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Quédatelo, Hermana… Llévate a Mi Esposo

Quédatelo, Hermana… Llévate a Mi Esposo

Status: Terminada
Genre:Romance / Doctor / Maltrato Emocional / Traiciones y engaños / Amante arrepentido / Completas
Popularitas:219
Nilai: 5
nombre de autor: Puji170

Riana pensaba que su hermana, Liliana, jamás se fijaría en su esposo, Septian. Sin embargo, una sospecha tras otra la llevaron a descubrir la verdad: su hermana sí amaba a Septian.
No queriendo pelear por un amor que no le pertenecía —y sabiendo que Septian, desde hace tiempo, guardaba sentimientos por Liliana hasta el punto de casarse con ella— Riana decidió soltar los cinco años de matrimonio y partir como voluntaria a Sorong.
“¿Por qué debo pelear por un amor que nunca será mío? Al fin y al cabo, no soy un ave enjaulada; tengo derecho a ser feliz.” —Riana
¿Qué ocurrirá después?
¿Encontrará Riana el amor verdadero sobre las heridas del matrimonio que desea enterrar?

NovelToon tiene autorización de Puji170 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 6

Alrededor de las once de la noche, Riana finalmente llegó a casa. Sus pasos se sentían pesados, pero su corazón lo sentía aún más, ¡después de todo, después de que las heridas siguieran acumulándose, esta era la casa a la que podía regresar, irónico de hecho!

Esperaba que su esposo ya estuviera en casa, tal vez durmiendo en el estudio como de costumbre. O... ¿tal vez en la habitación de su hermana otra vez? Ese pensamiento hizo que su pecho se apretara. Sin embargo, esa suposición aún era demasiado ligera comparada con la realidad que encontró.

"¿Por qué está tan silencioso? ¿Dónde está todo el mundo?", murmuró en voz baja mientras abría la puerta principal y encendía la luz.

Tan pronto como la luz brillante llenó la habitación, Riana miró a su alrededor. Solo el viento nocturno entraba por las rendijas de la ventana, haciendo que la atmósfera fuera aún más vacía. Su mirada se posó en la mesa, donde un trozo de papel yacía con tinta negra llamativa.

Riana, la enfermedad de mamá empeoró repentinamente. Tu hermana y yo ya fuimos para allá. Si ya llegaste, síguenos de inmediato.

Riana se quedó en silencio, sus labios se curvaron torcidos. ¿La enfermedad de mamá empeoró? De repente, sin previo aviso, ¿y solo dejando un trozo de papel como este? ¿Acaso no hay teléfonos celulares? ¿No sería más lógico que Septian la llamara directamente?

Respiró hondo y luego se dejó caer en el sofá. Su mirada estaba vacía mirando al techo. El cansancio mezclado con el enfado llenaba su pecho. Cansada de la actitud de su esposo que siempre la hacía sentirse rezagada, como si nunca la consideraran importante.

"Basta, Riana... no eres una sirvienta. Eres su esposa", murmuró en voz baja, casi como si se reprendiera a sí misma. "Una esposa, por supuesto, si visita a sus suegros debe estar con su esposo. Si vienes sola, solo habrá burlas de ellos".

Riana cerró los ojos con fuerza, eligiendo ignorar la amargura en su corazón. Al día siguiente, tenía que cumplir su promesa con el Dr. Alif de someterse al proceso de selección de voluntarios. No debía caer antes de poder levantarse.

Riana cerró los ojos, tratando de obligarse a dormir. Sin embargo, en lugar de calmarse, sus pensamientos se volvieron salvajes. En su sueño, la sombra que la había estado atormentando durante mucho tiempo volvió a aparecer.

Estaba en la casa de sus suegros. Su cuerpo estaba ocupado yendo y viniendo con bandejas, lavando platos y arreglando habitaciones. Todos se sentaban relajados, como si su existencia fuera solo para servir, aunque había una sirvienta. Cada vez que se detenía por un momento, aparecía ese comentario sarcástico, perforando sus oídos.

"Riana, ¿cuándo nos darás un nieto?"

"Los hijos de otras personas ya están embarazadas, ¿y tú todavía no?"

"¿Eres esposa o solo estás aquí de nombre?"

Pregunta tras pregunta la golpeaba, sin darle espacio para respirar. Las miradas penetrantes y las risas burlonas aumentaban el dolor que la traspasaba.

Riana solo se quedó rígida en su sueño, sus manos temblaban sosteniendo un plato que casi se le caía. Su corazón gritaba queriendo luchar, pero su voz estaba bloqueada, lo único que se escuchaba eran risas cínicas y burlas que se hacían cada vez más fuertes, resonando como un eco en la habitación vacía.

"Basta..." susurró en voz baja mientras dormía. Su cuerpo se movía inquieto en el sofá, el sudor frío humedecía sus sienes.

Con dificultad, Riana finalmente se despertó. El sol de la mañana ya había atravesado las cortinas de la ventana, deslumbrando sus ojos hinchados. Se frotó la cara lentamente, aún podía sentir los restos de lágrimas en sus mejillas. Luego sus ojos escanearon alrededor y la situación seguía siendo la misma, no había nadie.

"Eras realmente tonta, Riana. Para obtener el reconocimiento de tus suegros y ser una esposa devota, te rebajaste tanto", se dijo en voz baja a sí misma, como reprendiendo a la sombra del pasado.

Se sentó apoyada, respirando hondo. Esa mañana, todavía sentía cansancio, pero había algo diferente en su corazón, una pequeña determinación que comenzaba a crecer.

"Ahora basta. Tengo que vivir para mí misma", murmuró mientras miraba la luz del sol que entraba en la sala de estar. Esta vez no quería seguir atrapada en el arrepentimiento.

Riana se levantó del sofá, se limpió y luego se preparó con ropa sencilla. Su corazón aún se sentía pesado, pero sus pasos eran firmes para construir un futuro.

***

En el hospital, Riana entró a la sala de reuniones de voluntarios con pasos vacilantes. La habitación estaba bastante concurrida, llena del sonido de papeles, risas suaves y el sonido de pasos de personas ocupadas buscando un asiento. No es de extrañar, ya que después de ser voluntario sería contratado directamente como empleado permanente en este hospital internacional, por lo que muchos estaban compitiendo.

Ella bajó la cabeza, tratando de encontrar un asiento vacío en la parte de atrás. Sin embargo, antes de que pudiera sentarse, la voz aguda de una mujer la saludó.

"¿Tú eres Riana? ¿Cinco años de inactividad, y ahora quieres ser voluntaria?" Su tono de voz sonaba agrio.

Riana se giró, encontrando a una mujer de pelo corto con una mirada que la evaluaba de pies a cabeza. "Sí... lo siento, ¿hay algún problema?", respondió brevemente, tratando de ser amigable.

"No, no hay problema, solo que es raro... ¿sabes? Alguien que ha estado desaparecido durante mucho tiempo, de repente aparece de nuevo. Por lo general, solo están aquí para agregar su nombre, y se rinden en poco tiempo", dijo la mujer de nuevo, su voz deliberadamente fuerte para que otros la oyeran.

Algunas personas la miraron a Riana. Su rostro se puso caliente, pero Riana eligió permanecer en silencio, considerando a la persona como si fuera viento. Riana recordaba que esa mujer era su rival durante las prácticas, por lo que escuchar cada palabra que le causaba dolor era algo común.

"Si realmente no puedes soportarlo, es mejor no participar desde el principio. Es una pena que los que realmente quieren hacerlo sean desplazados por alguien que está a medias".

Sin embargo, las siguientes palabras abofetearon a Riana. Agarró con fuerza el bolso en su regazo, conteniendo las emociones que casi se desbordaban. "No vine aquí a jugar", su voz era baja, pero temblaba.

La mujer resopló. "Espero que sea cierto. Porque hay muchos que fingen ser héroes, pero al final molestan al equipo".

Riana bajó la cabeza, tratando de regular su respiración. Su corazón dolía, ¿por qué cuando quería levantarse siempre había insultos, siendo menospreciada, como si su existencia fuera solo una carga?

Justo cuando el silencio se convirtió en tensión, la voz autoritaria de un hombre se escuchó desde el frente.

"Basta".

Todas las cabezas se giraron al mismo tiempo.

Riana también levantó la vista, y allí vio la figura que no había visto en mucho tiempo, solo a veces hablaba por teléfono para preguntar sobre algunas situaciones.

Dr. Alif.

El hombre de bata blanca miró fijamente a la multitud, luego se suavizó un poco cuando sus ojos se encontraron con los de Riana.

"No me gusta que haya juicios antes de que comience el proceso. Estamos aquí para aprender juntos, no para juzgar". Su voz era tranquila, pero autoritaria.

La mujer de pelo corto se quedó en silencio, su rostro se puso rojo por la reprimenda.

Mientras que Riana... sintió que algo vibraba en su pecho. La mirada del Dr. Alif era demasiado familiar, demasiado cálida, como la mirada que la había hecho sentir valorada en el pasado.

Una hora más tarde, la sesión de presentación y simulación finalmente terminó. Los futuros voluntarios comenzaron a salir de la habitación, algunos ocupados conversando entre sí, otros yendo a la cafetería, porque después de esto habría otro proceso hasta el anuncio de quiénes serían aprobados.

Riana permaneció sentada en su silla, arreglando los papeles mientras se calmaba. Las palabras de la voluntaria aún resonaban en su cabeza, dejando un sabor amargo.

"Riana".

Esa voz la hizo mirar hacia arriba. Justo frente a ella, el Dr. Alif estaba parado con una leve sonrisa. Una sonrisa que solía hacerla sentir en la universidad que no estaba hablando con un profesor, sino con un amigo que realmente se preocupaba.

"Sigues siendo la misma de antes. Si alguien dice algo desagradable, prefieres quedarte callada", dijo en voz baja.

Riana se quedó atónita. "¿Doctor... todavía se acuerda?"

Alif asintió, su mirada era tranquila. "¿Cómo podría olvidarlo? Una estudiante que siempre era terca, pero que a menudo parecía cansada. Lo recuerdo bien".

Esas palabras hicieron que el pecho de Riana se sintiera cálido y apretado al mismo tiempo. No sabía por qué, pero sintió ganas de llorar. Hacía mucho tiempo que nadie se preocupaba realmente por su estado. Bajó la cabeza, tratando de ocultar el temblor en sus ojos. "Eso fue hace mucho tiempo, doctor. Incluso... casi olvidé quién era antes".

Alif la miró fijamente, luego se sentó en la silla vacía a su lado. "Si lo olvidaste, déjame recordártelo. No eres una persona que se rinde fácilmente, Riana. Mereces estar de pie, no solo ser una sombra detrás de otros".

Riana se congeló. Esas palabras tocaron con precisión la herida que había guardado en secreto.

Mientras tanto, Alif sonrió suavemente, aunque su mirada guardaba algo que nunca había dicho. "Bienvenida de nuevo a un lugar que deberías haber elegido desde el principio".

"Es demasiado pronto para dar la bienvenida, doctor. No estoy segura de pasar la selección", respondió Riana.

Alif sonrió, "Riana, no seas tan humilde. Solo la presión arterial baja debe dar dolor de cabeza, ¿de acuerdo?"

Finalmente, Riana pudo sonreír con la broma barata del doctor Alif, "El doctor Alif siempre tiene algo".

Ambos hablaron cálidamente aunque había una distancia que se mantenía constantemente, recordando el estado de Riana que ahora era una esposa, pero el doctor Alif no quería dejar ir a Riana tan fácilmente, "Hemos estado sin vernos mucho tiempo, ¿cómo te parece si te invito a un café al otro lado del hospital?"

"No es necesario, doctor, el proceso de selección comenzará pronto".

"Solo un momento, veo que tus ojos también están somnolientos. Necesitas un poco de cafeína".

Sintiendo que lo que dijo Alif era cierto. Riana aceptó la invitación. Desafortunadamente, después de que ambos salieron de la habitación, una voz llena de presión llamó.

"¡Riana!"

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