Yo Erika, he reencarnado en Alina la desafortunada chica destinada a morir de la manera mas miserable e humillante. Pero no, yo no pienso morir así, porque yo, acabaré con los que la hicieron sufrir y les mostraré que nadie, debe meterse conmigo o acabarán en el infierno.
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capítulo 7- noche de pasión
En la alcoba, desde la puerta hasta la cama, ambos fueron perdiendo las ropas, así que al subirse al colchón, ambos estaban piel con piel, mientras se besan de manera pasional, jugando con sus lenguas, las manos de Lucían recorren los costados de Alina, delineando sus perfectas curvas, podía sentir como los suaves senos de la rubia, presionan sobre su pecho, sin duda, la chica, tiene lo suyo; no tenía la intención de ser un amante tierno, así que al romper el beso, empuja a la chica sobre la cama, quien se hace hacía atrás apoyada de sus codos, desde esa posición, Alina podía ver el cuerpo del chico, lo que hizo relamerse los labios, era bueno saber que estrenaría ese cuerpo, con tan buen ejemplar de hombre, Lucían la hace separar las piernas para acomodarse entre ellas mientras se inclina para besar y apretar sus senos, causando que la rubia deje salir un jadeo de sus labios, pero por supuesto no piensa dejar que él se lleve todo, aprovechando la posición pasa sus manos por los hombros y espalda del chico.
Besa y lame cada seno, para después ir bajando, pasando su lengua por todo el camino, hasta sostener la pierna de la rubia y hacer que la coloque sobre su hombro, para así tener fácil acceso a esa zona íntima, donde no dudo en pasar suavemente la lengua, causando más gemidos de los labios de Alina.
- m-mi señor...
Por supuesto, no puede llamarlo majestad, pues ha fingido no saber quien es. Lucían al escucharla, sonríe y continúa con lo suyo, prefiere tener su lengua ocupada en otra cosa por ahora, Alina se mueve un poco, pues su cuerpo se esta sintiendo realmente bien, cada vez que el chico mueve la lengua, una descarga de placer ronda su cuerpo, al punto de sentir que alcanzará el climax solo con eso, pero, Lucian se detiene pasando su lengua de regreso, subiendo por la cadera hasta su pecho.
- eres tan exquisita...
- sus palabras son tan encantadoras.
Alina lleva la mano entre sus cuerpos alcanzando la excitación de Lucían quien suelta un gruñido al sentir la calida mano rodearlo, Alina mueve su mano de arriba hacía abajo, podía sentir que el joven emperador era un hombre bien dotado, no dudo en usar manos frotando esa palpitante erección, escuchando leves gruñidos de los labios del emperador.
- ¿te gusta lo que tocas?
Supone que el chico pregunta eso, tratando de ponerla nerviosa, pero ella sonríe para después relamerse los labios.
- me encanta...pero lo preferiría en otro sitio y no en mis manos.
- que impaciente, pero cumpliré tu petición.
Alina aparto su mano, pero no tarda en sentir, como Lucían empujaba su erección dentro de ella, abriéndose camino lentamente, aunque era algo doloroso, el placer era aun mayor, lo sentía quemar sus paredes internas y ese palpitar aumentaba su excitación; apenas entro por completo, comenzó un vaivén lento, para ir aumentando el ritmo mientras sostiene la cadera de la chica para una mejor penetración.
Los gemidos de ambos inundaban la habitación así como el sonido de sus caderas chocando en cada embestida, para Lucían era verdaderamente excitante tener a esa bella mujer bajo suyo, retorciéndose de placer, soltó su cadera para atrapar entre sus manos ambos senos, aplastando con suavidad cada uno de ellos, Alina apoya sus pies sobra la cama para empujar su cadera al ritmo que marca el chico, hasta alcanzar juntos el clímax del acto, pero, para Lucían una vez no fue suficiente, pues procuro hacerla suya hasta no poder más. En plena madrugada, el chico la observa dormir sobre su brazo; pasa su mano sobre la mejilla de la joven rubia, para apartar el cabello que tiene en la cara, Lucían se siente completamente cautivado por tan bella mujer.
A la mañana siguiente, escucha como alguien toca la puerta, Lucían abrió los ojos solo para darse cuenta que Alina ya no estaba a su lado, Ivan, entro trayendo consigo una bandeja con el desayuno del joven emperador, así como un cambio de ropa; Lucían se puso de pié y fue a tomar asiento en la pequeña mesa que había en medio de la habitación.
- Ivan, parece que fui dejado...
- la señorita se fue al amanecer, dijo que tenía trabajo que hacer y pidió que me dieran el desayuno para usted.
- así que, he sido la aventura de una noche, de una joven dama.
Ivan se acerca a la cama para acomodar las sábanas de la cama.
- majestad, se supone que esa mujer es una joven viuda ¿verdad?
- si, ella dijo que se caso hace un año, pero su esposo se suicidó por un problema personal.
- entonces ¿por qué una mujer casada, era virgen?
- ¿que?
Ivan había apartado la sábana con la cual el joven emperador se cubría, dejando ver la sábana blanca, con una mancha roja sobre ella, algo bastante normal cuando una joven pierde su virginidad, pero hasta esta mañana, Lucían creyó, que él no era el primer hombre de Alina.
- podría ser una trampa, quizás quiere que usted se haga responsable.
- ella no sabe quien soy, pero necesito verla, no dejaré que me tome el pelo. Ivan, no digas nada de esto, pide nos preparen el carruaje, debemos volver a la mansión del príncipe.
- se majestad. Con su permiso.
Ivan se retira mientras que Lucían termina de ponerse la ropa que su secretario había traído para el, pero, no planea dejar todo sin explicaciones, pues se suponía que la mujer con quien paso la noche, era una joven viuda ¿le ha mentido? Es algo que debe averiguar.
pipipi yo quiero uno que me quiera así pipipi