Amor Sobre Ruedas

Después de que el dejo a Valeria en la habitación salió en busca de su hermano, quien como ya sabía se encontraba fumando al lado de la piscina.

- Maik no soy de meterme en tus malditas locuras, pero esto ya se salió de control.

- ¿A qué te refieres?.

- La mandas a seguir, apuestas a su favor y ahora eres un gran samaritano.

- La necesito, Frank ya es viejo y hemos tenido problemas con él, el auto presenta fallas muy seguidas y no solo el mío, el de todo el equipo. Si seguimos así, puede que en la mitad de la carrera alguno de nosotros estallemos.

- Y que te hace pensar que esa mujer es una buena opción.

- He hablado con muchas personas y el nombre de Valeria siempre salió en la conversación, ha llevado a su hermano a los segundos lugares, te ha superado hasta a ti.

Lorenzo sabía que su hermano tenía razón, las carreras en las que Alan competía él siempre llegaba de segundo lugar o hasta tercer lugar, con un equipo tan pequeño no se puede lograr mucho, solo si tienes un buen mecánico y puede proveer muchas cosas en la pista.

Alan era el único que se adelantaba cuando comenzaba a llover, cambiaba sus neumáticos sin ningún sentido y a los segundos empezaba a llover.

- Cuánto tiempo va a pasar para que empiece a trabajar, o le vas a pagarle por estar acostada.

- Lorenzo ten un poco de empatía acaba de tener un accidente.

- Y tú le tienes empatía, sabiendo que cuando se cure la vas a utilizar.

- No, definitivamente no tengo corazón.

- En fin, te dejo espero que mañana si vayas, se acerca la. Contra reloj.

Hermanos pelean Pero se quieren de alguna manera estos dos hombres se llevan muy bien.

Una relación de competitividad que desde pequeños su padre alentó, más a uno que al otro, pero eso no impidió que se llevarán bien. Y aun cuando grandes lo sigue haciendo.

Agotado por todo lo que le había tocado hacer en el día, Maik se fue a su habitación no quería tener más sorpresas de las debidas.

Una ducha de agua fría lo ayudaba a relajarse, su hermano tenía razón, había perdido mucho tiempo detrás de Valeria, ya la tenía solo faltaba que se recuperará y que comenzará a trabajar.

Las semanas siguientes él no se la pasaba en la casa y Valeria tenía un sin fin de personas que le ayudaban, hasta la llevaron al médico para que le retiraran el yeso, su cuerpo tenía que empezar una nueva rutina de ejercicios para ser la mujer que era antes.

Su hermano estaba contento, tan y como lo había dicho Maik, su equipo lo acogió, ella no le rompería el corazón a ese ser tan especial. Así que en las noches estudiaba, observaba y analizaba todo sobre los autos de fórmula 1 en especial los Ferrari.

No eran nada sencillos, pero conocía bien su funcionamiento, había notado que el motor no tenía la suficiente fuerza que ese era el principal motivo del porqué había bajado de rendimiento.

Los archivos se los había pedido a Maik, bueno no directamente, con él no se había vuelto a ver desde que la llevo.

- ¿No vas a entrenar?

- Sí, espérame termino acá y vamos.

- Tu fisioterapeuta está impaciente te lleva esperando como media hora.

- Lo. Siento, esto es agotador.

- No...

- Por favor ya hablamos de esto, y si quieres seguir en ese equipo tengo que dar lo mejor de mí.

Un suspiro de cansancio salió de Alan, él sabía que su hermana daría todo por él, ella era más terca que una mula.

- Vamos.

Valeria le sonrió al saber que él entendía que no iba a cambiar nada, y que su recuperación lo era el todo o nada. Día tras día era la misma rutina, se levanta iba al gimnasio practicaba los ejercicios que le dejaba si terapeuta, al terminar se bañaba, preparaba ella misma su comida, en la tarde se sentaba a estudiar el auto y ya en la noche llegaba su fisioterapeuta.

Trabajaban hasta bien entrada la noche, le habían dicho que no se esforzará que todo era un proceso Pero ella no necesitaba escuchar palabras vacías de gente que no entendía nada.

Valeria tenía mucho que perder si no llegaba a recuperarse en el tiempo que había acordado Maik.

- Hoy estás de mejor ánimo.

- Sí, deme acaba el tiempo, tengo que empezar a trabajar dentro de una semana.

- Tu pierna y brazo van muy bien, así que es posible que si puedas trabajar dentro de una semana.

- Es lo que más deseo.

- A entrenar que tenemos mucho que hacer.

Miguel, una excelente persona que llenaba mi soledad en aquella jaula de oro, los empleados le dejaron de importar, cuánto ella pudo empezar a caminar y a moverse, no solicitaba la ayuda de nadie.

Porque pedirla ahora, si nunca la necesito, era autosuficiente capaz de sí misma y eso lo demostraba muy bien.

Sus rutinas en la noche con Miguel las observaba Maik en silencio, le llamaba mucho la atención la determinación que ella tenía.

No podía negar que su cuerpo era hermoso, grandes caderas, sus senos no se quedaban atrás, una cintura pequeña, cabello castaño, ojos que al mirarlo a él se ponían completamente negros de la rabia.

Ella no era para nada su estilo, las rubias iban más con él, mujeres que fueran modelos o algo parecido, la altura era importante, ella era muy bajita para su gusto.

De solo verla le dieron ganas de vomitar, quien en su sano juicio se fijaría en una mujer pobre, que aparte de todo trabaja en una profesión que solo es para hombres. No tenía nada de femenina y eso tampoco le gustaba.

- Dentro de una semana, vamos a tener mecánico nuevo.

- Está bien, aunque te he visto más concentrado estos días.

- No es nada en especial, tenemos una fiesta que dar por la nueva victoria.

Fiestas que siempre realizaban en aquella casa, hombres, mujeres trago y hasta droga había.

Ninguno de los hermanos tomaba ni se drogaba solo lo habían por tener la aprobación y el acompañamiento de sus "fans".