¿Quién podría enamorarse de un misterioso hombre que solamente lo ve por las noches?
Rocío Martínez, una joven que se sacrifica día a día por su humilde familia. Con un primer amor que solamente le dejó inseguridades.
Sam Warren, un hombre que creció con todo el dinero del mundo, mujeriego y solitario. Que jamás a recibido afecto y amor de su familia.
Cómo estas dos personas tan diferentes pueden llegar a amarse incondicionalmente y enfrentarse a todos con tal de proteger su amor y a su familia.
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Comenzaré desde el principio.
(Sam Warren).....
Estoy en aquella habitación vacía junto a Rocío, quien de alguna forma inexplicable se puso muy nerviosa y se ruborizó al estar tan cerca de mí, donde de inmediato yo quise acariciar su hermoso rostro rosado.
¡Pero lo que yo jamás esperé sucedió!
Ella me rechazó dejándome en claro su lugar y mi lugar en esta empresa, donde yo quedé inmóvil ante sus palabras, porque jamás en mi vida una mujer me ha rechazado de esa forma.
¡Es todo lo contrario! Porque soy yo quien las tomo o rechazo, mientras se me ofrecen en bandeja de plata para satisfacer mis deseos carnales, ya que jamás en mi vida he sentido amor o cariño por alguna de todas las mujeres que han pasado por mi cama.
Puesto que la palabra amor no se encuentra en mi diccionario, jamás lo he conocido, jamás me lo han dado u ofrecido, por el hecho de que toda mi vida he estado solo.
Tengo a mis padres, pero esas personas solo me trajeron a este mundo para heredar algún día su grandiosa fortuna por la que han trabajado cada minuto de sus vidas.
Aunque me críe con todos los lujos extravagantes que todo niño sueña tener, yo jamás tuve lo que siempre deseé en toda mi vida (Soñaba con despertar un día y vivir con una hermosa familia que me amara, que me abrazara y que calmara mis angustias con solo una palabra de amor y un tierno beso o abrazo).
Pero no... ¡Yo no tuve eso, al contrario!
Cuando veía algunas veces en el año a mis padres, solo me daban órdenes donde yo me acostumbré a acatar. Estudiando en donde ellos querían, saliendo con quien ellos querían, viviendo donde ellos querían y ahora trabajando donde ellos quieren.
Jamás me negué a nada, ya que gracias a todo lo que ellos me dan yo me acostumbré a tener lo que siempre quise (Lo digo en el ámbito material).
Tomé, destruí y pasé a llevar a quien yo quise con tal de conseguir lo que quiero hasta que lo obtuve y después lo deseché, porque nada ni nadie ha logrado llenar ese espacio vacío que llevo en mi alma.
Jamás he tenido una novia, porque sé muy bien que a todas las mujeres a las cuales he tenido en mis brazos, solo les importa quién soy y no lo que soy. Ya que para ellas mi dinero, la posición social o hasta mi aspecto físico es lo más importante.
(Y esta vez es la primera vez que una chica me rechaza sabiendo quién soy yo ante la sociedad). ¡Hasta hoy! Por el hecho de que esa hermosa y dulce chica me rechazó sabiendo que soy su jefe y que si deseo puedo llegar a despedirla y destruir su vida, por eso.
Después de estar con Rocío, decidí salir del edificio, quizás a tomar aire, a pensar o descifrar qué es esto nuevo que estoy sintiendo en mi corazón y dónde me temo con mucho pesar que se llama amor...
((¡Comenzaré desde el principio!))
Hace un par de semanas, me fui de fiesta al departamento de mis amigos Mauricio y Jonathan, a quienes conozco desde que estudiamos en la universidad.
Ese día, en aquella fiesta, consumí muchas drogas y alcohol, donde no recuerdo muy bien todas las estupideces que hice y que dije, ya que estuve encerrado en ese departamento como dos días sin salir de ahí.
No sé a cuántas mujeres me llevé a la cama esos días, pero lo único que recuerdo es que cuando retomé un poco la conciencia, tomé mi carro y conduje de noche hasta el otro extremo de la ciudad.
¿Por qué fui hasta ahí? Aún no lo sé.
(Pero fue ahí donde conocí otra realidad, esa realidad que solo vi en televisión).
Me bajé del carro para conocer más y ver cómo vivía esa gente, pero antes tomé una máscara que llevaba hace dos semanas en mi carro, la cual había ocupado en una fiesta de disfraces de la novia de Jonathan.
Caminé por esas calles, donde transitaba mucha gente y también me encontré con muchas personas en situación de calle, donde quise (solo para divertirme) hacerme pasar por un vagabundo que pide limosna sentado en el piso de una esquina.
De principio me causaba risa escuchar a las personas decir:
_ ¡Trabaja! Sinvergüenza.
_ ¿No te da vergüenza? Pedir limosna.
_ Sí, parece un animal, tirado ahí en el suelo.
_ ¡Eres una carga para este mundo!
_ ¡Qué asco, cómo puede vivir así! - le dijo una chica a su amiga que pasaba por enfrente de mí.
Pero todo cambió cuando le pedí dinero a una chica solitaria que caminaba sola por esa oscura calle.
Ella fue la única persona que me trató con dignidad, como persona y no como un animal que no vale nada.
Claro que dinero no me dio esa chica, pero se dio el tiempo de explicarme que no tenía, pero sí fui capaz de compartir su comida.
En ese momento me sentí el hombre más miserable de este mundo al quitarle la comida a esa humilde muchacha.
Y solo por diversión, ya que yo jamás me comería lo que ella me entregó, porque soy muy cuidadoso con mi alimentación y porque para mí había sido un divertido juego para ver la reacción de la gente.