Volvi de la muerte, solo para vengarme de los que me lastimaron, tuve que cambiar y volverme fuerte para no sucumbir ante el amor, ese amor que nunca fue y nunca será, mi único objetivo es recuperar lo que un día fue mío.
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Capitulo VII Gustavo Sandoval
Emir llevó a Diana en su auto a la estación de policías.
— Se encuentra bien?. — pregunto Emir mirando a Diana.
— Si, solo que no puedo procesar todo lo que ha pasado. — respondió Diana levantando la mirada.
— Se defendió muy bien, es raro ver a una mujer con tanto dominio en las artes de defensa personal. — elogió Emir con una sonrisa.
— A una le toca aprender a defenderse, en este mundo hay tanto imbécil. — respondió Diana activamente.
— Así es, lamentablemente las mujeres son las más vulnerables a los ataques. — respondió Emir mientras seguía conduciendo su auto.
En ese momento Diana recibió una llamada, era Alejandro quien insistentemente le marcaba el teléfono.
— Qué pasó?. — pregunto Diana volviendo a su expresión fría.
— Dónde estás?, se supone que debiste llegar a tu casa hace tres horas. — reclamo Alejandro molesto.
— Ya te lo había dicho, no acepto que nadie me hable así, sabes que, esto se acabó, eres muy posesivo y yo estoy acostumbrada a ser libre, mejor sigue tu camino y déjame en paz. — Diana colgó la llamada y respiro profundamente, por un instante se olvidó que en el auto iba Emir.
Pero Emir se portó como todo un caballero, él no hizo mención de nada de lo que había escuchado, más bien le pregunto a Diana por su hija.
— Su hija es muy bonita. — comento Emir tratando de suavizar el ambiente en el auto.
— Si, mi pequeña es mi vida entera. — respondió Diana cambiando su expresión.
— ¿Qué edad tiene?. — pregunto Emir.
— Tiene seis, aunque es muy madura para su edad. — respondió Diana orgullosa de su hija.
— Yo siempre he querido tener un hijo, pero no he conocido a la persona indicada. — comento Emir pensativo.
— Algún día la encontrará. — respondió Diana.
Llegaron a la estación de policías y rindieron su declaración, después de casi una hora en ese lugar salieron, ya era muy tarde y Diana estaba muy cansada.
— Gracias por traerme, ahora pediré a uno de mis empleados que venga por mí. — dijo Diana sacando su teléfono.
— Yo puedo llevarla. — se ofreció Emir amablemente.
— No es necesario, ya hizo bastante por mí el día de hoy. — respondió Diana.
— Igual yo la llevaré, no permitiré que se vaya sola, después de lo que hemos vivido está noche. — dijo firmemente Emir.
— Está bien, acepto su ofrecimiento. —
Volvieron a subir al auto, en el camino todo fue silencio, Diana estaba controlando su corazón, ese músculo irracional que le gusta que lo lastimen.
— ¿Por qué lo hizo?. — pregunto Diana.
— ¿Por qué hice, qué cosa?. — respondió Emir.
— Por qué se arriesgó para salvarme de esos hombres?. — volvió a preguntar Diana.
— No podía dejar que la lastimara, eso no es de hombre. — respondió Emir sinceramente.
— Pero usted y yo ni nos conocemos. — dijo Diana algo distante.
— No puedo permitir que lastimen a ninguna mujer, además esos sujetos no tenían buenas intenciones con usted. — respondió Emir sin titubeos.
— Gracias por eso. — respondió Diana mirando a Emir.
Él seguía siendo tan guapo como siempre, pensó Diana quien se llenó de nostalgia al recordar el pasado.
POV
— Quiero tener muchos hijos contigo!. — aseguro Emir con una sonrisa.
— Y como cuántos hijos quiere tener conmigo señor Emir?. — pregunto Ana con picardía.
— Unos cinco o seis. — respondió Emir aún con una gran sonrisa.
— Estás loco, yo solo quiero dos. — respondió Ana alarmada.
— Tan poquitos, pues yo quiero más. — respondió Emir haciéndole cosquillas a Ana.
Esos días Ana era feliz, ella tenía el amor de Emir y pensaba que nada podía destruir esa felicidad.
Fin del recuerdo.
— Hemos llegado. — indico Emir viendo a Diana distraída.
— Gracias por todo, que pase buenas noches. — respondió Diana abriendo la puerta para bajar del auto.
— Me gustaría que podamos hablar en otro momento. — dijo Emir mirando fijamente a Diana.
— Hay algún problema con el contrato?. — pregunto Diana confundida.
— No, el contrato está perfecto, solo quiero invitarla a salir. — respondió Emir con una sonrisa.
— Mejor solo mantengamos una relación laboral, no mezclemos las cosas. — dijo Diana bajando del auto.
Emir se quedó desconcertado, Diana era la única mujer que le había interesado desde la muerte de Ana y a ella pareciera no interesarle para nada él, con el ánimo por el suelo Emir se retiró de aquella propiedad y se fue a su casa, esa noche solo pudo pensar en Ana y en lo diferente que serían las cosas si ella estuviera viva.
Por otro lado, Ana se estaba enfrentando a Alejandro quien la vio bajar del auto de Emir, estaba hecho una furia y nunca midió sus palabras.
— Por eso llegaste a esta hora?, estás loca o que?, a no ya se andas de zxxxx con ese hombre. — grito Alejandro furioso.
— Vete al diablo, lárgate de mi casa y no quiero volver a saber nada de ti. — respondió Diana mirándolo fríamente.
— No creas que esto se quedará así, nunca serás feliz con él ni con nadie, y de eso me encargo yo. — las amenazas de Alejandro no eran un juego, un hombre celoso es muy peligroso.
Diana se recostó en el sofá de la sala y cerró los ojos, ella estaba tan cansada de todo esto, su único objetivo era recuperar lo que le pertenecía y después solo dedicarse a lo que a ella le gustaba.
POV
— Quién es usted?. — pregunto Ana al desconocido.
— Soy Gustavo Sandoval, un muy buen amigo de tu mamá. — respondió el hombre.
— Y cómo es que me encontró?. — volvió a preguntar Ana.
— Tu mamá me llamo y me dijo que su esposo planeaba algo en contra de ti, así que decidí ubicar el avión donde estaban viajando, algo me decía que no solo era en tu contra. — explico Gustavo cabizbajo.
— Mi mamá, siempre poniéndome a mi por encima de ella, pensé que Ernesto de verdad la quería, pero como todo el solo buscaba su dinero. — respondió Ana con pesar.
— Siento mucho no haber podido ayudar a tu mamá. — contesto Gustavo triste.
— Usted no pudo hacer más, no se sienta culpable, aquí el único culpable es ese mal hombre, él debe pagar por lo que hizo. — aseguro Ana con sed de venganza.
— Así es, Ernesto Figueroa no puede salirse con la suya, cuenta conmigo para lo que necesites, yo te voy a ayudar. — respondió Gustavo también lleno de odio.
A los dos los unía una sola cosa y eso era acabar por los Figueroa, Ana no podía permitir que Ernesto simplemente se saliera con la suya, pero antes tenía que solucionar algunas cosas y aprender otras, este proceso no sería tan fácil y Ana lo sabía, ahora solo le quedaba tener paciencia y esperar el momento adecuado para hacer su aparición.
Fin del recuerdo.