.
-¿Estás bien?- Me preguntó con una ligera sonrisa, como si hubiera notado mi pequeño salto.
-Sí, sí. Solo me sorprendiste- Respondí, acomodando una taza en su lugar mientras intentaba no parecer nervioso.
-Mis amigos se adelantaron, les dije que los alcanzaría luego.- Me explicó, como si fuera lo más normal del mundo. Algo en su tono me llamó la atención, parecía más casual de lo que esperaba.
-¿Ah, sí?- Pregunté, medio distraído. -¿Y no vas con ellos?-
-No, prefiero quedarme un rato más. Oye, ¿a qué hora terminas tu turno?- Kyungsoo me miraba con un interés que no sabía cómo interpretar, y su pregunta me dejó un poco perplejo.
-Uh...- Miré el reloj en la pared. -En unos veinte minutos, más o menos.-
Kyungsoo sonrió y se cruzó de brazos, apoyándose ligeramente en el mostrador.
-Genial. Te espero entonces.-
No supe qué decir. Me quedé ahí por un momento, algo aturdido, pero finalmente asentí y regresé a mi tarea de limpiar la barra, aunque ahora no podía evitar sentir su mirada sobre mí mientras terminaba mis labores.