Salem escapó de la oscuridad para refugiarse con una bruja Pero la oscuridad la mato . Durante años esperó en silencio a la niña de ojos ámbar que la bruja le había mencionado.
Y un día, Clarisse llegó.
El destino, sin embargo, pronto la apartó: fue enviada a la Academia de Brujas, un lugar antiguo donde las jóvenes aprendían a dominar sus dones. Cinco años después, vuelve convertida en una hechicera que apenas comienza a descubrir la magnitud de su poder.
No estará sola. Un cuervo sarcástico, tan fiel como insoportable; un tigre y un puma que ella misma rescató y que ahora la reconocen como su reina ; y Salem, el misterioso gato que nunca la abandonó, serán sus guardianes en la batalla contra las sombrasen la oscuridad.
Entre secretos familiares, pactos rotos y un linaje perdido. Clarisse deberá descubrir hasta dónde llega su poder… y qué precio está dispuesta a pagar por él.
¿Estás listo para entrar en un mundo donde nada es lo que parece, y hasta la magia tiene un precio?
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primer encuentro
Ella tenía apenas diez años cuando subió al ático por primera vez, con una vela temblorosa en la mano.
Yo vivía ahí, oculto entre polvo, vigas y rencores. Nunca había estado ante su presencia; el solo verla hacía que mi corazón latiera con fuerza.Aunque veía como se llevaba con los animales aún tenía miedo a volver a acercarme a un humano y si ella me maltrataba ,no la creía capaz.pero aún no era lo suficiente valiente para hacer eso .
Recuerdo que se asustó tanto al verme que cayó de espaldas desde las escaleras ,gritando.
Sus padres corrieron a verla… no sin antes darle un sermón:
—¿Cómo puedes caerte así? Debes tener más cuidado.
Yo solo la observaba desde las sombras.
Y entonces nuestras miradas se cruzaron.
Por un segundo, sus ojos me vieron. Me vieron de verdad.
Y luego, para salvarse del regaño, soltó la mentira más ofensiva que se le pudo ocurrir:
—Vi… una cucaracha.
¿Una cucaracha?
¿¡Me acababa de comparar con una cucaracha!?
¡Yo! Descendiente de Hécate, el animal más limpio, ágil y sofisticado del planeta.
Qué indignación. Qué humillación.pense con enojo mientras la miraba con ganas de arañarle la cara.
Después de eso, dijo que limpiaría el ático para que “esos animales” no volvieran.
Su padre se ofreció a hacerlo, pero ella insistió.
Cuando todos se fueron, me miró hacia arriba…
Y yo, con toda la elegancia que me caracteriza, simplemente me di la vuelta para marcharme.
—Espera, por favor, no te vayas —susurró.
Me detuve.
¿Acaso acababa de hablarme?
¿Sabía que yo era un gato? ¿Y negro? ¿Y raro?
Nadie me mira. Ni siquiera las gatas.
Pero ella… tenía algo diferente.
Hace años que no me acercaba a los humanos; no sabía qué hacer con ella.
Así que subí a una viga y me quedé observándola, moviendo la cola de lado a lado, como si analizara sus intenciones,mientras ella subía por las escaleras.
—Me llamo Clarisse —dijo, con una sonrisa apagada—. Como ya viste, mis padres quieren que sea fuerte… lo que no entiendo es para qué, si aquí no hay nada peligroso.
Ajá, como no van a querer eso sí eres la próxima reina bruja, literalmente serías la princesa perdida pensé.
Moví mi cola de nuevo. Escuchaba, pero no iba a darle el gusto de responderle. No Era como si pudiera escucharme, ahora que recuerdo esa serpiente habla con esos dos humanos como lo hace. Me gustaría poder hablar que clarisse me entienda.
—Ya sé que no me entiendes —continuó—. Es solo… no sé cómo explicarlo. Ojo, no eres el primer gato con el que hablo.
¿Cómo que no soy el primero?
—Sí, sí, se escucha raro. Digo, converso. Parece que hablo sola. Por eso me dicen rara.Bueno literal puedo escuchar a los animales ,que raro que no te puedo escuchar , viendo las caras que haces seguro estás pensando algo
Yo solo sé que entre un humano y los animales… los prefiero a ustedes.
Ahora sí que me preocupé.
—Me gusta eso de ustedes —siguió—. Que nos miran sin juzgarnos. Aunque a veces… siento que me analizan por dentro.
—¡Exacto! —gritó de pronto, haciéndome saltar del susto.
—¡Miauuu! —protesté, ofendido.
¿Qué le pasa a esta niña? Primero me llama cucaracha y ahora me grita en pleno momento introspectivo.
—Mi mamá es bruja me confesó luego, como si fuera lo más normal del mundo—. Dice que cuando cumpla doce, tendré un familiar. Bueno no todas lo tienen … Ella ya tiene una serpiente. Me da escalofríos. Horrible, digamos que no me llevo bien con los reptiles
imagen de referencia (pinterest)
Pero quiero a Vexa.sabes que ella se puede hacer grande y también pequeña jjj
Mi padre es mago. Dice que tal vez soy maga, y por eso nunca tendré un familiar.
A veces creo que mi mamá no es Ella… pero nos parecemos mucho ,solo que aveces dudo un poco.
Su mirada se perdió en la nada. Dolor. Confusión. Un toque de esperanza.
—A los quince me mandarían al bosque. A una cabaña vieja de mi abuelo. Me da miedo ir sola.
¿Hablo mucho, verdad?pregunto mientras me miraba con esos ojitos ámbar que hacen que mi corazón se acelere ..¿será normal esto? Medite mientras le contestaba un …
—Miauuu —maullé, como quien dice “sí, ya cállate un poco, por favor”.
La vela apenas la dejaba verme bien. Tal vez por eso no salió corriendo como todos los demás humanos.
O tal vez… no era como los demás.
Y así empezó todo.
Ese fue el detonante de nuestro encuentro.
El inicio de un gato que juró jamás apegarse a nadie…
Hasta que la escuchó decir:
—¿Tienes nombre? Si no, puedo ponerte uno.
— Clarisse baja a cenar .
—Ya voy mami .
Su madre la llamó antes de que pudiera terminar de ponerme un nombre.
—Nos vemos gatito .dijo mientras yo me perdía en mis pensamientos.
Aunque, pensándolo bien, no recuerdo haber tenido uno. Y si alguna vez lo tuve, lo olvidé.
Comencé a observarla con más frecuencia. No porque me importara —eso me repetía con terquedad, intentando convencerme de algo que ni yo mismo comprendía—, sino porque había algo en ella que despertaba mi curiosidad. Era como si cada gesto suyo escondiera un secreto, como quien carga magia sin saberlo.
Volvió al ático al tercer día. Después de aquello, lo hizo muchas veces más, como si aquel lugar, olvidado y polvoriento, le perteneciera de algún modo. Cuando parecía que por fin se había olvidado de darme un nombre, algo sucedió.
Ya habían pasado dos semanas desde nuestro primer encuentro. Recuerdo aquel día con claridad: subió las escaleras con esa sonrisa suya, intentando no hacer ruido, mientras sus ojos me buscaban entre las sombras. En su mano traía un pequeño tarrito que desprendía un aroma cálido y tentador.Ma había traído comida humana que hace años no probaba .
—Como siempre, te traje comida —dijo, dejándolo en una esquina. Luego comenzó a deslizarse por la habitación con la naturalidad de quien está en casa, ordenando y limpiando poco a poco todo lo que encontraba.—Veamos qué hay por aquí… —murmuró, levantando con cuidado una sábana vieja cubierta de polvo.