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EL PADRE DE LAS DOCE PRINCESAS BAILARINAS

EL PADRE DE LAS DOCE PRINCESAS BAILARINAS

Status: Terminada
Genre:Completas / Mujer poderosa / Doctor / Época / Diferencia de edad / Secretos de la alta sociedad / Duque
Popularitas:60.2k
Nilai: 4.9
nombre de autor: Guadalupe Nieves

¡LA TEMPORADA DE ESCÁNDALOS HA COMENZADO!

Tras haber salvado la vida de su hija, casada con el príncipe heredero y madre del nieto de la reina regente, se enfrenta a la insistencia de esta última para que vuelva a casarse y disfrutar de su jubilación en compañía. A pesar de sentirse desalentado por la idea de encontrar pareja como un divorciado de mediana edad, que para nada es atractivo, accede a asistir a los bailes debut para complacer a su hija. Lo que no imagina es que en ese ambiente hipócrita podría hallar una nueva oportunidad en la duquesa de Rosaria, la primera mujer en heredar un título nobiliario y formar parte de la guardia real. ¿Podrá un hombre marcado por el estigma de un divorcio, su edad y de su fealdad, encontrar nuevamente el amor en alguien como ella, que desafía las convenciones sociales con su posición y poder?

NovelToon tiene autorización de Guadalupe Nieves para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO 7

Luego de apreciar un poco más su acto, la misteriosa mujer escapó por el techo del ala de enfermería, tomando así un caballo rumbo a lo más profundo del bosque. En ese lugar, escondida en un claro apartado, se encontraba una cabaña que se camuflaba con el verde del pasto.

Abriendo con alegría la puerta de madera, la mujer aún encapuchada llegó a una mesa donde tenía varios frascos y en el centro se encontraba la pintura del retrato de Serena. Colocando en uno de los tres platos la sangre que había robado, prendió la vela que se ubicaba en el centro del mismo, provocando que la llama de esta se tornara negra.

Observando que una segunda vela, ubicada en el plato a la izquierda, seguía encendida, sonrió con ilusión. Solo faltaba un último ingrediente para sacar a la duquesa del camino; sin embargo, ya con lo que había conseguido sería suficiente para darle problemas a la chica.

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La noche llegó e ignorante por lo que sucedió con sus dos compañeros, finalmente Serena pudo salir de sus aposentos lista para su primera gala en sociedad. El baile que había organizado el líder de la asociación de agricultores, con temática de antifaces, sería su debut, aunque no lo fuera oficialmente.

—¡Estás tan hermosa, Serena!—dijo emocionada lady Miranda.

La duquesa vestía un hermoso vestido gris azulado, que le recordaba a varias imágenes que había visto en el cuento de "las doce princesas bailarinas". Creyendo que tal vez fue un guiño del destino, se sintió como si algo mágico fuera a pasar ese día. Por lo que, agradeciendo el alagado de Mirando, se colocó su antifaz.

La esposa del albacea de la reina ordenó a su esposo y a Sir Jeremy irse en otro carruaje, mientras ellas iban en el de adelante. Siendo fiel creyente de antiguas tradiciones, las mujeres no podían ser vistas con su primer vestido debut hasta llegar al salón del baile.

—¿Te encuentras bien, Serena?—preguntó preocupada Miranda.

La joven, quien tenía la mirada perdida en el vestido amarillo de la mujer, sintió una leve punzada en su cabeza que por varios segundos la descolocó. Cuando al fin logró salir de su trance, se disculpó con Miranda para luego mirar por la ventana del carruaje.

Una vez ambos carruajes llegaron, los primeros en bajarse fueron Anthony y Jeremy. El padre de la princesa consorte, para no incomodar a la esposa de su amigo, aceptó en esperar en el salón del trono a la llegada de la duquesa para verla finalmente.

Luego de varios minutos de espera, los invitados se quedaron sorprendidos ante la llegada de Jeremy, ya gran parte del salón de baile sabía de la presencia del padre de la futura reina; sin embargo, otra parte estaba más emocionada por la llegada de la primera mujer en heredar un título nobiliario.

—¿Puedes creerlo, Lily?—susurró una de las debutantes—¡una mujer soldado! ¡Una mujer duquesa!

—¡Claro que sí! De hecho, mi hermano estuvo con ella, pero un año adelante—respondió una señorita rubia—al parecer es una mujer con cero encanto, de hecho, hasta sus brazos parecen ser de hombre.

A solo cinco metros de ella, una mujer con el cabello parecido a Serena, se encontraba escuchando las malas lenguas contra la duquesa. Suspirando con pesadez, la mujer tomó una copa de vino y cuando caminó cerca de ellas fingió tropezarse para manchar sus vestidos.

—¡Oh! ¡Mil disculpas!—se excusó.

—¡Mi Dios!—espetó Lily—¡vas a pagar por esto!

Dispuesta a no ser vistas por nadie, ambas chicas salieron en silencio a uno de los salones de descanso para mujeres, intentando buscar una manera de salvar sus bellos y costosos vestidos. Con una sonrisa satisfactoria, la mujer se dio vuelta cuando la duquesa fue finalmente presentada.

—¡Atención!—habló el vocero del baile—¡Sir Anthony Colins! ¡Lady Miranda de Colins! ¡Y la gran duquesa de Rosaria, Lady Serena Mills!

Todos, hasta sir Jeremy, quedaron en silencio un segundo, mientras observaban a la duquesa bajar las grandes escaleras del salón de baile. Pese a que su rostro estaba cubierto con el antifaz, su bello cabello rizado en conjunto con el lujoso vestido que llevaba, le daba un aire distinto a la "marimacho" qué gran parte de la sociedad en la ciudad creían de ella.

Con cuidado, sosteniéndose del brazo izquierdo de sir Anthony, la duquesa llegó hasta el centro del salón en compañía de los esposos. Jeremy, cada que la veía más cerca de él, sintió como todo el sonido a su alrededor se apagaba y solo pudiera escuchar con mayor intensidad las pisadas de los tacones de la duquesa.

—¿Sir Jeremy?—preguntó nerviosa Serena.

Consciente de su rigidez, el padre de la princesa consorte dio una pequeña reverencia antes de tomar su mano y besar sus nudillos. Si no hubiera sido porque en ese baile no era necesario el ocultar los nombres, y que los antifaces solo eran para ocultar el encanto de las debutantes, no hubiera reconocido a la duquesa.

Con el corazón a mil por hora, Serena sacó de su pequeño bolso de mano una libreta la cual extendió con entusiasmo. Sin embargo, para todos a su alrededor, incluyendo Miranda, fue una sorpresa tal osadía. Sabían que aquella mujer no era normal, pero al menos esperaban que respetara una de las reglas en un baile de debutantes: debía ser el hombre quien pidiera firmar el libro de bailes de una damisela.

—¡Serena!—intentó intermediar Miranda.

La esposa de Anthony quedó aún más pasmada al ver como Jeremy sacaba de su saco la estampa con su sello y la colocaba en la primera página. Luego, Serena pasaba a la siguiente y Jeremy volvía a colocar su estampa, hasta terminar con las cinco páginas disponibles de su libreta.

—¿Tendrá con ella sus cinco bailes?—fue el murmullo de una de las madres—¡qué descarada es la duquesa! ¡Una buena mujer jamás debe pedir tanto!

Ignorando aquellas habladurías, con una enorme sonrisa, Serena agradeció la bondad de Sir Jeremy y se marchó a una de las mesas para tomar un poco de vino. El médico real, luego de que la duquesa se marchara, dejando un leve rastro de su perfume, frunció el ceño como si recién hubiera salido de un sueño.

—Amigo mío, ¿sabes lo que acabas de firmar?—preguntó un poco cómico Anthony.

Observando a su esposa ir al lado de Serena, con la cara molesta, no pudo evitar burlarse un poco de la situación. No sabía que era peor, si el despiste de Jeremy o el descaro de la joven duquesa.

—¿Firme su libreta de baile, no?—cuestionó un poco confuso—¿qué tiene de malo?

—Firmarlo no es malo en sí—le respondió dándole una palmada en su hombro—pero, ya que has firmado todas sus hojas, has terminado por apartar para casi toda la noche a la duquesa. Espero que tengas buen ritmo, ya que Serena no sabe bailar.

Riéndose por lo bajo, al ver la cara pálida de Jeremy, Anthony fue en dirección a donde había ido su esposa. Será interesante el poder analizar como el padre de la princesa consorte se enfrentará al desafío de sacar a la duquesa a bailar, en sus cinco bailes obligatorios, siendo que ella ni siquiera tenía noción de como dar una vuelta.

Si bien aquello le hacía gracia, también estaba preocupado, puesto que aquello generaría rumores malos para Serena. Al menos esperaba que, con la influencia de Jeremy, dichos rumores no fueran tan destructivos. Pero no le sorprendería si escuchara al día siguiente, por parte de las madres de las debutantes, como una mujer como Serena había acaparado para ella sola la compañía de tan importante hombre.

—¡Ah! ¡Tengo tan sueño!—dijo por lo bajo.

Tomándose un poco de vino, se acercó hasta su esposa, la cual había regañado a la duquesa, quien decidió salir al balcón para tomar un poco de aire fresco. Mirando, intrigada por lo sucedido con sir Jeremy, se topó en el camino de regreso con su esposo.

—¡Esa niña no quiere escuchar!—se quejó Miranda ante la terquedad de Serena.

—Bueno, supongo que es normal teniendo el pasado que ella tuvo—respondió a su mujer—si ella hubiera acatado órdenes de sus compañeros, no hubiera sobrevivido ni el año en el ejército.

—¿Sabes algo que yo no sé?—preguntó temerosa.

—Algo que no vale la pena recordar realmente—la calmó con una sonrisa—aunque sabes, siendo Jeremy un buen partido para las madres de las debutantes, no me sorprendería que estas pelearan por él esta noche.

Miranda asintió ante el análisis de su esposo, sabía que esa noche debían tener mucho cuidado con Serena. Si bien sir Jeremy no era un hombre atractivo u opción aceptable para las jóvenes debutantes, sí era un buen blanco para las madres de ellas. Ya fuera una mujer cercana a la edad de Jeremy, divorciada o viuda, el hombre era como un oasis en el desierto en el que se encontraban. Por ende, harían todo lo que fuera posible, para desprestigiar esa noche a Serena.

—Jamás pensé que usted sería igual de lo que fue de niña—una voz se escuchó a sus espaldas.

Ocultando con cuidado la libreta de bailes en su bolso, Serena se volteó para observar el origen de aquella voz. Fue así que quedó en frente de una mujer, cuyo cabello hizo que tuviera cierto sentimiento de familiaridad. La mujer, con una sonrisa, se inclinó para dar sus respetos.

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MarlingJCF
Sabia que era la prima
MarlingJCF
Miren a la doñito pervertida
jajajajaja jajaja
MarlingJCF
Brutos Serena no es la bruja
MarlingJCF
Pobre Serena tanto que ha sufrido y ahora esto! el unico consuelo que tendra escque Jeremy la ama y no la abandonará
MarlingJCF
que triste! esa bruja debe ser destruida
MarlingJCF
ussss alivio pense que habia sido la bruja mala
MarlingJCF
Coño que mal
MarlingJCF
Ese labial debe ser sangre
MarlingJCF
esa prima me da mala espina
MarlingJCF
todo tipo comiquitas
jajajajaja jajaja
MarlingJCF
Buena Historia
MarlingJCF
Esa prima Selena debe ser la bruja que mató a sus amigos
MarlingJCF
Ay me late que conquistaras a in Doctor de las 4 decadas!!!
MarlingJCF
Miy interesante inicio
Andrea Garcia
Excelente me gusta la trama /Heart/
Caridad Gallardo
bueno si esos padres sabían de la maldición porqué tuvieron más hijas después de las 4 primeras?
Caridad Gallardo
Excelente
Caridad Gallardo
la ptima es la bruja
Yanira Esmeralda
Excelente
Pabla Rodriguez
la abuela sé pasó /Joyful//Joyful//Joyful/
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