La princesa imperial Calypso Aziel Zandell Leroy toma el trono después de la muerte de su padre, aún ella siendo la segunda en la línea de sucesión dado que su hermana la primera princesa imperial Cataleya no quiso regresar al imperio después del accidente...
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Capítulo 15 La Furia De Calypso
Calypso se puso de pie, su rostro enfurecido por la herida de Obeth. Su mirada se clavó en el emperador Malakai, que sonreía con satisfacción.
—¡Badrú! —gritó Calypso, su voz resonando en el campo de batalla.
De la nada, un enorme lobo de pelaje gris emergió de las sombras. Badrú, el lobo contratista de Calypso, se acercó a ella con paso seguro y poderoso.
Badrú era un regalo de su primo sebastian, un lobo que había criado y entrenado desde que era un cachorro en Lirio, su hogar. Calypso lo había llevado consigo cuando se convirtió en emperatriz, y Badrú había sido su fiel compañero desde entonces.
—¡Ataca! —ordenó Calypso, señalando a la guardia personal del emperador.
Badrú se lanzó hacia adelante, su boca abierta en un rugido feroz. Los guerreros de Snow se dispersaron, aterrorizados por la aparición del lobo gigante.
La batalla se convirtió en un caos, con Badrú en el centro. El lobo atacaba a cualquier enemigo que se cruzara en su camino, protegiendo a Calypso y Obeth con ferocidad.
Calypso se unió a la lucha, su espada cortando el aire con precisión y fuerza. La furia y la determinación la impulsaban a vencer, a proteger a los suyos y a derrotar al emperador Malakai.
El emperador Malakai se retrocedió, asustado por la aparición de Badrú. Su guardia personal no podía contener al lobo, y su ejército comenzaba a retirarse.
—¡No! —gritó el emperador—. ¡No pueden vencerme!
Pero Calypso y Badrú no se detuvieron. Lucharon con toda su fuerza, decididos a derrotar al emperador y poner fin a la guerra.
La suerte del reino de Snow pendía de un hilo. ¿Podría Calypso y su leal lobo contratista, Badrú, cambiar el curso de la historia?
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La batalla había sido intensa, pero la suerte no estaba del lado de Calypso. A pesar de la valentía de Badrú y su propia habilidad en combate, el emperador Malakai logró escapar gracias a la intervención de su guardia personal.
Calypso se quedó en el campo de batalla, su furia y frustración palpables. Había estado tan cerca de derrotar al emperador y poner fin a la guerra, pero ahora se sentía como si hubiera fracasado.
—¡Maldito sea! —gritó, golpeando el suelo con su espada.
Badrú se acercó a ella, como si sintiera su dolor y frustración. Calypso lo acarició, buscando consuelo en su presencia.
—Lo siento, Badrú —dijo—. No pude hacerlo.
Calypso se acercó a Obeth, que yacía en el suelo, herido de gravedad. Su rostro estaba pálido y sudoroso, y su respiración era débil.
—Obeth, no —dijo Calypso, tomándole la mano—. Por favor, no te rindas.
Obeth abrió los ojos, débiles.
—Calypso... —dijo, con voz apenas audible—. Tienes que... mantener la calma.
Calypso asintió, lágrimas en los ojos.
—Lo haré —dijo—.
Obeth sonrió débilmente.
—Sé que lo harás —dijo—.
Calypso se inclinó sobre Obeth, besándole la frente.
—No te mueras, Obeth —dijo—. Por favor, no te mueras.
Los médicos llegaron y se llevaron a Obeth para atenderlo. Calypso se puso de pie, su furia y dolor renovados.
—Vamos a seguir adelante —dijo, con voz firme—. Vamos a encontrar al emperador y a hacerle pagar por lo que ha hecho.
Badrú rugió en acuerdo, como si estuviera listo para seguir luchando.
La guerra no había terminado, pero Calypso estaba más determinada que nunca a ganarla. El emperador Malakai había escapado, pero no por mucho tiempo.
Calypso se dirigió a la tienda donde estaba retenido el príncipe heredero Rykerian de Snow. Estaba decidida a obtener información sobre el paradero de su padre, el emperador Malakai.
—Rykerian —dijo Calypso, entrando en la tienda—. Sabes que tu padre ha escapado. ¿Dónde podría estar?
Rykerian la miró con desdén.
—No te diré nada —dijo—. Mi padre está a salvo, y tú nunca lo encontrarás.
Calypso sonrió, fríamente.
—Creo que sí lo encontraré —dijo—. Y creo que tú me ayudarás a hacerlo.
Rykerian se rió.
—No me torturarás —dijo—. No me quebrantarás.
Calypso se sentó en una silla frente a Rykerian.
—No necesito torturarte —dijo—. Solo necesito saber la verdad. ¿Dónde está tu padre?
Rykerian se mantuvo en silencio.
Calypso llamó a uno de sus guardias.
—Trae a Badrú —dijo.
Badrú entró en la tienda, su presencia imponente.
—Rykerian —dijo Calypso—. Badrú es un lobo muy paciente. Pero si no me das la información que necesito, puede que pierda la paciencia.
Rykerian miró a Badrú, nervioso.
—No... no puedes hacer eso —dijo.
Calypso sonrió.
—Claro que puedo —dijo—. Ahora, dime. ¿Dónde está tu padre?
Rykerian respiró profundamente.
—Está... está en la fortaleza de Darkstone —dijo—. En el norte del reino.
Calypso asintió.
—Gracias, Rykerian —dijo—. Esa información es muy valiosa.
Rykerian miró a Calypso con odio.
—Te juro que mi padre te vencerá —dijo—. Te juro que te matará.
Calypso se puso de pie.
—No creo que eso suceda —dijo—. Pero gracias por la advertencia.
Calypso salió de la tienda, decidida a planificar su próximo movimiento. La fortaleza de Darkstone era su objetivo siguiente.
Calypso se dirigió a la tienda de Obeth, donde él se recuperaba de sus heridas. Estaba rodeado de médicos y enfermeras que lo atendían con cuidado.
—Obeth —dijo Calypso, tomándole la mano—. Me voy a la fortaleza de Darkstone. Voy a encontrar al emperador y hacerle pagar por lo que ha hecho.
Obeth abrió los ojos, débiles.
—Calypso... —dijo—. Ten cuidado. La fortaleza de Darkstone es peligrosa.
Calypso sonrió.
—No te preocupes por mí —dijo—. Tengo un ejército conmigo. Y tengo a Badrú.
Obeth asintió, débilmente.
—Confío en ti —dijo—. Haz lo que debes hacer.
Calypso se inclinó y besó la frente de Obeth.
—Me aseguraré de que estés seguro —dijo—. He dejado a un grupo de guardias para protegerte.
Obeth sonrió.
—Gracias, Calypso —dijo—.
Calypso se puso de pie y se dirigió a la salida de la tienda. Su ejército la esperaba, listo para marchar hacia la fortaleza de Darkstone.
—Vamos —dijo Calypso, montando su caballo—. Vamos a encontrar al emperador y a hacerle pagar.
El ejército se puso en marcha, con Calypso y Badrú al frente. La fortaleza de Darkstone estaba a varios días de viaje, pero Calypso estaba decidida a llegar allí y cumplir su misión.
Mientras cabalgaba, Calypso pensaba en Obeth y en su recuperación. Sabía que él estaría bien, gracias a los médicos y enfermeras que lo atendían. Pero también sabía que la guerra no había terminado, y que todavía había mucho que hacer para asegurar la victoria.
La determinación de Calypso crecía con cada paso. Estaba lista para enfrentarse al emperador y a su ejército, y para hacerles pagar por lo que habían hecho. La fortaleza de Darkstone sería el escenario final de la batalla, y Calypso estaba lista para ganar.
Un hotel muy lindo 😍