NO SERÉ TU AMANTE

... La mañana siguiente, Olga se levanta a las 4:00 de la mañana, cómo es su costumbre, pero está muy cansada, ella se maldice por tener una vida tan activa.

"Todo es culpa de este dormilón." Piensa mientras cambia su ropa y observa a Erick. El parece sentir su mirada y despierta.

— ¿Por qué estás levantada tan temprano?

— Siempre me levanto a esta hora.

— ¿Por qué?

— Mi trabajo empieza a esta hora. Adiós.

— ¿No me vas a dar los buenos días?

— Serán buenos para ti.

— ¿Amaneciste de mal humor?

— ¿Tú que piensas?

— ¿No te gusto lo de anoche?

— Mi humor no depende de si lo haces bien o mal.

— Tienes razón. Si dependiera de eso, hoy hubieras amanecido radiante.

— Eres un payaso. — Olga termina de ponerse las botas y sale de la habitación.

... Ese mismo día, por la tarde, la cama que Erick pidió llega hasta su ahora hogar, esa noche no duda en estrenarla junto a su esposa.

Durante la semana, Erick despide a Zulema, ya que no soporta lo chismosa que es. Olga no se opone a la decisión, no quiere restarle autoridad a su ahora esposo, además ya estaba pensando en despedirla, Erick solo le hizo un favor.

Unos días más tarde, Olga recibe su periodo, lo que provoca que no tenga intimidad con Erick durante cuatro días.

Cada mañana desde entonces, ella se levanta menos cansada, va al trabajo con más energía, al regresar, ayuda a preparar la comida, revisa las cuentas, visita los huertos, y se encarga de preparar abono. Es uno de sus pasatiempos favoritos. Aunque termina con la ropa sucia.

Erick ve su vida activa y se siente orgulloso de la mujer con la que está casado. A pesar de eso siempre la molesta diciéndole que huele mal.

— ¿Por qué no intentas hacer lo mismo que yo? Apuesto a que no vas a terminar con olor a flores. — Erick se ríe.

— ¿Me estás retando?

— ¿Aceptarías el reto?

— Acepto, pero tú debes hacer lo mismo que yo.

— ¿Hablas de sentarme enfrente de la computadora por horas?

— ¿Creés que es muy sencillo?

— Si tú puedes hacerlo creo que yo también.

— Me estás subestimando. Pero está bien. Cambiemos nuestro trabajo por una semana.

— ¿Seguro que puedes aguantar tanto tiempo?

— La que no va a aguantar serás tú.

— Empecemos pasado mañana.

— Me parece bien. Pero no me arriesgaré a perder mi empresa, Bruno te va a asesorar.

— Tampoco me arriesgaré a perder mi granja. Enrique te va indicar todo lo que debes hacer.

— Bien.

— Bien. — Ambos se estrechan la mano y se van a dormir. En la cama, el recuerda que no ha tenido intimidad durante cuatro días.

— ¿Ya no tienes tu periodo verdad? — Olga parpadea un par de veces. Erick la abraza y le da besos en el cuello. — Quiero que seas mia está noche. — Pronuncia ya besando sus labios. — ¿Puedo? — Olga asiente con la cabeza, Erick sonríe y se coloca encima de ella.

— Intenta no hacer ruido. No quiero que despiertes a mi hija.

— Está bien.

Al día siguiente, Olga va al pueblo y compra ropa para Erick, se ríe al imaginarlo usando cosas sencillas, seguramente se va quejar por qué no es la ropa de diseñador a la que está acostumbrado.

— Señora. ¿De que se ríe? — Pregunta Hilda. Olga regresa de su sueño y se pone sería.

— De nada. Vamos a pagar. — Ambas regresan a la granja y Olga llama a Enrique.

— Dígame señora.

— Mi esposo se va a encargar de mi trabajo por una semana. Quiero que le enseñes cómo se hacen las cosas, pero no lo ayudes en nada. Deja que el se encargue de limpiar las caballerizas, de ordeñar las vacas, ponlo a preparar abono. Y que haga tu trabajo también.

— ¿De verdad quiere que haga eso?

— Claro. Quiero que termine con olor a vacas. ¿Entiendes?

— Si señora. Cómo usted diga.

"Mañana tu vida va cambiar querido esposo." Ella se ríe de su maldad.

... Mientras tanto, Erick le pide a Bruno que le envié con alguien varios trajes sastre para mujer. Bruno no hace preguntas, responde que lo hará a la brevedad.

— Mi esposa se va encargar de todo por una semana. Quiero que le enseñes cómo se hacen las cosas, y también le aumentes el trabajo, hazla sufrir.

— Pero señor...

— Sin peros. No quiero enterarme de que haces el trabajo por ella. Al final del día envíame todo para revisar que esté bien.

— Si señor. — Esa noche ambos tienen pensamientos divertidos sobre el otro. Olga no puede dejar de imaginar la cara de sufrimiento al ver en su marido, lo sucio que va regresar del trabajo y que ese mismo día se rendirá y pedirá que todo vuelva a la normalidad.

Mientras Erick se imagina a Olga, sufriendo por qué no va entender el manejo de las cosas, no sabrá controlar a sus socios, y odiara pasar todo el día sentada. Además de llevar puesto un traje apretado e incómodo.

... Al día siguiente, el cambio de roles empieza, Olga despierta a Erick a las cuatro de la mañana, esté se enoja, pero recuerda el trato que hicieron. Se mete a bañar y al salir se pone su traje.

— Ja ja ja. — Olga no para de reír.

— ¿Qué es gracioso?

— ¿Seguro que quieres ir así al trabajo?

— No tengo otra cosa.

— Te equivocas. — Ella le avienta un pantalón de mezclilla, una camisa manga larga y unas botas. — Te compré ropa para toda la semana. Hoy te hice el favor de elegirte ésto. — Erick se quita el traje y se pone lo que ella le dió.

— Deja de verme pervertida. — Olga se da la vuelta. Esté se ríe. — Es broma. Puedes verme.

— No me interesa. — Erick pone una mirada molesta. — ¿Terminaste?

— Si. — Olga se da la vuelta y lo observa de pies a cabeza, no puede negar que se ve muy guapo, a pesar de estar vestido con ropa sencilla. — ¿Qué tanto me ves?

— ¿Y por qué no puedo verte?

— ¿Te gusto tanto?

— Eres guapo, pero no eres mi tipo.

— ¿Estás segura? — El se acerca peligrosamente..

— Si. Y no quieras perder el tiempo. — Ella lo empuja y camina a la puerta..

— Espera. — Erick le toma el brazo.

— ¿Ahora que?

— Tu trabajo empieza a las 8, puedes dormir un poco más. Y antes de irte, vístete apropiadamente.

— No tengo trajes elegantes. Y no creó que tú te tomaste la molestia de... — Erick pone su dedo sobre sus labios. La lleva al closet y un montón de bolsas aparecen frente a ella.

— Hay siete trajes sastre.

— ¿En qué momento hiciste esto?

— En el mismo que tú me conseguiste ropa de peon. — Olga frunce el seño. No pensó que el quisiera jugar sucio también. — Tu trabajo empieza a las 8, recuérdalo.

— El tuyo empieza ahora, ya te puedes ir.

— Nos vemos mi amor. — Erick intenta besarla.

— No seas payaso. — Ella lo empuja y se mete a dormir.