Soy Salma Hassan, una sayyida (Dama) que vive en sarabia saudita. Mi vida está marcada por las expectativas. Las tradiciones de mi familia y su cultura. Soy obligada a casarme con un hombre veinte años mayor que yo.
No tuve elección, pero elegí no ser suya.
Dejando a mi único amor ilícito por qué según mi familia el no tiene nada que ofrecerme ni siquiera un buen apellido.
Mi vida está trasada a mí matrimonio no deseado. Contra mi amor exiliado.
Años después, el destino y Ala, vuelve a juntarnos. Obligándonos a pasar miles de pruebas para mostrarnos que no podemos estar juntos...
NovelToon tiene autorización de KeliindA RojanO C. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Dudas y Preguntas
Mientras Ozan presenta el proyecto y responde a las preguntas de los inversores, yo me encuentro atrapada en mis propios pensamientos y sentimientos.
Mi mirada se desvía hacia Emir, que parece completamente tranquilo y seguro de sí mismo. De vez en cuando, nuestras miradas se cruzan, pero él no muestra ningún signo de reconocimiento. Es como si no me conociera, como si nunca hubiéramos compartido un momento juntos.
Mi corazón late con fuerza en mi pecho mientras trato de procesar lo que está sucediendo. ¿Por qué está actuando así? ¿Por qué no me reconoce? La última vez que nos vimos, me prometió que volvería, que nunca me dejaría. Pero nunca lo hizo. Nunca llamó, nunca escribió. Simplemente desapareció.
Me siento como si estuviera reviviendo todo el dolor y la tristeza de aquel momento. Quiero gritar, quiero llorar, quiero correr hacia él y abrazarlo. Pero no puedo. Tengo que mantener la compostura.
Mientras Ozan sigue hablando, mi mente se llena de preguntas. ¿Qué quiere Emir? ¿Por qué está aquí? ¿Qué busca? La incertidumbre me está matando. Quiero saber qué está pasando por su cabeza, qué siente al verme después de tanto tiempo.
Me senté en mi silla, tratando de mantener la compostura y no dejar que mis emociones se reflejaran en mi rostro. Emir se sentó frente a mí, sin dejar de mirarme con una intensidad que me hacía sentir incómoda.
Ozan se acercó a mi oído y susurró: —¿Estás bien?— Le respondí con un movimiento afirmativo de cabeza y un susurro: —Sí, estoy bien— Pero no estaba bien. Mi corazón latía con fuerza, y mi mente estaba llena de preguntas y recuerdos.
Traté de apartar la mirada de Emir, pero era como si estuviera hipnotizado por su presencia. Me obligué a enfocarme en la reunión, en los documentos y en las palabras que se estaban diciendo. Pero mi atención seguía volviendo a él, a su rostro, a sus ojos.
Me sentí como si estuviera en un sueño, como si nada fuera real. La reunión comenzó, y yo traté de participar, pero mi voz sonaba extraña, y mis palabras parecían vacías. Emir me miraba fijamente, y yo sabía que él también estaba recordando. Pero ¿qué estaba pensando? ¿Qué sentía al verme de nuevo después de tanto tiempo?
La junta parece interminable. Quiero que termine de una vez, quiero salir de aquí y procesar todo lo que está sucediendo. Pero al mismo tiempo, no quiero que termine. Quiero seguir mirándolo, quiero seguir sintiendo su presencia cerca de mí. Es un sentimiento contradictorio, doloroso y confuso.
Después de cinco años, Emir luce aún más atractivo que antes. Su presencia es imponente, y su traje hecho a medida resalta su físico atlético. La tela se ajusta a sus hombros anchos y su torso definido, dándole un aspecto poderoso y seguro de sí mismo.
Sus ojos grises parecen haber adquirido una profundidad y una intensidad que no recordaba. Son como dos estanques de agua tranquila, pero con una chispa de fuego en el fondo que parece arder con una pasión contenida. Su mirada es penetrante, y siento que puede ver a través de mí con solo una mirada.
Su barba está perfectamente recortada, y su porte es elegante y sofisticado. Se mueve con una confianza que es casi palpable, y su presencia llena la habitación de una energía que es difícil de ignorar.
Sus labios son firmes y sensuales, y recuerdo la sensación de ellos sobre los míos. Me siento un poco mareada al pensar en ello, y tengo que hacer un esfuerzo para mantener la compostura. Me pregunto si todavía besa tan bien como lo hacía antes.
Mientras lo miro, siento una mezcla de emociones contradictorias. Quiero acercarme a él, tocarlo, besarlo. Pero al mismo tiempo, quiero mantener la distancia, proteger mi corazón de cualquier dolor que pueda causarme. La incertidumbre es abrumadora, y no sé qué hacer o cómo reaccionar.
POV EMIR.
La miro, y mi corazón late con una intensidad que no esperaba. Salma luce diferente, más madura, más segura de sí misma. Su cabello oscuro y risado cae en cascada por su espalda, y sus ojos castaños brillan con una mezcla de curiosidad y cautela.
Me pregunto qué estará pensando. ¿Me reconocerá? ¿Se acordará de mí? La última vez que nos vimos, todo estaba a punto de cambiar. Yo estaba a punto de irme, y ella estaba a punto de quedarse. No sabía si volvería a verla.
Mientras la miro, siento una sensación de nostalgia y arrepentimiento. ¿Qué habría pasado si me hubiera quedado? ¿Qué habría pasado si hubiera luchado por nuestra relación? La incertidumbre es abrumadora, y no sé qué responder.
Pero ahora, estoy aquí, y ella está frente a mí. Puedo ver la confusión en sus ojos, la duda y la curiosidad. Quiero saber qué piensa, qué siente. Quiero saber si todavía me ama.
Me esfuerzo por mantener la compostura, por no mostrar mis verdaderos sentimientos. No quiero asustarla, no quiero que se sienta incómoda. Quiero que se sienta segura, que se sienta cómoda en mi presencia.
Mientras Ozan sigue hablando, yo sigo mirándola, tratando de leer sus pensamientos. ¿Qué estará pensando? ¿Qué estará sintiendo? La quiero conocer de nuevo, quiero saber qué ha cambiado en ella, qué sigue siendo igual. La quiero a ella, completa y absolutamente.
La miro, y mi mente se llena de aún más preguntas y dudas. ¿Qué ha estado haciendo todo este tiempo? ¿Se ha vuelto a enamorar? ¿Ha encontrado la felicidad sin mí?
Recuerdo la promesa que le hice, la promesa de volver. Pero no pude cumplirla. Me fui a buscar mi fortuna, a hacer algo de mí mismo. Quería ser alguien que pudiera ofrecerle una vida mejor, una vida que ella merecía.
Pero la vida tiene sus propias formas de torcernos el brazo. Me encontré con obstáculos y desafíos que no esperaba. Me perdí en el camino, y antes de que me diera cuenta, habían pasado años.
No volví porque no sabía cómo. No sabía cómo enfrentarla después de tanto tiempo, después de haber roto mi promesa. No sabía cómo explicarle que me había equivocado, que me había dejado llevar por mis propias ambiciones y dudas.
Quiero saber si ha encontrado la felicidad, si ha encontrado a alguien que la ame y la cuide como se merece. Quiero saber si hay alguien más en su vida, alguien que haya ocupado el lugar que una vez fue mío.
La idea de que pueda haber alguien más me duele, pero quiero saber la verdad. Quiero saber si todavía hay una oportunidad para nosotros, si todavía hay un lugar para mí en su corazón. La miro, y espero a que ella me diga algo, cualquier cosa que me dé una pista sobre lo que ha estado haciendo todo este tiempo...