El mundo de Keyla se desmorona cuando la drogan y la obligan a casarse con un anciano viudo, inmensamente rico y con cinco hijos. Buscando una salida a sus problemas aparentemente insuperables, acepta una oferta de matrimonio por contrato de un año con un misterioso caballero. Él le promete que esto la liberará de su conflictiva situación matrimonial. Ella acepta la oferta, con la esperanza de que en un año será una mujer libre e independiente. Sin embargo, muchas cosas toman un giro inesperado, y el matrimonio por contrato convierte su vida en una montaña rusa, mezclando euforia, infierno temido y cielo alegre. "Por favor, no me malinterpretes. Solo estoy tratando de ayudarme a mí misma, y al mismo tiempo, ayudarte a ti", dijo el caballero, mientras Keyla se sentía cada vez más confundida. "Sé que mi situación es complicada, pero casarme con un hombre que acabo de conocer, sin amor, se siente extraño...", expresó Keyla. "Esto no es un matrimonio real, sino un matrimonio por contrato que puedes aprovechar tanto para tu beneficio como para el mío", explicó. Keyla lo escuchó en silencio, sorprendida y un poco perpleja. Jaxon cruzó los brazos sobre el pecho y la miró a los ojos. "Como dije antes, te ayudaré y, al mismo tiempo, tú me ayudarás. No necesito explicarte cuál es mi problema, pero te aseguro que si aceptas hacer un contrato y casarte conmigo, tus problemas se resolverán. Entonces, ¿qué piensas?" Keyla no se apresuró a responder. Levantó la cabeza lentamente y preguntó: "¿Entonces puedo poner las cláusulas que quiera en el contrato?" El hombre se acercó y dijo: "Siempre y cuando no me perjudiquen". Keyla le ofreció un apretón de manos a Jaxon: "Está bien. ¡Tienes un trato!"
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C 7
Este es el gran misterio al que se ha enfrentado Alvin desde que se convirtió en el asistente personal de Jaxon.
Keyla sonrió ante las palabras de Alvin.
Ahora tenía curiosidad: ¿cuánto sabe Jaxon sobre ella, la investigaron a fondo?
Sabía que Jaxon debía haber hecho su tarea: profundizar en sus antecedentes. Quizás él también sepa cuánto dinero tiene en su cuenta bancaria.
'¡Dios mio! Los ricos de este país son realmente aterradores.
El más mínimo error que cometiera, Y su vida se acabaría.
Si no fuera porque tenía problemas con sus padres, no quería tener nada que ver con Jaxon Riley. Ella se mantendría alejada de un hombre como él.
El viaje a su casa transcurrió sin problemas...
No hablaron mucho en el auto porque Keyla estaba ocupada pensando en qué frase diría cuando viera a Victoria y a su padre.
Pronto el coche se detuvo justo delante de la puerta de la casa de Keyla.
No abandonó el vehículo inmediatamente, pero sus ojos reflejaron la casa encalada de dos pisos.
La mirada en sus ojos no se podía describir con palabras. Había demasiados recuerdos felices y tristes en su corazón mientras vivía en esa casa.
"Señorita Keyla te encuentras bien, necesitas que te acompañe adentro"
Los breves recuerdos con su madre todavía están grabados en la memoria de Keyla. La repentina partida de su madre, cuando tenía cinco años, supuso un duro golpe para ella. Sólo quedan unos pocos recuerdos en su mente. Todos esos recuerdos eran como un tesoro para ella. Algo que nunca olvidará.
Inesperadamente, poco después de la muerte de su madre, su padre se volvió a casar con Victoria. La maldita mujer llegó a su vida mientras aún estaba de duelo. Esa mujer no sólo se llevó a su padre, sino que también se hizo cargo de la casa.
Poco a poco la percepción que Keyla tenía de esta casa cambió. El lugar que guarda recuerdos felices con su madre biológica ahora ha sido reemplazado por recuerdos tristes y oscuros. Recuerdos que quiere olvidar. Esa mujer, su madrastra, destruyó todos sus recuerdos felices. Y por eso, Keyla la desprecia.
Fue difícil para Keyla poder regresar a esta casa después de lo que pasó ayer.
Todo este tiempo, ella guardó una pequeña esperanza en su corazón de que un día, los modales de la mujer cambiarán, y también los de su padre. Sin embargo, ahora esa esperanza se ha desvanecido. Ya no tenía ninguna esperanza de poder unir a esta familia con la que había soñado cuando era niña; no veía ninguna luz al final del túnel.
Su decisión fue unánime. Ella quería salir de esta casa. Salir de la isla y comenzar una nueva vida sin ninguna molestia por parte de esa maldita mujer y su padre.
Después de respirar profundamente, Keyla miró a Alvin sentado al volante.
"Alvin, puedes entrar. Pero espero que no digas nada de lo que pase..." respondió a la pregunta de Alvin, que había ignorado antes.
"Señorita, no se preocupe. Me quedaré en silencio detrás de usted". Alvin sonrió. Se sintió aliviado porque antes de llegar a ese lugar, su maestro le había pedido que siguiera a la señorita Keyla al interior de la casa.
Su amo conocía la historia entre la señorita Keyla y sus padres, y le preocupaba dejarla ir sola a la guarida de los leones.
"Esta bien vamos…." Keyla salió del coche. Abrió la puerta y, para su sorpresa, una criada de mediana edad ya la estaba esperando en la puerta.
"Joven señorita... finalmente has regresado. Rápido... entra. Tu padre está furioso. Ha estado enojado desde anoche porque desapareciste repentinamente. Informarán a la policía si no apareces..." dijo la criada de edad avanzada en tono de pánico.
Keyla se sorprendió al escuchar eso.
Al instante una pregunta divertida apareció en su mente. ¿Su padre y esa maldita mujer la denunciaron a la policía porque abandonó a ese viejo pervertido? ¿¡O porque no volvió a casa!?
A ella le hizo gracia la idea. Bueno, pensaran lo que pensaran de ella, ya no le importaba.
"No necesitas tenerle miedo a esa pareja, tía Larisa. No pueden hacerme daño. Créeme, estaré bien". Keyla tomó suavemente la mano de tía Larisa, tratando de calmarla.
Desde que regresó del extranjero, Keyla siempre sintió pena al ver a tía Larisa; esta mujer tenía 45 años, pero su rostro parecía tener 50 y parte de su cabello se había vuelto gris; la vida en esta casa era como un infierno para ella y todos los que allí vivían. Sin embargo, la tía Larisa termino viviendo aquí únicamente porque no quiere dejarla.
La tía Larisa es la criada personal de Keyla, que la ha cuidado desde que nació, y la única persona que sigue a su lado. Si bien todos los trabajadores de esta casa eran seguidores de esa maldita mujer, ella nunca se dejó engañar.
"¿Está segura, joven señorita?" La tía Larisa todavía estaba preocupada por Keyla.
"Hmm... confía en mí. Y tía, necesito tu ayuda. Por favor, empaca mis pertenencias personales, lo más rápido que puedas, solo necesito la ropa necesaria y todos los artículos y documentos importantes de mi sala de estudio. ¡Hazlo ahora y date prisa!"
Las palabras de Keyla de repente hicieron que la tía Larisa jadeara de sorpresa.
Joven señorita, ¿desea salir de esta casa? ¿Fue porque el hombre del traje negro detrás de ella le pidió que se fuera con él? ¿¡Quién es él!?¿¡la amenazó!?
La tía Larisa temía que el hombre influyera negativamente en Keyla. Por lo que le agarró la mano de Keyla y la arrastró lejos del hombre, enviándole una mirada amenazadora como si le pidiera que no los siguiera.
Se detuvo después de una distancia segura entre ellos.
"Jovencita, sé que ya no te gusta vivir en esta casa porque la actitud de tu padre hacia ti es terrible. Pero, por favor, nunca salgas de esta casa porque estás influenciada por otra persona. ¿Además, es alguien que acabas de conocer? .." Susurró tía Larisa, temiendo que el hombre pudiera oír lo que ella decía.
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